Huelga general en Euskadi y Navarra
Siete sindicatos convocan hoy una huelga general en Euskadi y Navarra. ¿Qué hay debajo? ¿De dónde sale? ¿Qué movimientos y fuerzas refleja?
Euskadi ha sido la referencia del movimiento de pensionistas que emergió en los últimos años. Se movilizaron todos los lunes desde enero 2018, definiéndose como un movimiento «ciudadano» en el que participaba gente de «todas las ideologías», sin partidos ni sindicatos en sus propios relatos:
La hacedora es (la exministra de Trabajo) Fátima Báñez, que en enero de 2018 mandó una carta a 8,5 millones de personas en la que nos decía lo agradecidas que teníamos que estar al gobierno del Partido Popular porque nos iban a subir las pensiones un 0,25%. Una carta que costó al ministerio 4 millones de euros, lo que demuestra la catadura moral de aquel gobierno”. Víctor Etayo tiene 69 años, comenzó a trabajar a los 12 dibujando caricaturas y escribiendo artículos para la revista jesuita Mensajeros del Sagrado Corazón y a los 15 ya estaba doblando el lomo en una empresa del metal vizcaína. Se jubiló a los 65 años y compara lo que sintió cuando recibió aquella carta con lo que motivó el 15M. “Hubo una indignación espontánea por las redes y el 15 de enero unas 200 personas nos concentramos en las escaleras del Ayuntamiento de Bilbao, hartas de un neoliberalismo que lleva dos décadas recortando derechos sociales
Cuando el 18 de marzo de 2018 hubo manifestaciones en todo el país, en Bilbao se concentraron 115.000 personas, fue la mayor manifestación de todas. Sus reivindicaciones:
- Eliminar el tope de 0,25% de subida de las pensiones impuesto por el ejecutivo de Mariano Rajoy
- Eliminar el «factor de sostenibilidad» que limitaba futuras subidas al resultado financiero del sistema de Seguridad Social
- Un sistema público de pensiones dignas
- Pensiones mínimas de 1.080€
- Igualar las pensiones entre hombres y mujeres (las pensiones de viudedad son más bajas)
- Contra las EPSV («Entidades de Previsión Social Voluntaria»), definido como «un modelo alternativo al Sistema Público de Pensiones que quiere implantar el PNV y que hará que se resientan nuestras pensiones». Los portavoces del movimiento denunciaban que la propuesta del gobierno del PNV significará al final «reducir un 6 % las cotizaciones generales a la Seguridad Social» descapitalizándola y dopando su alternativa con privilegios fiscales, asegurando que «nos van a tener en frente, no vamos a permitir que nos roben».
Este último punto es especialmente interesante, puesto que es en Euskadi donde el gobierno regional lleva años ensayando el sistema que serviría de base a la mochila austriaca y la ruptura de la «caja única» de la Seguridad Social vía fondos complementarios. Pero también porque los sindicatos ELA y LAB se han quedado callados ante esto, algo normal ya que participan en sus juntas de gobierno (Itzarri, Geroa, Elkarkidetza…).
Después del decreto de Sanchez indexando las pensaiones al IPC, el movimiento de pensionistas se dividió entre saludos de la prensa que argumentaba que «ya han conseguido sus objetivos» y su «creciente politización».
Cuando el mes pasado Sánchez ganó la investidura, comienza un cambio de rumbo en el ataque de largo aliento a las pensiones. Pero primero, indexa las pensiones al IPC medio. La base de esta estrategia tiene dos elementos: Territorialización de las pensiones y mochila austriaca, verdaderos pilares de su convergencia con el PNV.
Aunque lo sustancial de la alianza no se haya desarrollado en el acuerdo formal PNV-PSOE. El PNV es el pionero de la «mochila austriaca», que ensaya ya en Gipuzkoa. Lo ve como una forma de romper la caja única -sin contrariar el texto de la ley- quedándose la gestión de los fondos de pensiones para animar el viejo sueño de refundar una «banca vasca» sin meterse en un agujero de déficit.
Presentándolo como respuesta a las demandas de unos jubilados movilizados que lo rechazan abiertamente. el sistema de mochila austriaca llevaría «pausadamente» hacia un sistema mixto que daría una pensión mínima sobre el sistema solidario, estatal y de caja única... que se «complementaría» de forma creciente por fondos gestionados por los bancos y regulados por los gobiernos autonómicos -al menos en Euskadi.
Es la expresión del espíritu de sanchismo y su punto de encuentro natural con el «separatismo práctico» del PNV: cargarse la caja única sin tocar la ley ni la letra del sistema existente al tiempo que vende como «mejora» una privatización cronificada en el tiempo, que solo puede empobrecer a los trabajadores para salvar a una banca que «ya no es negocio», dándole escala sin riesgos.
«Implosión controlada del régimen del 78», 2/2/2020
La lógica de la mochila austríaca lleva a reducir las pensiones a un mínimo garantizado por el estado complementado con un ingreso variable fruto del resultado de fondos inversión. Pero también -y no suele comentarse en los medios- al «coste cero» en los despidos. Cuyo resultado inmediato sería acelerar aun más la tendencia a la concentración de los salarios de los trabajadores en torno al salario mínimo recién subido y que los sindicatos y podemos piden que siga subiendo hasta los 1200 euros, estableciendo prácticamente un «salario único» para la gran mayoría de la clase trabajadora... si no lo regionalizan y sectorializan como parece ser la intención.
Por si hubiera dudas, aunque la «mochila austriaca» en teoría quedara aparcada por «la presión de Podemos» en la negociación del gobierno de coalición, no ha pasado ni un mes antes de que pase de nuevo a la primera línea de objetivos del Ministerio de Economía.
El panorama sindical mientras tanto, está dividido sobre la huelga de hoy. CCOO – UGT rechazan la convocatoria, también Podemos y CGT.
La causa de fondo es que aunque existen reivindicaciones de carácter universal como acabar con la precariedad, el acento se pone en... «el derecho de trabajadoras y trabajadores de Euskal Herria a decidir la mejor manera de garantizar el sistema público de pensiones y unas pensiones dignas» y el «derecho a decidir nuestro propio modelo de relaciones laborales así como un marco propio de negociación colectiva sin ningún tipo de injerencia». Es decir, el objetivo de la movilización es confluir con la jugada del PNV sobre la territorialización de la Seguridad Social.
El PNV ha calificado la movilización de «desproporcionada» -se bastan ellos para encarrilar a Sánchez hacia los objetivos nacionalistas. Lo que ha dejado a Bildu como protagonista político de la huelga, reforzando su papel como «la izquierda» del régimen peneuvista.
El resultado inevitable ha sido ahondar la fractura en el movimiento de pensionistas: en un manifiesto, suscrito por las asociaciones de pensionistas Nagusiak, AJPD-DEPE y Coespe Bizkaia, junto a integrantes de las coordinadoras de Bilbao, Barakaldo, Ermua, Santurtzi y Sestao denuncian que «la convocatoria de huelga, promovida por un sector de pensionistas en nombre de todo el colectivo, amenaza la supervivencia del Movimiento de Pensionistas». Igualmente, conscientes de «las graves consecuencias» de esa convocatoria, llaman «a recuperar la unidad en base a los principios asumidos hace dos años al comenzar las movilizaciones» porque, su participación en la huelga general, «supone diluir las demandas del colectivo de pensionistas en otros fines diversos, pero sobre todo, provoca la división de un movimiento que era patrimonio de todos y todas». Desde su punto de vista, «la convocatoria lleva a confusión con las reivindicaciones, salvo que se pretenda implantar un sistema de Seguridad Social propio para Euskadi separado del común que tenemos ahora», y, por su parte, transmiten «al grupo promotor la necesidad de reconsiderar la situación» porque, «sea cual sea su resultado, a las asociaciones y plataformas que no apoyamos esa huelga nos preocupa lo que ocurra el día después»
Hay toda una serie de motivos por los que los sindicatos nacionalistas convocaron esta huelga. En la más mezquina y burocrática, sirve a la «puesta de largo» de los nuevos secretarios generales de ELA y LAB -que lleva apenas dos años- frente al gobierno del PNV, y a este y Bildu de cara a las elecciones autonómicas de este año.
Pero lo principal es que la huelga está pensada para reforzar la estrategia soberanista de trasladar competencias de Seguridad Social y trabajo al gobierno regional vasco, instrumentalizando la simpatía que tiene el movimiento de pensionistas en Euskadi y su carácter de referente para miles de trabajadores.
Pero, como el objetivo es empujar hacia la ruptura de la caja única de la Seguridad Social, la perspectiva no puede sino pasar por la «mochila austriaca», eso sí, al modo PNV, las EPSV. No es casualidad la omisión de las EPSV -de cuya dirección forman parte ELA, LAB, CCOO y UGT- por parte de los sindicatos, haciendo caso omiso a los pensionistas sobre el tema.
La huelga de hoy nada que ver con los intereses de los trabajadores y menos aun con la lucha por las pensiones.