Indultos a los líderes del «procés»
La semana política en España ha girado entre el anuncio de los indultos a los dirigentes independentistas presos y la salida de estos de prisión. ¿Qué viene ahora? ¿«Normalización» o «radicalización»? ¿«Diálogo» o «negociación»?
Las razones del estado y la respuesta independentista
El argumentario oficial justifica los indultos ante el peligro de que una posible nueva revuelta de la pequeña burguesía catalana se le vaya de las manos al estado
Hay bastantes pruebas de que el no a todo de gobiernos anteriores ha favorecido el crecimiento independentista en la última década. La situación es ya difícil. Pero se convertiría en una catástrofe inmanejable si un salto cualitativo convirtiese las posiciones en favor de la secesión en ampliamente mayoritarias.
A los catalanes. Editorial de El País.
El independentismo encontraba sin embargo en los indultos el fantasma de la presión de los imperialismos europeos que ha sido su esperanza desde el principio.
El Estado español no demuestra con este indulto su grandeza y su altura de miras sino al contrario la fragilidad de su armazón institucional. No hay generosidad alguna sino imposición europea condicionada a las ayudas europeas. Hacía tiempo que la canciller Angela Merkel había dicho en más de una conversación que esta situación no podía continuar.
Gracias... ¿De qué? Editorial de ElNacional.cat
La resolución del Consejo de Europa apoyando los indultos apareció en mitad del debate para dar razón a estas esperanzas de presión internacional. Hay que señalar que el Consejo de Europa no es parte de las instituciones UE sino un viejo armatoste de la guerra fría, pero también que a fin de cuentas es el organismo del que depende el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Los sectores más cercanos a la base independentista, entre una cosa y otra, se mostraban exultantes y animaban una nueva movilización que acompañara lo que para el gobierno español es diálogo para la normalización y para el gobierno catalán es negociación de un referéndum de autodeterminación.
De cualquier modo, ahora es el momento de empujar mucho y con toda la fuerza. Porque ante nuestros ojos, coartada ya en Europa la reacción española, sólo hay dos opciones. Si la violencia no es aceptable y la represión es condenada como un error, España debe asumir que se ha quedado sin la herramienta que le permitió de frenar el desarrollo de la DUI.
Y por lo tanto o bien acepta cuanto antes de resolver el conflicto nacional con un referéndum en la escocesa o bien, si persiste en el error de no querer hacer política, la unilateralidad será más justificada que nunca, a partir de la victoria en el referéndum del Primero de Octubre y el cuestionamiento generalizado de la reacción que tuvo España.
No deberían haber pasado una sola noche en prisión. Editorial de Vilaweb
Las apuestas de unos y otros
En la pequeña y ya tras la liberación, parece que Sánchez se equivocaba, apostaba porque con indultos condicionales los líderes del procés perdieran tracción y renunciarían a una nueva escalada con tal de no volver a prisión. Es cierto que los discursos a la salida de prisión no tuvieron lugar ante grandes masas y que Junqueras insistió en no salir de la política. Pero a diferencia de Sánchez para el que la declaración de independencia fake del 2017 excedía los límites de la política, Junqueras insistió en que fue la represión judicial y no la DUI lo que descarriló el proceso político. Con todo hay que señalar que los discursos si no conciliadores fueron prudentes.
Y es que gobierno e independentismo no parecen muy seguros de las fuerzas de cada bando. Ambos parecen fiar una primera valoración a la respuesta que reciban los indultos.
Lo que venga a partir de ahora va a estar determinado, en lo fundamental, por el ánimo general de la pequeña burguesía y la capacidad del independentismo para darle cauce.
Sánchez espera que el verano recupere las cuentas de hosteleros y comerciantes y el dinero del plan de recuperación empiece antes de fin de año a regar subcontratas y contrataciones públicas. De esa perspectiva infiere una cierta tendencia a la paz social con la pequeña burguesía catalana que preferiría diálogo mientras recupera balances. Eso le permitiría presentarse como pacificador en las elecciones y pasar la pelota adelante.
Nada asegura sin embargo que ese vaya a ser el escenario. Hay no pocas señales que apuntan de hecho a un rebrote de la revuelta pequeñoburguesa en todo el país. Si eso fuera así se aceleraría el ambiente de fin de ciclo que vivimos, abocando al gobierno a elecciones anticipadas incluso antes del otoño-invierno de 2022.
Que los indultos sean el primer paso de Sánchez para impulsar un nuevo contrato social con la pequeña burguesía catalana -y por ende con el resto de la pequeña burguesía española- es, a pesar de la retórica gubernamental y aunque apareciera el dinero europeo, altamente improbable. Las alternativas más bien apuntan a que tanto independentistas como gobierno jugarán a acumular fuerzas.
La crisis del aparato de gobierno territorial y, por tanto, del aparato político mismo de la burguesía española está lejos de acabar.