La lucha de clases en Irán

El ascenso gradual de la organización de las huelgas a lo largo de los últimos años
Asamblea del Consejo de Trabajadores en Shush en 2018
A finales de 2017, el ascenso de las luchas en oriente próximo se extendió hacia Irán a través de la frontera con Irak. Las huelgas estallaron por todo el país pero la falta de asambleas y coordinación apagaron el movimiento en poco más de un mes. Sin embargo, pocos meses después, las luchas rebrotaron con la lección aprendida. Los trabajadores de la enorme planta azucarera de Haft Tappeh en el sur del país llamaron ya a la creación de consejos y asambleas para coordinar las huelgas
Caballeros, sólo hemos venido a expresar nuestro desacuerdo, de una manera muy pacífica. Hemos estado viniendo aquí durante unos días, y cuando caminamos por la ciudad, todo el mundo estaba contento y simpatizaba con nosotros, y nadie resultó herido ni herido, y nada resultó dañado, y no pedimos nada más que nuestros derechos y la resolución de nuestras demandas. Entonces, ¿por qué han traído a la policía antidisturbios para que se enfrente a nosotros? No lo sé, pero les pido, por favor, como los días anteriores, que protesten sin violencia ni ira. Sé que todos estamos enfadados, pero no nos peleamos con ellos. Sólo estamos protestando por nuestras demandas. [...]
[Los asistentes corean:] «Pan, Trabajo, Libertad - ¡Organización en consejos!» Hermanos, quiero que repitan esta consigna en voz muy alta, para que esta fuerza policial antidisturbios especial que han traído aquí, cuyos salarios pagamos nosotros, y que ahora nos apuntan con sus armas, que no se han tomado en serio nuestra consigna, lo repitan en voz muy alta para que se den cuenta de ello: «Ni las amenazas ni la prisión son efectivas por más tiempo» ─[los manifestantes corean la consigna]...
Las huelgas retrocedieron de nuevo en 2019 pero volvieron a estallar en el verano de 2020. Estas reaparecieron en Haft Tappeh pero se extendieron principalmente por los campos petrolíferos y refinerías del país, con algún eco en otros sectores, llegando a más de 50 plantas y siendo la mayor oleada de huelgas en más de 30 años.
Sin embargo, las huelgas se limitaron principalmente a la participación y las demandas de los trabajadores subcontratados en la industria petrolera. Aunque los subcontratados forman el 70% de la plantilla, muchos trabajadores fijos no se unieron en 2020.
Después de un eclipse de las luchas durante ese otoño, el movimiento volvió a estallar en las refinerías en verano de 2021. Extendiéndose al doble de plantas y ahora implicando a más del 90% del personal, la huelga consiguió superar la represión estatal. Cuando los medios locales e internacionales preguntaron a los trabajadores del petróleo cómo habían conseguido organizarse a tal escala a través del territorio, ellos respondían que a través de asambleas abiertas y chats de mensajería cifrada.
Una huelga de masas que no solo saltó por encima de divisorias de región, empresa y categoría salarial, sino que centralizaron las luchas formando asambleas entre distintos centros de trabajo y abriendo las asambleas de centro al pueblo o ciudad donde estuviera. Se llegó a formar un organismo coordinador de la huelga y fue un hito organizativo comparado con las huelgas anteriores. Sin embargo volvió a quedarse aislada dentro de su sector.
La primera serie de huelgas de este año
Huelga de trabajadores petroquímicos en Abadán
Lo que estamos viendo es a los trabajadores en Irán levantándose de nuevo tras la represión de las huelgas y protestas masivas del año pasado.
Y por si las condiciones de los trabajadores en Irán del año pasado no fueran lo suficientemente malas, en julio de este año la inflación aumentó hasta el 54%, los precios de los alimentos se incrementaron en un 60% y el nuevo salario mínimo se fijó, al igual que el año pasado, por debajo del umbral de la pobreza.
Tal deterioro de las condiciones de trabajo y de vida no quedó sin respuesta.
Ya en mayo de este año los conductores de autobuses hicieron huelga exigiendo los salarios atrasados de dos meses y el aumento salarial que se les habían prometido. A partir de este mayo, también surgieron huelgas y protestas masivas en Abadán y Juzestán denunciando primero el aumento del coste de los alimentos y, más tarde, el derrumbe de un edificio en Abadán en el que murieron 41 personas y otras 31 resultaron heridas... y que no pasaron desapercibidas para el Ayatolá Jamenei, quien las acusó a las protestas de ser una herramienta de sus enemigos imperialistas. Un patrón que se repetirá durante los meses siguientes.
La situación social insostenible por una parte y la represión estatal -simbolizada por el asesinato de Amini- por el otro, detonaron una serie de huelgas en los mismos centros donde había habido organización de los trabajadores en los años previos.
El organismo de coordinación de las huelgas en las refinerías anunció una mezcla de consignas económicas y consignas contra la represión. Haft Tappeh también lanzó consignas parecidas, de un modo similar a lo ocurrido el 2020 en Bielorrusia, cuando la furia asesina de las fuerzas represivas causó la decantación temporal de los trabajadores hacia huelgas de protesta.
En octubre, los trabajadores de otros epicentros de la lucha, como la fundición de aluminio SALKO, llegaron a llamar a los trabajadores de todo Irán a la creación de consejos y comités:
La formación de consejos, comités, sindicatos independientes y cualquier otra forma de organización no tiene lugar mediante exigencias, sino mediante la acción práctica de los trabajadores. La creación de consejos y comités y todo tipo de organizaciones es un derecho y un deber. Hermanos, formad vuestros comités e intensificad la lucha contra la patronal y el gobierno. En estas circunstancias, hoy es el mejor momento para formar consejos. No dejemos pasar esta oportunidad. Una clase obrera organizada puede dejar su huella en el cambio.
El estado respondió contundentemente, primero negando la existencia misma de las huelgas a través de sus medios y luego deteniendo a centenares de huelguistas en las refinerías. Las huelgas fueron disminuyendo hacia el final de octubre y mediados de noviembre. Por esas fechas y muy simbólicamente, los trabajadores de la refinería de Assaluyah que no habían sido detenidos decidieron declararse en huelga de hambre.
Un giro en la situación
Trabajadores del acero de Teherán en huelga
A estas alturas el patrón estaba claro, se levantan los sectores más avanzados de la clase -generalmente en la gran industria- con consignas que el resto de sectores no sigue por falta de coordinación. Pero las cosas cambiaron durante las últimas semanas de noviembre.
Los camioneros asalariados de las empresas petroquímicas llamaron a los trabajadores a la huelga, y un reguero de otros sectores se apuntó con los trabajadores coreando «¡grita trabajador, grita por tus derechos!». Plantas automovilísticas, de electrodomésticos, acerías y hasta trabajadores hospitalarios empezaron a ponerse en huelga a lo largo y ancho del país desde principios de diciembre. Como relatan los análisis, algo ha cambiado:
Pero este cambio no se limita a la forma de organizar las huelgas de los trabajadores; en las últimas semanas también han aparecido nuevas formas de perturbación del trabajo y la producción, que pueden considerarse claramente como el resultado de la reciente agitación política.
- Convirtiendo las huelgas silenciosas en una marcha de cientos de personas en el interior de la empresa entonando consignas (ejemplos de la acería de Isfahan y de Cruise Parts y Bahman Motor y Bahman Diesel).
- Concentración con quema de neumáticos y redacción de consignas en la puerta de la empresa (empresa industrial Tarbat)
- Creando consignas dirigidas a toda la clase trabajadora y no sólo a su unidad limitada (ingreso en dólares, «¡grita trabajador, grita por tus derechos!»).
- Entonando consignas laborales antigubernamentales a pesar de los elevados costes y riesgos (conductores de Akbar Abad, Teherán)
No solo se extiende la huelga a nuevos sectores, sino que las consignas cambian hacia una mayor centralización, dirigiéndose al conjunto de la clase. Pero los cambios no se limitan a los sectores urbanos de la clase. Los mineros huelguistas en Baluchistán han conseguido bloquear la producción en las minas con el apoyo de la población local que ha superado a la capacidad de reacción de las fuerzas represivas.
Mientras tanto, el estado ha seguido negando la existencia de las huelgas y culpando a conspiraciones extranjeras. Todo esto mientras intentaba convencer a escondidas a los camioneros con combustible para que no fueran a la huelga.
Los camioneros llamaron a más huelgas para este 5 y 6 de diciembre, que desencadenaron nuevas olas de huelgas a principios de esa semana. Esta ola ha conseguido sumar a los sanitarios y a nuevos sectores como los trabajadores de servicios municipales de Isfahán y los obreros de la construcción:
La huelga nacional de tres días comenzó del 5 al 7 de diciembre en una situación en la que se estaban produciendo huelgas dispersas pero numerosas en los centros de producción y servicios de distintas regiones del país. Organizaciones independientes de trabajadores y asalariados, como el Consejo de Organización de los Trabajadores del Petróleo y el Consejo de Coordinación de los Sindicatos de Cultivadores de Irán, apoyaron la huelga nacional de tres días. Los médicos y el personal sanitario también anunciaron que se unirían a la huelga nacional.[...]
Hasta ahora, se han publicado noticias e informes sobre la huelga de los obreros de la fábrica de cemento Isfahan Sepahan, la huelga de los obreros de aluminio Al-Mahdi Bandar Abbas, la huelga del Complejo Petroquímico de Kurdistán en Sanandaj, la huelga de los contratistas y del personal para la construcción de casas residenciales para el personal del ejército en Kermanshah. Continuó la huelga de los trabajadores de la Compañía de Terminales y Tanques Petroquímicos del Puerto de Mahshahr, que comenzó el domingo 4 de diciembre. La huelga de camioneros, que comenzó el 5 de diciembre en algunas zonas, continuó el lunes. «Médicos de Etihad» también anunció que «la comunidad médica de Irán, incluyendo médicos, enfermeras, fisioterapeutas, radiólogos, parteras, paramédicos, logopedas, audiólogos, etc, se unirán a las huelgas en todo el país junto con el pueblo».
La huelga de los trabajadores del puerto petroquímico de Bandar Mahshahr comenzó el domingo 4 de diciembre y continuó el lunes.
El trabajo de estos empleados es la descarga y carga para la exportación e importación de productos manufacturados y piensos necesarios para los complejos petroquímicos, las fases de gas de Persia Meridional y otras petroquímicas, y su deseo es aplicar el plan de clasificación laboral, aumentar los salarios y eliminar la discriminación entre los trabajadores de proyectos y los oficiales. Han subrayado que seguirán luchando hasta conseguir lo que quieren.
Pero los trabajadores no son los únicos que llamaban a huelga.
La pequeña burguesía intenta dirigir a los trabajadores
Protestas estudiantiles en Irán. La bandera nacional por delante.
Los artículos y medios que se difundieron cuando comenzaron las huelgas de octubre, destacaron una y otra vez que estas huelgas eran huelgas de solidaridad con las protestas que se desencadenaron por el asesinato de Mahsa Amini en septiembre. Y aunque esto es en parte, sólo en parte, cierto, no cuenta toda la historia.
Al mismo tiempo que los trabajadores de Haft Tappeh, por ejemplo, denunciaban la represión del Estado, también presentaban reivindicaciones como el pago retroactivo de meses de salarios, primas de seguros y otras bonificaciones además de la destitución de todos los jefes de Haft-Tappeh. Afirmaron que «sólo el colectivo de trabajadores tiene la capacidad y los principios necesarios para dirigir la fábrica de forma responsable».
En cambio, las reivindicaciones que surgen de las protestas encabezadas por los estudiantes son, ante todo, la democratización de Irán y el derrocamiento del régimen islámico.
Los jóvenes de los barrios de Teherán, se presentan a si mismos como jóvenes patriotas no afiliados a ningún partido ni agrupación, y dicen que su objetivo es derrocar el sistema corrupto de la república islámica, que su religión es la humanidad, la democracia y el patriotismo, que forman parte de una revolución basada en los deseos del pueblo, y que son constitucionalistas cuyo plan para derrocar el régimen islámico es celebrar un referéndum y rendirse a la voluntad de la mayoría.
La declaración de la Asociación Islámica de Estudiantes de la Universidad de Sharif, en respuesta a la incursión de la policía antidisturbios en la universidad tras una protesta, exigía la liberación de los estudiantes detenidos al tiempo que hablaba de los valores por los que lucha.
Los estudiantes declararon que ellos mismos son el país y que son la voz de los estudiantes de las demás universidades en Irán, que la universidad es el lugar de estudio e investigación de los estudiantes, profesores y élites del país y que por eso hay que dejar los asuntos de la universidad a los académicos.
Los profesores que intervinieron en el mitin en la que se leyó la declaración dijeron que ellos y los estudiantes buscan fortalecer la sociedad civil y que el camino que elijan para la libertad de pensamiento y para la presencia de las élites en el gobierno debe ser un camino moral.
Los mismos temas recorren el resto de las declaraciones de los estudiantes sobre las protestas: Que la represión estatal de las protestas de los estudiantes socava la unidad nacional de Irán y hace a los ciudadanos indiferentes a la invasión extranjera, que los profesores tienen que aprender de los estudiantes ya que su presencia promueve los valores de la humanidad, y que los estudiantes deben recuperar la universidad.
Hasta aquí, lo de siempre: consignas coherentes con el rechazo que, desde 2017 la pequeña burguesía ha mostrado contra las huelgas y movimientos de los trabajadores. Pero ahora vemos un cambio en el discurso.
Por ejemplo, los grupos izquierdistas y estudiantiles instaban a los trabajadores a la huelga para la semana del 5 de diciembre de este año. Su llamamiento no tiene desperdicio:
En los últimos días se han publicado numerosos llamamientos a una nueva ronda de huelgas y protestas a nivel nacional. En esta convocatoria, a diferencia de las veces anteriores, se ha prestado más atención a los problemas de pobreza, alto coste y subsistencia del pueblo trabajador, y se ha intentado vincular la revolución con las reivindicaciones económicas y de subsistencia.
Estas huelgas y protestas se llevarán a cabo del 5 al 7 de diciembre, que coincide con el histórico día del estudiante en Irán. Los estudiantes son el fuerte pilar y el avance de la revolución iraní. Ellos dan dirección a las consignas y demandas. En estos setenta y ocho días, a pesar de la sangrienta represión sin precedentes en su historia, ni un solo día ha sido pacífico, y ahora acoge el que ha sido el día de lucha de los estudiantes iraníes durante casi setenta años. [...]
Un gran éxito para la revolución iraní, que demuestra que esta revolución cuenta con el apoyo de una gran parte del pueblo, incluso aquellos que no salen a la calle por ningún motivo y no participan en las protestas callejeras, apoyan la revolución participando en las huelgas y toman una parte importante en ella, hoy nadie duda de que las huelgas paralizarán la rueda económica del gobierno y pondrán en tierra su poder de represión.
Tienen más aliados: los tenderos que supuestamente se unen a la huelga al cerrar sus tiendas, los políticos llamados reformistas que proceden del entorno de Jatamí y Musaví, y, nada más ni nada menos que el clero suní...que apoya al Talibán al mismo tiempo que habla de la necesidad de un referéndum. Se trata de una alianza que no deja de tener sus contradicciones.
De todas formas, a pesar de las llamadas a la moderación de los reformistas... la petición de un referéndum y de una coalición de organizaciones políticas patrióticas para representar la nación y negociar con otras naciones libres del mundo, está tan presente entre los estudiantes como entre la élite opositora.
Y son exigencias que chocan directamente con los objetivos de los trabajadores y sus huelgas.
Porque rendirse a la voluntad del pueblo, y reivindicar la nación, tiene un significado muy concreto. La nación es la burguesía dirigiendo de forma efectiva el cuerpo social, el pueblo que ha de renovarla es la pequeña burguesía tomando el relevo. En la práctica, nación y pueblo son las máscaras del sometimiento de las necesidades de la clase trabajadora, que son las necesidades universales de la especie humana, a la voluntad de una burguesía y pequeña burguesía que, para preservarse multiplica la pobreza laboral, arriesga la salud y las vidas de los trabajadores al reabrir establecimientos durante una pandemia virulenta, degrada las condiciones de los trabajadores y reprime cualquier resistencia, e incluso alienta el terrorismo y aviva las llamas del más sangriento imperialismo.
Huelgas de Solidaridad... ¿Con la pequeña burguesía?
Cuando no las ha invisibilizado hasta negarlas, la prensa internacional ha reducido las huelgas que empezaron en octubre a huelgas de solidaridad con las protestas estudiantiles. Paradójicamente un relato convergente a cierto punto con el del gobierno, al que interesa reducir las pocas huelgas que admite como existentes a la mera lucha económica.
Pero basta echar una mirada a lo que dicen los propios trabajadores para ver que es todo lo contrario: la lucha por los trabajadores en Irán para satisfacer sus necesidades básicas es una lucha política.
- Ni las huelgas son una lucha exclusivamente económica de los trabajadores de un determinado sector, ni son meros gestos simbólicos o manifestaciones subordinadas a los objetivos de las protestas callejeras y universitarias, así como de la pequeña burguesía que dirige estas protestas.
- Lo que estamos viendo es una lucha política que enfrenta al estado y las clases burguesas con los trabajadores, que imponen sus necesidades, que son universales, por encima de las exigencias de un capitalismo que no puede sino seguir negándolas y que no tiene nada que ofrecer sino más miseria y destrucción, ya sea a través de empobrecer aún más a los trabajadores para reavivar el capital, de intentar arrastrarlos hacia la guerra o de asesinarlos directamente cuando levantan cabeza con tal de preservarse.
- Combatir los problemas del desempleo, la pobreza, la guerra o la dicriminación de la mujer, no está al alcance de la «nación de Irán» ni de ningún otro capital nacional, sino de la única clase capaz de crear un mundo de abundancia libre de toda opresión y explotación, con un metabolismo productivo centrado en la satisfacción directa de las necesidades de la especie humana en su conjunto.