El imperialismo español hace aguas y abre juego
El Pacto Verde en Alemania tiene un nuevo totem: acabar con los vuelos baratos a Mallorca. Al mismo tiempo, los nuevos aranceles del gobierno Biden al zapato amenazan al buque insignia de las exportaciones de bienes de consumo. Y por si fuera poco, el incremento de la tensión con Marruecos está empujando al cierre a las empresas y fábricas deslocalizadas allí por el capital español en las últimas décadas. El modelo imperialista español hace aguas y arrastra a las industrias. El imperialismo español mira de nuevo hacia Argentina y México buscando por primera vez no solo mercados, sino capitales a los que ofrece una cabeza de playa en la UE.
Alemania: el fin de la era de los vuelos baratos
Está siendo el primer gran tema de la pre-campaña electoral alemana. Portada ayer y hoy desde Spiegel a Zeit: Annalena Baerbock, la candidata verde a canciller y favorita para suceder a Merkel quiere abolir los vuelos de corta distancia y que no haya más vuelos de 29 euros a Mallorca.
No es ninguna sorpresa. La aviación solo representa el 2,5% de las emisiones mundiales de CO2. Pero junto con las bandejas de carne en oferta de Lidl se ha convertido en un símbolo del ecologismo alemán y europeo, el totem de la culpabilidad de una clase trabajadora cuyos hábitos de consumo serían causantes del cambio climático. Si Baerbock apunta a los vuelos a 29€ a Mallorca, no es casualidad, quiere una bandera aleccionadora para su campaña que, una vez en el gobierno le sirva para legitimar toda una serie de medidas que afectarán duramente a los trabajadores en Alemania. El fin de la era de los vuelos baratos y las vacaciones en España está a la vuelta de la esquina.
Para el gobierno español, que se ha entrampado con 1.500 millones en ayudas a las aerolíneas, de los cuales 800 han ido a AirEuropa/Globalia, la perspectiva del fin del turismo alemán de masas no podía llegar en peor momento. En 2021 el aporte del turismo a la balanza comercial caerá respecto al del ya desastroso 2020. Buena parte de las apuestas, ayudas y ERTEs se han basado en la perspectiva de una recuperación de la fuente de divisas que desde los 60 ha alimentado la acumulación del capital español.
No solo Alemania y no solo el turismo evidencian el fracaso del imperialismo español en el juego europeo. La Ley del Clima francesa enmascara un golpe a las importaciones alimentarias españolas.
De nada ha servido al imperialismo español alinearse obedientemente y por defecto con Francia y Alemania en todas las cumbres e instituciones europeas. El Pacto Verde va a venir acompañado de una restricción de importaciones internas en aquello que España vende en Europa desde la postguerra y que fueron los pilares de sus planes de desarrollo: turismo y agricultura.
EEUU: Biden amenaza al sector del zapato español
El otro sector bandera de las exportaciones españolas desde los sesenta, el zapato, no corre mejor suerte. El gobierno Biden no solo ha mantenido los aranceles impuestos por Trump al aceite, el vino y el queso. Amenaza ahora con un arancel sobre los zapatos españoles de entre el 25 y el 35% si el gobierno no retira la tasa Google. Con más de la mitad de la producción vendida en EEUU, la mera amenaza ha paralizado ya a la mayor parte de las fábricas y puede convertirse en una nueva ola de despidos. Llega además en un momento difícil para el imperialismo español en sus relaciones con EEUU.
La rebaja del importe de este impuesto en los planes gubernamentales bastó para Trump pero no ha sido suficiente para Biden. Tampoco sirvieron de nada los beatos gestos de profesión de bidenismo de Yolanda Díaz y Sánchez ni alistarse los primeros en la Cumbre de líderes por el clima organizada por el presidente estadounidense. A la hora de la verdad, el amigo americano tira del palo arancelario y desconoce la zanahoria inversora... y el imperialismo español descubre su debilidad para mantener acceso al mercado que más ha ambicionado durante las últimas tres décadas.
Marruecos: las empresas españolas son empujadas fuera
Se puede aducir que buena parte de la industria del textil y del zapato levantina ya se deslocalizó en Marruecos y que el impacto posible del arancel estadounidense es a estas alturas mucho menor que el que habría tenido hace veinte años. Pero el colapso de la posición del imperialismo español parece perseguir al capital español también en sus inversiones en aquel país.
Marruecos desvió el impacto de los cierres de la primera fase de pandemia sobre las maquilas del Sáhara alentando una peligrosa migración hacia Canarias que se ha cobrado ya centenares de vidas. Su objetivo de fondo, como se vio no mucho después, era presionar a España para que reconociera su dominio del Sáhara Occidental en un momento en el que se preparaba ya el reconocimiento por EEUU... y el correspondiente incremento de tensión armada con Argelia. La respuesta española llegó tarde y cuando llegó mostró una debilidad que no podía pasar desapercibida para el Majzen.
Las coces y golpes bajos comenzaron entonces a sucederse en espera de un gesto del gobierno español que cuando llegó, resultó tener el sentido contrario al esperado en Rabat: el gobierno español recogió y dio asistencia médica al dictador vitalicio de la fantasmal República Árabe Saharaui Democrática mantenida por Argelia a partir de los 150.000 refugiados/prisioneros que mantiene en su suelo bajo control del Polisario. Como era de esperar, la actitud de la burocracia del Majzen hacia el imperialismo español no podía sino empeorar.
Según un informe publicado ayer en un medio económico español:
Las autoridades marroquíes hablan ya de tomar represalias comerciales y frenar las inversiones españolas en aquel país, donde operan 1.455 empresas con capital español y se mantiene un stock de inversión acumulada de más de 4.750 millones de euros, según los datos de la Office des Changes marroquí, mientras que los datos de Comercio contabilizaron en 2019 (antes de la pandemia) más de 21.800 empresas españolas que exportaron a aquella economía por valor de 8.454 millones, un 2,7% más que un año antes. [...]
Según fuentes cercanas al Ejecutivo marroquí, se han llegado a manejar tres escenarios a modo de represalia: un freno a las inversiones españolas en los grandes proyectos de infraestructuras y turismo que tiene en marcha Marruecos; la reclamación de la soberanía de Ceuta , Melilla y hasta Canarias de forma oficial; y en algunos círculos más radicales se habla incluso de un estado de guerra con España. [...]
Algunos empresarios españoles con intereses en la zona ya han acudido a las instituciones españolas en busca de cobertura y ante la tensión contra todo lo español que se está viviendo en capitales económicas como Casablanca o Marrakech, además de en la capital Rabat, si bien desde el Gobierno no ha habido una reacción oficial.
Lo cierto es que, de momento, las empresas españolas están siendo excluidas de la financiación pública y los contratos y concesiones estatales se dan en buena parte por perdidos. Si la situación escalara aun más, buena parte del capital español presente en Marruecos tendría que abandonar el país. La derrota económica y política para el imperialismo español sería catastrófica.
El ocaso del imperialismo español y el nuevo juego europeo de los capitales mexicanos y sudamericanos
El diagnóstico de todo este cúmulo de desastres para el imperialismo español fuera de sus fronteras es evidente. El alineamiento con Alemania y Francia, la complicidad con los EEUU de Biden, la colaboración con Marruecos... los tres pilares de la política exterior española se están convirtiendo en otras tantas vías de agua de su posición imperialista global.
La causa de fondo: el peculiar papel del imperialismo español en el juego europeo y global. El imperialismo español, desde los tiempos de Felipe González, juega un difícil equilibrio: compensar su debilidad frente Alemania y Francia por un lado y frente a EEUU por otro oscilando entre ambos conjuntos de intereses imperialistas con el refuerzo que le da su propio peso en Iberoamérica.
Sin embargo, durante los últimos 15 años ese peso no ha dejado de reducirse. Las grandes empresas y bancos españoles, desde Repsol a Telefónica, desde BBVA a Santander, han vendido activos para obtener liquidez y salvar balances en casa. Y lo que es peor, la ligazón de las propias empresas con los mercados de capital de EEUU, concentraron las expectativas del capital español en tres países del Pacífico -Chile, Perú y Colombia- y sus gobiernos... ahora en el disparadero de la crisis interna.
Mientras, las relaciones de capital del imperialismo español con Argentina se reducían al mínimo tras la nacionalización de Repsol-YPF por el anterior gobierno peronista, el tono con México se agriaba hasta el extremo de la reciente ley anti-Iberdrola y hasta en el BID (rama local del Banco Mundial que intenta mantener el pulso a los capitales chinos en la región) la participación española se veía superada por... Japón.
Resultado: Si la dependencia de los fondos de recuperación no fuera suficiente, al perder peso en sus tradicionales bases el imperialismo español pierde aun más fuelle frente a sus aliados. Y el resultado inmediato, como hemos visto es un jaque simultáneo y en toda regla a sus sectores exportadores tradicionales. Es decir, un jaque a sus intereses imperialistas en toda regla.
Sánchez, consciente de que para volver a recuperar capacidad negociadora frente a Bruselas y Washington tiene que reforzar el papel en Iberoamérica de los campeones españoles, ha anunciado esta misma mañana que convertirá el anunciado viaje a Argentina en una reedición ampliada y corregida de su gira hispanoamericana de 2018. ¿La novedad? Por primera vez, el capital español no solo va a buscar mercados, sino a levantar capitales.
Ahora toma todo el sentido la oferta de una alianza estratégica que realizó Alberto Fernández la semana pasada en la Moncloa. El imperialismo español busca reverdecer convirtiéndose en lanzadera de los capitales nacionales sudamericanos en el mercado europeo, probablemente ofreciendo asientos en sus consejos de administración a los grandes grupos de capital sudamericano y mexicano a cambio de unir sus destinos. No pocos intereses empujan ya en este sentido. Si la oferta cuaja, sea capitaneada por España u otro país europeo, el mapa imperialista global daría un nuevo vuelco.