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«Epidemia» de huelgas en Georgia

28/05/2021 | Caúcaso

Estos últimos días la prensa rusa ha estado hablando de una epidemia de huelgas en Georgia, un país caucásico en el que desde hace décadas las protestas de clase han quedado anegadas por el nacionalismo. ¿Qué está ocurriendo y cuáles son los motores de las huelgas en Georgia?

El arranque de las huelgas en Georgia

Huelgas en Georgia. Trabajadores del nitrógeno Rustavsky

Las huelgas en Georgia empezaron el 28 de abril en la ciudad oriental de Rustavi, antiguamente un gran polo industrial del país, hoy en día una zona deprimida. Los empleados de la planta de fertilizantes Rustavi Azot, la química más grande del país, detuvieron la mayor parte de la planta pidiendo un aumento salarial de 50% mientras mantenían en funcionamiento la sección de destilación de aire para asegurar la llegada de oxígeno a los hospitales. Los empleados obtuvieron una subida menor de salarios a principios de mayo, una parte se consideró satisfecha y formó un nuevo sindicato, mientras que la otra sigue luchando.

Mientras tanto, los repartidores de Glovo y otras empresas de reparto sostenían una huelga en Tiflis desde principios de año. Trabajan 12 horas al día por 50 euros a la semana bajo condiciones de agotamiento e inseguridad. Por si fuera poco, el sistema de bonificaciones fue cancelado:

Nos quitaron las bonificaciones que recibíamos y la razón por la que tenía sentido trabajar. Nos dijeron que íbamos a ser esclavos, dijo uno de los manifestantes a un corresponsal de Kavkaz Uzel. Nos dijeron que no habría más bonificaciones. Aprecien nuestro trabajo, no reduzcan nuestros ingresos, dijo otro mensajero. […] Los protagonistas de la protesta dijeron que ya no confían en la empresa. No habrá compromisos por nuestra parte y no nos pondremos a trabajar hasta que haya una solución

Fueron a la huelga el 16 de mayo, y la empresa respondió despidiendo sumariamente a un grupo de trabajadores. Se prevé que continúen con las huelgas en las próximas semanas.

Los trabajadores de embotelladoras y distribución consiguen sumar a los trabajadores de otras empresas

Huelgas en Georgia. Trabajadores de Nabeghlavi en huelga.

El plato fuerte aún estaba por llegar. El 18 de mayo, los empleados de dos plantas de la empresa embotelladora de agua Borjomi fueron a huelga deteniendo la producción. No sólo pedían un aumento de salario para compensar la inflación galopante, sino que pedían el fin de unas condiciones de trabajo atroces. Los trabajadores no tienen vacaciones ni descanso, de hecho, hay empleados que llevan 6 o 7 años trabajando en las plantas sin tener un solo día de descanso.

El ejemplo de los trabajadores de la Borjomi pronto hizo efecto en los trabajadores de otras distribuidoras, como la Nabeghlavi. Primero hicieron huelga pidiendo mejores condiciones y salarios los conductores y distribuidores de la Nabeghlavi en Tiflis, para luego extenderse a los trabajadores de las plantas de Kutaisi y Chokhataur. Las reivindicaciones de los trabajadores de esta segunda embotelladora son un buen reflejo de la situación general de pérdida de poder adquisitivo, bajos salarios e inflación:

En sus reivindicaciones, los trabajadores afirman que en el último año, debido a la inflación en el país, el salario mensual disminuyó en la empresa entre 200 y 250 lari (unos 48 - 60 euros). El salario medio en Georgia en 2020 era de 1.227 lari (unos 300 euros). Además, la empresa carece de personal, los trabajadores tienen que hacer horas extras, pero la dirección paga por este trabajo unas tarifas mínimas. En efecto, la inflación en Georgia aumenta y el nivel de vida disminuye. Según Gruzstat, la renta media por persona en 2020 fue de 321 GEL al mes, 14 GEL menos que en 2019.

Las huelgas en Georgia no sólo se dan en embotelladoras. Paralelamente a la Borjomi y la Nabeghlavi, los trabajadores de cuatro plantas harineras de la empresa de capital turco Guria Express están en huelga por el impago de sus salarios. Por contrato los empleados cobraban algo menos de 200 euros al mes, pero en realidad la empresa les ha pagado 70 € menos de lo estipulado y ahora amenaza con usar a esquiroles para sustituirlos.

Y siguen apareciendo focos. Los últimos trabajadores en unirse a las huelgas en Georgia han sido los taxistas asalariados de la Maxim en la ciudad de Kutaisi a principios de esta semana. Piden mayores salarios a la empresa mientras se enfrentan a una economía que se come su escaso poder adquisitivo.

La «epidemia» se llama lucha de clases

Huelgas en Georgia. Trabajadores de Borjomi en huelga frente a la fábrica.

El contexto de las huelgas en Georgia no es precisamente favorable a luchas independientes de los trabajadores. Georgia es un bocado en disputa en la pugna imperialista. Se refleja diariamente en todo un rango de que va desde el dibujo de las fronteras en los mapas del tiempo hasta los carteles de las calles. El aparato político de las clases dirigentes está en crisis casi permanente. Y también el capital nacional: la economía georgiana, típica de un país semicolonial, zozobra en una inflación que recorta aun más los ya los magros salarios de los trabajadores.

Pero estas condiciones, más que adversas, no han amilanado a los trabajadores, que han salido a defender sus necesidades -que alinean a las del conjunto de la población- en plena bajada del poder adquisitivo, aunque tuviesen que enfrentarse a su probable despido y a una policía dispuesta a proteger a las hordas de esquiroles traídas por los patrones.