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Huelgas en Gran Bretaña

15/03/2023 | Gran Bretaña
Huelgas en Gran Bretaña

El gobierno de Sunak condena las huelgas, declarando que agravan la crisis sanitaria y de servicios públicos y que por tanto hay que imponer una ley que prohiba este tipo de huelgas. Además, esgrime la amenaza de una mayor inflación y un aumento de los impuestos en caso de que consigan los aumentos salariales que exigen.

Por otra parte, el Partido Laborista denuncia al gobierno conservador y declara su apoyo a las huelgas mientras los sindicatos las organizan... declarando que la única manera de detenerlas y de evitar el descontento social en el futuro es protegiendo el derecho de huelga y estableciendo un gobierno laborista.

Empobrecimiento masivo

A medida que la inflación en el Reino Unido seguía aumentando a lo largo del año pasado y erosiona los salarios de los trabajadores, cada vez más familias empezaron a sufrir inseguridad alimentaria. En mayo de 2022, los precios habían subido ya un 9,1% respecto al año anterior. La inflación siguió aumentando en los meses siguientes hasta alcanzar el 11,1% en octubre, el nivel más alto en 41 años, y sólo se ralentizó ligeramente en agosto.

En octubre, el número de familias con bajos ingresos en riesgo de pasar hambre en el Reino Unido alcanzó una cifra récord. El peligro de hambre afectaba ya a casi 10 millones de adultos y 4 millones de niños que se saltaban comidas regularmente, según datos de Food Foundation, una organización benéfica británica.

Además, a pesar de que el gobierno aplicó la Garantía de Precios de la Energía (GPE) desde septiembre de 2022, los precios agregados de la electricidad, el gas y otros combustibles subieron un 24,3% en octubre, con un aumento del 36,9% en el caso del gas y del 16,9% en el de la electricidad. Y aunque la tasa de inflación bajó ligeramente en los dos meses siguientes, los precios de los alimentos y bebidas crecieron a un ritmo nunca visto desde 1977, mientras que los de los servicios lo hicieron al ritmo más rápido desde 1992.

Oleada de huelgas

Siguiendo este proceso, en mayo de 2022 estalló una oleada de huelgas salvajes seguida de convocatorias sindicales y protestas que continúan hasta hoy, en las que participan desde trabajadores del transporte hasta los del sector sanitario. La reivindicación común: subidas salariales que, como mínimo, compensen la inflación, refuerzos de personal y ritmos de trabajo soportables.

El motor de este movimiento masivo han sido las huelgas autoorganizadas por los trabajadores... con la oposición de los sindicatos. Empezaron en las plataformas petrolíferas del Mar del Norte en mayo, siguieron los trabajadores de la industria petroquímica en Escocia e Inglaterra, desde donde se extendió a dos plantas químicas de Teeside, una planta de procesamiento de alimentos de Manchester, y a los trabajadores de Amazon en agosto.

¿La respuesta de los sindicatos? Apresurarse a negociar acuerdos que se quedaron a años luz de lo que exigieron los trabajadores donde habían estallado huelgas salvajes y tomar la cabeza de las protestas antes de que estallaran espontáneamente para poder controlarlas bajo sus propios términos.

Además, los sindicatos redoblaron sus esfuerzos por ganar presencia en los sectores más precarizados, como los centros logísticos de Amazon. Así, el sindicato GMB acabó organizando en el 25 de enero una huelga de sólo 24 horas a la que los medios tacharon de histórica por ser la primera huelga oficial, es decir, dirigida por un sindicato, de trabajadores del gigante del comercio electrónico en Gran Bretaña.

Las reivindicaciones

Los trabajadores ferroviarios en el Reino Unido, además de exigir salarios acordes con la inflación, se oponen a los planes de reducción de plantilla. En el NHS, las huelgas tampoco se centran exclusivamente en la cuestión salarial. Señalan una y otra vez la falta de personal y los recortes generalizados de financiación que perjudican las condiciones del trabajo y las vidas y salud de los pacientes. Es similar con los docentes. Según declaraba uno de los docentes en huelga,

La financiación de las escuelas es totalmente insostenible, y los niños no reciben lo suficiente

Y según otro,

Tenemos a millones de personas en las colas del hambre, pensionistas que luchan por calentar sus casas, el coste de la vida aumenta día a día y es atroz que el gobierno no se dé por aludido ni actúe para mejorar las cosas.

Como docentes, podemos ver que el número de personas que recurren a los bancos de alimentos y cosas por el estilo no deja de aumentar. Hay este tipo de sistemas para hacer las cosas un poco más llevaderas, pero no van a la raíz ni resuelven el problema. El gobierno confía en las organizaciones benéficas para resolver los problemas que han causado.

Los médicos junior también participaron en una huelga sindical de tres días exigiendo mayores aumentos salariales y una dotación mínima de personal. Reivindicaciones compartidas por los trabajadores de ambulancias.

La estrategia sindical

Tacticamente los sindicatos han optado por una combinación de huelgas intermitentes y protestas en las que cada sector de trabajadores se mantiene separado centrado en la negociación de su convenio. Sin embargo, estratégicamente, han hecho converger la expectativa de las reivindicaciones de distintos sectores -NHS, ferrocarriles, etc.- sobre los Presupuestos de primavera de 2023, salvando así a las empresas ferroviarias por ejemplo de la responsabilidad.

Mike Lynch, el Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte (RMT), que colabora con el Partido Laborista en la campaña Enough is Enough, hace explícita la estrategia:

Este gobierno de corruptos e incompetentes tratará de ocultar los problemas. La cuestión es que ellos son los responsables de tu pobreza y tienen que resolverla, y si no son capaces de hacerlo, tienen que quitarse de en medio ya. Celebremos elecciones generales y consigamos un nuevo gobierno que actúe en nombre de nuestro pueblo.

Es decir tratan abiertamente de encauzar las huelgas hacia una victoria electoral laborista.

Quiero que Starmer [líder del Partido Laborista] gane las elecciones por muy difícil que me resulte decirlo en voz alta, francamente. Quiero que gane las elecciones porque es una carrera de dos caballos. Pero si entramos y él hace política de vainilla, haciendo apología incluso de la socialdemocracia...si perdemos esta oportunidad nuestro movimiento podría desaparecer. Seríamos una nota a pie de página en la historia, así que debemos que mantenerlos [los del Partido Laborista] bajo presión.

Para Lynch el partido laborista, originalmente una expresión política de los sindicatos, debe ser apoyado electoralmente aunque los sindicatos deben recuperarlo como herramienta de su propio programa reivindicativo.

Sabemos bien en qué consiste el programa sindical y laborista. El propio Lynch, dirigente del sindicato ferroviario, intentó imponer a los trabajadores aumentos salariales por debajo de la inflación, flexibilización y recortes de plantilla; son los laboristas los que mantienen abierta la ventana hacia la privatización del NHS abierta originalmente por el gobierno Blair en 1997.

Labour vs Tories: dos maneras de controlar las huelgas

En respuesta a las huelgas, el gobierno Tory propuso en enero una nueva ley de servicios mínimos que fue aprobada el 30 de enero por el parlamento. Los sectores afectados serían el ferrocarril, la sanidad, las ambulancias, la educación y la energía nuclear.

El Primer Ministro Sunak presenta la legislación propuesta como solución a la crisis sanitaria y de servicios públicos. El Partido Laborista se manifiesta en contra del proyecto de ley. Su argumento no es la defensa del derecho de huelga en sí mismo, sino un argumento utilitario para los mismos fines declarados por el gobierrno conservador.

Para los laboristas simplemente no es necesario recurrir a una solución disciplinaria contra las huelgas porque su llegada al gobierno y el fortalecimiento de los sindicatos es la mejor defensa contra las futuras huelgas y el descontento social.

¿Dónde está la alternativa?

Que el Partido Laborista vuelva a ser el partido de los sindicatos es algo muy distinto a que pueda llegar a ser el partido de los trabajadores. Y ni sindicalistas ni dirigentes laboristas lo ocultan: el Labour asegura que si llega al poder seguirá apoyando la guerra en Ucrania e impondrá a toda velocidad un Pacto Verde no menos succionador de rentas del trabajo que el de la UE.

Y es que los problemas a los que se enfrentan los trabajadores en Gran Bretaña no son distintos de los de la clase trabajadora en el resto del mundo. Derivan de la necesidad del capital en crisis de reanimar una acumulación en crisis, a base de devaluar el trabajo. Por eso sufrimos en todos lados una inflación galopante que mina nuestra capacidad de consumo, por eso soportamos ritmos de trabajo cada vez más inhumanos y por eso se degradan cada vez más las condiciones laborales.

Y en todos lados, los sindicatos, por su propia lógica y papel institucional, comparten con los partidos de estado como el Labour su compromiso con la primacía de la rentabilidad del capital nacional. Por eso sus métodos y objetivos de movilización no pueden sino supeditar las necesidades de los trabajadores a la rentabilidad global del capital. Con todo lo que ello implica, esfuerzo bélico y costes energéticos incluidos.

La cuestión de fondo es que el sistema que defienden es cada vez menos capaz de satisfacer las necesidades humanas más básicas, desde la Salud a la alimentación. Y esa contradicción entre las necesidades del capital (rentabilidad) y las necesidades humanas que exigen los trabajadores sólo puede resolverse resolviendo la contradicción entre los sindicatos y lo que las luchas necesitan para imponerse sobre la supuestamente implacable lógica del beneficio.

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