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Huelga masiva auto-organizada crece por todo Irán

15/07/2021 | Irán

La nueva oleada de luchas involucra a más trabajadores en un único movimiento asambleario que la huelga masiva que en agosto pasado se extendió por el sector petroquímico, las acerías y las centrales eléctricas iraníes. Organizados en principio a través de grupos de Telegram, los trabajadores tendieron a centralizar las luchas desde el primer momento, organizándose en asambleas generales de aldea y ciudad y luego en asambleas entre centros y localidades, conectadas permanentemente. Hasta hoy los trabajadores han vencido los intentos de las empresas por dividir a las plantillas y las amenazas de represión.

Antecedentes y contexto de la huelga masiva de hoy

Protesta de trabajadores petroleros en Irán durante la huelga masiva de agosto de 2020

En su momento de mayor extensión la huelga masiva del año pasado llegó a extenderse a más de 50 plantas por todo el país. Era la mayor oleada de luchas en 30 años. Las empresas cedieron ante algunas de las reivindicaciones de los trabajadores, pero llegados al momento de la verdad nada pasó. Este año, sin embargo, algo ha cambiado. Desde agosto pasado estallaron huelgas aisladas en diversas plantas a lo largo de los meses e incluso una huelga simultánea en un puñado de refinerías en octubre, pero varios de los acontecimientos que han ocurrido estos últimos meses han vuelto a calentar los ánimos entre los trabajadores iraníes y elevado la escala de las luchas.

La economía iraní sigue su carrera cuesta abajo, perdiendo más y más capacidad de sostener la explotación y el consumo interno. Con una economía semicolonial que obliga al estado a importar gran parte de los bienes de consumo y maquinaria para mantener la capacidad productiva, el bloqueo de exportaciones significa que el estado no dispone de dólares. Y sin esos dólares no puede pagar las importaciones que se amontonan: varios millones de toneladas de bienes básicos están hoy inmovilizadas en los puertos iraníes.

El desastre en la balanza comercial sumado al triste estado de la industria iraní sigue empujando una inflación cada vez más al alza: sólo a principios de año la inflación se encontraba en el 48,2%. El estado iraní establece el salario mínimo anual -supuestamente fijándolo respecto a la inflación- en el año nuevo persa (20 de marzo en 2021) y este año lo ha aumentado en un 39%. No solo queda debajo de la inflación general, deja a la mayor parte de trabajadores por debajo de la línea de pobreza.

El estado estableció el salario mínimo en 4 millones de tomanes (aproximadamente 1000€ al cambio oficial inflado), pero debido a la inflación galopante asociaciones y sindicatos calculan que el salario mínimo para poder acceder a la cesta básica deberían ser 12 millones de tomanes, el triple, una consigna que veremos repetida al extenderse la lucha para convertirse en una gran huelga masiva.

Además, el aumento de las transferencias del trabajo al capital a golpe de establecer el salario bien por debajo de la inflación no es el único efecto del hundimiento del aparato productivo iraní, hay desde apagones repetidos en pleno verano que causan muertes en los hospitales hasta ausencia de vacunas y medidas anti-covid que han causado centenares de muertos entre taxistas asalariados y conductores de transporte público en Teherán.

Cómo organizar una huelga masiva

Una de las primeras asambleas presenciales clandestinas -en mitad del campo- que están en el origen de esta huelga masiva

Con este mar de fondo una gran huelga estalló en el sector petroquímico y de la energía a partir del 20 de junio de este año. En menos de un mes ya se ha extendido a más de 100 plantas e instalaciones, casi el doble que el año pasado, saltando por encima de divisorias de región, empresa y categoría salarial. A principios de julio era ya una gran huelga masiva y se enfrentó a represión y despidos, pero aún sigue en pie y extendiéndose territorialmente.

Lo que parece sorprendente a varios testigos externos -como bien recogen las entrevistas de medios iraníes y extranjeros- es la capacidad de los huelguistas para coordinarse a tan gran escala, sobre todo teniendo en cuenta lo aislados geográficamente que se encuentran en medio de los campos y refinerías, así como las divisiones en categorías salariales. ¿Cómo se organizaron los huelguistas? Un huelguista de la petroquímica de Assaluyeh responde:

Trabajador: Desde el comienzo de la huelga, más del 90% de los trabajadores se unieron a la huelga. Esa cifra ya ha llegado al 100 por ciento porque ahora el mismo porcentaje que se fue a trabajar en los primeros días de la huelga ya no va a trabajar porque básicamente ya no hay trabajo. Estas personas que iban a trabajar al principio de la huelga eran en su mayoría trabajadores de servicios, trabajadores básicos, y como dije, percibían los salarios más bajos y temían que el empleador los despidiera y contratara fácilmente a otras personas en su lugar. […]

Más tarde, cuando hablamos con ellos, dijeron «teníamos miedo, nosotros que no tenemos experiencia como usted, el empleador puede despedirnos de inmediato y contratar a otras personas en lugar de nosotros». Dijeron: «Nuestro corazón está con ustedes y queremos que la huelga tenga éxito». Sin embargo, como dije, dejaron de ir a trabajar más tarde.

Entrevistador: ¿Cómo comenzó la huelga? Dado que los trabajadores contratados o los proyectos son empleados por diferentes empresas y trabajan en diferentes refinerías y petroquímicas casi separadas, ¿cómo pudieron hacer huelga simultáneamente y en todo el país?

Trabajador: Es cierto que los trabajadores trabajan en diferentes refinerías y empresas, pero estamos conectados. Permítanme darles un ejemplo: por ejemplo, he trabajado en diferentes empresas, y a lo largo de los años he conocido y me he hecho amigo de varios trabajadores que ahora trabajan en otras empresas aquí.

Además, los activistas laborales de diferentes campos se ponen en contacto entre sí, se conocen de cerca y, en general, conocen las condiciones de trabajo en las diferentes empresas. Además de todo esto hasta hace un tiempo, teníamos un grupo de Telegram que tenía más de 4.000 miembros, y solo los trabajadores aquí, al proporcionar sus números de personal, podían unirse. […] Así que para organizar esta huelga, se han utilizado todas estas formas, instalaciones y conexiones.

Trabajador: Permítanme decir también que cuando los trabajadores ven la situación de sí mismos y de sus colegas en toda la región, sienten claramente solidaridad y unidad. Cuando le dices a tu colega en el trabajo que no me siento bien, tengo dolor de estómago y dolores de cabeza, y creo que es por la comida que nos han dado, y él responde que no se siente bien ya que también ha comido esa comida, y le duele, no necesito hacer que nadie venga ahora y nos explique que tenemos dolor común.

Nuestros dolores comparten causas comunes. Así que surge la pregunta de qué debemos hacer ahora contra estos dolores comunes. La huelga es una de esas cosas. Los trabajadores contratados no podían tolerar esta situación más tiempo. Por eso nos hemos ido a la huelga.

Los trabajadores fueron plenamente conscientes de sus intereses compartidos y la necesidad de juntarse y centralizar la luchar por la satisfacción de sus necesidades comunes que les es negada, ya sea en forma de salarios irrisorios, de comida y aire envenenados o de turnos infernales.

Primero se organizaron usando herramientas cifradas como Telegram para encontrarse y discutir burlando la vigilancia y Telegraph para publicar y compartir de forma segura reflexiones y llamamientos. Pasada esta fase proliferaron las asambleas clandestinas del conjunto de la plantilla. Cuando finalmente el proceso cuajó y las asambleas coordinaron y dirigieron la huelga en cada centro, centralizaron las luchas formando asambleas entre distintos centros de trabajo y abriendo las asambleas de centro al pueblo o ciudad donde estuviera. Por ejemplo:

El sábado 10 de julio, los soldadores de la provincia de Hefshjan, Chaharmahal y Bakhtiari, que participan en la huelga nacional de los trabajadores de los proyectos petrolíferos, subrayaron en una asamblea abierta a toda la localidad que seguirán en huelga y no volverán a los proyectos para que se les aumenten los salarios y los seguros en función de sus reivindicaciones.

La celebración de esta reunión de soldadores es un proyecto de formación de asambleas generales de trabajadores, que es la forma más eficaz y mejor de tomar decisiones y aplicar las decisiones colectivas de los trabajadores, y esto debería, si es posible, convertirse en un modelo para los trabajadores en huelga de otros sectores.

Sin embargo, los huelguistas aún se enfrentan a los intentos de desarticulación de la huelga por parte de las empresas, sobre todo mientras la organización en asambleas no esté completamente centralizada.

Cómo enfrentar los intentos de dividir a los trabajadores

El Consejo de Organización de las Manifestaciones de los Trabajadores Contratistas del Petróleo, una agrupación de trabajadores y activistas en la que participan también algunos sindicalistas y que no pretende ser la representación de las asambleas sino su dinamizador, resumió este martes las cuatro peticiones de los huelguistas, que son al mismo tiempo la bandera de lucha de los trabajadores y el punto débil por el que intentan desmontar la huelga las empresas:

«Todos sabemos que las instalaciones petrolíferas son vastas y están fragmentadas», dice una reciente declaración del Consejo de Organización de las Manifestaciones de los Trabajadores Contratistas del Petróleo. Cada uno de estos centros está en manos de varias empresas contratistas. Y debido a la exclusión de una organización a nivel nacional, es difícil nombrar representantes nacionales y contratos a nivel nacional en este momento. [...]

«En la mezquindad de esto, los contratistas tratan de utilizar nuestra dispersión y emplear una parte con proposiciones óptimas, para luego obligar al resto de nosotros a trabajar en la misma situación que antes».

1. Duplicar el aumento de los salarios en todos los niveles salariales para que ningún salario mínimo de ningún trabajador sea inferior a doce millones de tomanes. Así como algunos de nuestros compañeros volvieron al trabajo con la propuesta de duplicar sus salarios, todos los trabajadores en huelga deben exigir el doble de salarios. Además, en muchos lugares, nuestros compañeros exigen una parte de sus salarios de meses anteriores, y sus salarios pendientes deben ser pagados inmediatamente.

2. Los trabajadores deberán poder tomar 20 días de trabajo y 10 días de descanso desde el primer día de aplicación.

3. Hay que mejorar las condiciones de los campamentos, establecer comedores adecuados y asegurar los lugares de trabajo. Por lo tanto, los contratistas deben declarar específicamente lo que están tomando como acción en este sentido.

4. Los acuerdos se harán por escrito y formalmente. Y el gobierno estará obligado a imponer su aplicación por parte de los contratistas.

Efectivamente, las empresas han optado por romper la unidad de los trabajadores a través de su divisoria más débil: las diferencias de categoría salarial. Ofrecen a los soldadores y trabajadores más cualificados -que en muchos casos son los que iniciaron la huelga- subir sus salarios a 12 millones o duplicarlos para que rompan la huelga y vuelvan al trabajo mientras que la mayoría restante se queda trabajando por salarios de miseria. Sin embargo, el truco no está funcionando y como dicen los huelguistas:

El último punto es actuar unidos y no permitir que las empresas contratistas creen divisiones en nuestra formación con sus conspiraciones.

Incluso enfrentándose a amenazas de militarización de las empresas por la Guardia revolucionaria iraní y a despidos en masa, los trabajadores iraníes siguen luchando y mostrando al mundo su gran capacidad de lucha colectiva a lo largo y ancho de las regiones de Irán.

Las autoridades iraníes están empezando a balbucear que van a cumplir varias de las consignas de los huelguistas pero -como bien muestra la huelga del año pasado y el sablazo a los salarios de este marzo- no hay promesa vacía que valga.

Sólo queda ver hasta qué punto se desarrollan la lucha y la organización, pero lo que es seguro es que la clase sigue luchando colectivamente y su lucha avanzando a base de afirmar el verdadero significado de centralismo. Los trabajadores seguirán luchando en Irán y la organización asamblearia seguirá adelante, imponiendo las necesidades humanas generales a la lógica criminal de las exigencias de la acumulación que reduce a la pobreza a millones y poniendo la única barrera real contra el impulso bélico permanente de un capital ahogado.