El feminismo y la guerra EEUU de los orígenes a la 1ª Guerra Mundial
Iniciamos una nueva serie de artículos investigando la relación entre el feminismo y la guerra desde sus orígenes en EEUU y Gran Bretaña en el siglo XIX hasta nuestros días. ¿Por qué el feminismo ha ido desde sus comienzos de la mano del esfuerzo bélico y ha hecho del encuadramiento de las mujeres trabajadoras para las grandes guerras de nuestra época su estandarte?
En este artículo...
El clasismo pequeñoburgúes en la raíz del feminismo en EEUU
Como las sufragistas de Gran Bretaña, las sufragistas de EEUU eran mujeres propietarias interesadas en demoler las barreras de su ascenso social. Sin embargo, hay algunas diferencias importantes. La forma en que se desarrolló el capitalismo en ambos países dio matices distintos al feminismo a cada lo del Atlántico.
Los estados coloniales aprobaron leyes que mitigaron los efectos de la ley inglesa sobre la condición de las mujeres casadas. También en la práctica, independientemente de la ley, las mujeres casadas dispusieron de la propiedad, dirigieron negocios y vendieron bienes antes de que se aprobaran leyes de propiedad específicas para las mujeres casadas. La aprobación estas leyes en EEUU comenzó en 1839, mientras que en el Reino Unido la Ley de propiedad de las mujeres casadas se aprobó en 1882. Por eso el feminismo de los EEUU, a diferencia del de Gran Bretaña, nunca experimentó ninguna división entre las solteronas y las feministas casadas.
Pero no habría feminismo si las mujeres de la pequeña burguesía no lo necesitaran. Es decir, si no se enfrentaban a obstáculos para su ascenso social.
Las mujeres estadounidenses de la pequeña burguesía en ese entonces todavía no podían acceder muchas universidades, lo que impedía su profesionalización. Y esto era aún más importante ya que la medicina, por ejemplo, se estaba profesionalizando en aquel momento. Además, las mujeres pequeñoburguesas durante el siglo XIX y principios del siglo XX, como todas las mujeres de EEUU, no tenían derecho a votar.
Cuando se celebra la convención de Seneca Falls, verdadero acto fundacional del feminismo estadounidense, el requisito de propiedad para el voto había sido eliminado en muchos estados, incluyendo Nueva York, que era el estado donde se encontraban las sufragistas. Este proceso se desarrolló entre 1776 y 1857, cuando Carolina del Norte fue el último estado en eliminar completamente su requisito de propiedad. Sin embargo, ni las mujeres ni los negros podían votar.
Por eso el feminismo estadounidense, a diferencia del británico, hablaba de la necesidad de luchar por el sufragio universal... pero sólo porque, a diferencia del feminismo británico, no tenían otro camino realista para obtener el derecho al voto. Simplemente no estaban en posición de exigir el sufragio sólo para las mujeres con propiedades. Sin embargo, detrás del fino velo de la retórica universalista, podemos descubrir los intereses de clase del feminismo.
El argumento principal del feminismo era que el voto femenino es necesario para equilibrar la influencia de las masas no propietarias.
No nos sentiríamos tan apenados si ningún hombre que no hubiera alcanzado la plena estatura de Webster, Clay, Van Buren o Gerrit Smith pudiera reclamar el derecho al sufragio electoral. Pero que se reconozca plenamente a los borrachos, a los idiotas, a los que hacen apuestas en las carreras de caballos, a los que venden ron, a los extranjeros ignorantes..., mientras que nosotras mismas somos expulsados de todos los derechos que pertenecen a los ciudadanos, es un insulto demasiado grosero a la dignidad de la mujer como para aceptarse tranquilamente por más tiempo.
Elizabeth Cady Stanton, Address Delivered at Seneca Falls, 1848
Clasismo anti-obrero, xenofobia anti-irlandesa y racismo contra la minoría negra en el feminismo estadounidense
Las feministas se presentaban como Whigs, es decir, como continuadoras de la tradición demócrata radical heredera del puritanismo. Esto era perfectamente compatible con afirmarse como mujeres de clase indignadas por la invasión irlandesa. Los migrantes irlandeses no solo eran campesinos pobres desharrapados buscando convertirse en obreros, venían de un país católico que representaba todo lo que podía horrorizar a la tradición puritana: tradiciones comunitarias fuertes, modos extrovertidos, bailes ruidosos y regados de alcohol casero...
La xenofobia anti-irlandesa había acompañado durante décadas ya al discurso anti-obrero de las clases propietarias británicas. Los migrantes irlandeses habían formado la capa más precaria y peor pagada del proletariado inglés y escocés, y el cultivo de la xenofobia había sido una herramienta muy útil tanto para controlar costes salariales como para azuzar la represión para la burguesía industrial y el estado. Es el primer conato de política identitaria de la izquierda burguesa de la época.
El feminismo estadounidense heredó este molde xenófobo y racista desde Gran Bretaña. Pero al mismo tiempo pretendían hacerse pasar por contrarias a la injusticia de la esclavitud y la opresión de los negros. Algo que también tenían en común con sus colegas del otro lado del Atlántico: no en vano, el abolicionismo era entonces la principal expresión whig en Gran Bretaña y de sus círculos nacería el sufragismo británico.
Sin embargo, la cuestión de los derechos civiles de los negros y de su emancipación acabaría escindiendo el movimiento feminista tras la Guerra Civil.
Racismo y feminismo en EEUU: por qué el feminismo dejó de hablar del sufragio universal
A esto se debe la escisión en 1869 de la American Equal Rights Association (AERA). La AERA fue una organización nacida de la undécima Convención Nacional de los Derechos de las Mujeres cuyo objetivo principal era asegurar la igualdad de sufragio para todos los ciudadanos estadounidenses, independientemente de su sexo o raza.
Esta organización se formó durante el período de la Reconstrucción y terminó dividiéndose sobre la propuesta de la 15ª Enmienda. La 15ª Enmienda, que terminó siendo aprobada en 1870, concedió a todos los varones, independientemente de su raza, el derecho a votar. Pero no concedió el derecho a votar a las mujeres. Por eso, la AERA se dividió en dos en 1869: la National Woman Suffrage Association (NWSA) y la American Woman Suffrage Association (AWSA).
La NWSA, dirigida por Susan B Anthony y Elizabeth Cady Stanton se opuso a la 15ª Enmienda porque creía que era peor dar el voto a todos los varones sin importar su raza que mantener tanto a los negros como a las mujeres privados del derecho al voto.
No tomaríamos el camino correcto si exigimos el sufragio para una clase en particular; por principio, lo exijo para todos. Pero en una visión estrecha de la cuestión, como una cuestión de sentimiento entre clases, cuando el Sr. Downing me hace la pregunta, ¿están ustedes dispuestos a que el hombre de color tenga derecho al voto antes que la mujer?, yo diría que no. Siendo él mismo degradado, oprimido, sería incluso más despótico con el poder gobernante de lo que lo son nuestros gobernantes anglosajones. Deseo que vayamos juntos al reino, porque la seguridad individual y nacional exige que ningún otro hombre tenga derecho al voto sin la mujer a su lado
No podría ser más claro. Aunque la gente suele caracterizar esta reacción como un ejemplo de racismo puro, es evidente que se trata también de otra cosa. Su indignación es la de una mujer pequeñoburguesa que cree que su clase la hace superior a las masas de trabajadores negros. Como ya vemos, las feministas también hablaban de la injusticia de ser privadas de un derecho que los varones de la clase trabajadora poseían...¡clase que incluye a esos inmigrantes inferiores que ni siquiera pueden hablar bien el inglés!
La AWSA, por su parte, apoyó la enmienda, ya que se dedicaba en ese entonces a mantener sus vínculos con las organizaciones que apoyaban los derechos civiles de los negros. Los grupos también estaban divididos en su estrategia práctica para garantizar el derecho al voto de las mujeres. Mientras que la NWSA insistió en que el derecho al voto de las mujeres se concediera mediante una enmienda federal, al igual que en el caso de los negros, la AWSA decidió lograr el sufragio femenino estado por estado.
Pero en la década de 1890, precisamente cuando los demócratas comenzaron a reafirmar su hegemonía en el Sur privando a los negros del derecho de voto y estableciendo la segregación racial, tanto el feminismo de la NWSA como el de la AWSA que estaban perdiendo influencia, decidieron cambiar su estrategia.
Ambas tendencias del feminismo norteamericano acabaron fusionándose en 1890 para formar la NAWSA y adoptaron una estrategia para captar el Sur. Y para captar el Sur, las feministas decidieron abandonar cualquier pretensión de establecer una enmienda federal. Al fin y al cabo, reforzar los derechos de los estados era la clave para mantener el sistema de segregación racial y con él, el dominio de los demócratas en el Sur.
Es más, no hubo ningún movimiento sufragista en el Sur antes de este giro en la estrategia. Las feministas del Sur eran las más virulentamente racistas y afirmaban explícitamente que la concesión del derecho de voto a las mujeres mantendría la pureza de la raza blanca. El objetivo consistía en privar de derechos a los negros y establecer la igualdad de derechos de las mujeres. Por eso las feministas dejaron de hablar del sufragio universal.
Mientras tanto, entró en escena una nueva tendencia dentro del feminismo. Había sido creada por dos ex miembros de la NAWSA que contaban con experiencia organizativa en la WSPU (el grupo británico de Pankhurst). Se llamaron National Woman’s Party (NWP).
Esta nueva tendencia tampoco quería perder el apoyo de las sufragistas del Sur. Aunque se oponía a la estrategia de la NAWSA de hacer campaña estado por estado, diseñada para adaptarse al deseo de la burguesía del Sur de mantener a los negros privados del derecho al voto, no se oponía a utilizar el racismo para reclutar aliados sureños.
El desfile que sus fundadoras Alice Paul y Lucy Burns organizaron en 1913 lo representó de un modo muy teatral al obligar a las mujeres negras a marchar separadas detrás de las blancas.
El feminismo estadounidense durante Primera Guerra Mundial
Incluso antes que tanto el Senado como la Cámara de Representantes votaran para aprobar la entrada de Estados Unidos en la primera guerra mundial en 1917, Carrie Chapmann Catt, la presidenta de la NAWSA en ese momento, declaró su apoyo al esfuerzo bélico.
A principios de abril, Catt dio instrucciones a todas las filiales de la NAWSA para que inscribieran a sus miembros en el servicio de guerra. En todo el país, las filiales locales se lanzaron a realizar tareas relacionadas con la guerra: coser, trabajar en el jardín, atender a los enfermos, enrollar vendas, etc. También se dedicaron a vender Bonos de la Libertad; sólo en la ciudad de Nueva York, el Partido del Sufragio Femenino vendió más de un millón de dólares en bonos en sólo 6 meses. [...]
A lo largo de 1917, [Carrie Chapmann Catt]… mantuvo un contacto regular con el presidente Wilson. Poco antes de que ella comprometiera a la NAWSA con el esfuerzo bélico […] el presidente parecía haber dejado claro que, a cambio del apoyo de la NAWSA a la guerra, haría lo posible por ayudar a las sufragistas a alcanzar sus propios objetivos. Para entonces, tanto Wilson como el Partido Demócrata declararon su apoyo al sufragio a nivel estatal, pero ninguno de los dos se había comprometido con la enmienda federal
El NWP durante la Primera Guerra Mundial, en contraste con la NAWSA, hizo piquetes alrededor de la Casa Blanca por el sufragio. Cuando los historiadores hablan de las diferentes estrategias del NWP y de la NAWSA durante este periodo, suelen caracterizar al NWP como una organización revolucionaria y anti-imperialista. Nos dicen que era valiente porque, a diferencia de la NAWSA, tenía el valor de criticar al gobierno en tiempos de guerra…
Pero el NWP señaló explícitamente que su tarea, desde el inicio de la guerra mundial, era hacer que se concediera el sufragio femenino como medida de guerra. Por otro lado, su crítica al gobierno ni por un momento pone en cuestión la guerra imperialista y la matanza, solo reclama que el sufragio femenino se realice antes que mayores esfuerzos por defender la democracia. Es decir, pura retórica... de guerra.
El hecho es que el llamamiento de las mujeres a la democracia en este momento es vergonzante para el gobierno. Los políticos piden al pueblo que sacrifique todo y a todos por la democracia; y muchos hombres y mujeres están dispuestos a sacrificar todo por la democracia; pero no están dispuestos a permitir que el gobierno gaste la sangre de la nación por la democracia en algún lugar de Europa mientras ese mismo gobierno se niega a ayudar al establecimiento pacífico y ordenado de la democracia en nuestro propio país.
O sea, para ellos los Estados Unidos no tiene derecho a presentarse como país protector de la democracia si no garantiza a las mujeres el derecho al voto... es vergonzoso que los Estados Unidos, la mejor nación del mundo, sea aún más retrógrada que Rusia en lo que se refiere a los derechos de las mujeres... lo que supone que lo único que hace falta para que las feministas sacrifiquen todo por la democracia es que se les dé un mayor protagonismo en el sistema.
El sueño del NWP era el sueño de una pequeña burguesía indignada que exige el lugar que le corresponde.
Las feministas del NWP hicieron piquetes frente a la Casa Blanca durante cinco meses enteros sin ser molestadas en absoluto. Luego, tras dos años de participación de los Estados Unidos en la guerra, comenzaron a detener a las sufragistas bajo el pretexto de que estaban... obstruyendo el tráfico. Al principio se les detenía para luego ponerlos en libertad sin sanción. Días después empezaron a detener a las sufragistas que no pagaban la multa por obstruir el tráfico. Liberaron a esos sufragistas después de tres días. En julio, empezaron a ampliar las condenas a 60 días.
En agosto, las sufragistas intentan provocar al gobierno con una pancarta que compara al presidente con el Kaiser. Acaban recibiendo una paliza por ello... pero sobre todo por parte de patriotas enfadados con la comparación. Las sufragistas exigen luego que las sufragistas encarceladas sean tratadas como presas políticas y, siguiendo el ejemplo de la WSPU en la que se inspiraban, realizan huelgas de hambre.
Tal y como era de esperar, las sufragistas estadounidenses soportan la alimentación forzada para representarse a sí mismas como mujeres piadosas dispuestas a sacrificar su comodidad en aras de una causa que va más allá del mundo material.
La similitud entre la búsqueda del martirio en la WSPU y el NWP no se debe simplemente a la experiencia organizativa de Alice Paul y Lucy Burns con las sufragistas de Inglaterra... si son llamativamente parecidas es sobre todo porque comparten un vínculo de clase.
Compartían los mismos iconos, los mismos símbolos, el mismo lenguaje. Ambas organizaciones llevaban en sus fajas los colores que entendían como representativos de la pureza. Eran las mujeres pequeñoburguesas con un propósito divino de purificar la nación y proteger la integridad del país en la escena mundial.
Wilson, el feminismo y el sentido del sufragio femenino para la guerra
En 1918, dos años antes de que la Decimonovena Enmienda -el voto femenino- fuera finalmente adoptada, Woodrow Wilson escribió un discurso al Senado declarando que la enmienda es una medida vital para ganar la guerra y para las energías tanto de preparación como de batalla.
...y no sólo para ganar la guerra. Es vital para la correcta solución de los grandes problemas que debemos resolver, y resolver inmediatamente, cuando la guerra termine. Las necesitaremos en nuestra visión de los asuntos, como nunca las hemos necesitado antes. Necesitamos la simpatía, la perspicacia y el claro instinto moral de las mujeres del mundo.
Los problemas de esa época llegarán a las raíces de muchas cosas que hasta ahora no hemos cuestionado, y por mi parte creo que nuestra seguridad en esos días de incertidumbre, así como nuestra comprensión de los asuntos que tocan de lleno a la sociedad, dependerán de la participación directa y decidida de las mujeres en nuestros consejos. Necesitaremos su sentido moral para preservar lo que es correcto, fino y digno en nuestro sistema de vida, así como para descubrir qué es lo que debe ser purificado y reformado. Sin sus consejos seremos sólo medio sabios.
El feminismo en EEUU ganó el voto cuando el gobierno se dio cuenta de que se entraba en un nuevo período en la historia del capitalismo. Para hacer frente a los nuevos retos que se presentaban, no podía permitirse el lujo de ignorar las súplicas de estas mujeres. ¡Después de todo serían tan útiles para la democracia! Y la verdad es que las feministas tenían razón en ese sentido.
Feminismo e igualdad de género para encubrir el aumento de explotación... y la economía de guerra permanente
El triunfo del feminismo estaba ligado profundamente al desarrollo de imperialismo y a la instauración de una economía de guerra permanente, el capitalismo de estado que hoy conocemos universalmente. En ese marco, la clase dominante encontraba en las feministas un nuevo arma para atacar y encuadrar a la clase obrera en nombre de la igualdad de género.
Después de que la Decimonovena Enmienda fuera finalmente aprobada en 1920, el NWP comenzó pronto a trabajar en la aprobación de una Enmienda de Igualdad de Derechos que eliminara las restricciones laborales que protegían a las mujeres. Querían eliminar todas las limitaciones en los tipos de empleo que podían ocupar las mujeres, como la exclusión de las mujeres del trabajo nocturno. También querían abolir la restricciones en el número máximo de horas de trabajo que podían realizar las mujeres, en el peso de los objetos cargados por las mujeres en ellos, etc.
En vez de abolir el trabajo insano y peligroso, los horarios nocturnos y las cargas inhumanas, en vez de igualar a la baja la jornada de trabajo... se empujaba a las mujeres obreras a sufrir la explotación más descarnada en nombre de la igualdad.
La enmienda no pretendía eliminar para ambos sexos el trabajo peligroso para la salud, como el trabajo nocturno, sino dar a todos los trabajadores la misma oportunidad de realizarlo. No querían restringir las horas extraordinarias, sino, por el contrario, dar a los empleadores una mayor reserva de mano de obra a la que poder obligar a trabajar horas extraordinarias.
Las feministas justificaron su posición declarando que la pobreza femenina -concepto recuperado después como brecha de género- es el resultado de estas prohibiciones... aunque a todas luces se trataba de reducir costes laborales a las empresas. Es más, esto se hizo en nombre de la igualdad y con la bendición de Alice Paul, la gran feminista valiente y radical.
Pero para el feminismo, la eliminación de las restricciones era sobre todo una forma de eliminar cualquier barrera que impidiera el ascenso de las mujeres profesionales... incluido en el ejército. Porque la propuesta de enmienda sobre la igualdad de derechos, sembraba preguntas como: ¿Pueden las mujeres ejercer mandos en el ejército? ¿Pueden las mujeres trabajadoras estar sujetas a la conscripción obligatoria?
Estas preguntas no contradicen en lo más mínimo las aspiraciones del feminismo, ni siquiera el NWP. Son el resultado inevitable de una visión feminista de la emancipación que no tiene nada que ver con la nuestra, sino que, por el contrario, se trata de la libertad de los capitalistas y la pequeña burguesía para explotar sin límites, repartir igualitariamente posiciones de poder dentro de sus propias filas y preservar su existencia sobre nuestras espaldas.
Continuará...