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Europa, bocado en disputa entre China y EEUU

15/03/2019 | UE

Europa está dejando de ser el tercer vértice del triángulo imperialista con China y EEUU, y convirtiéndose en la pieza a disputar por ambos.

No es que la UE no haya intentando personarse en la guerra comercial, ni que no haya enseyado los dientes a China. La inversión china en Europa cayó un 40% en 2018 por las políticas defensivas de la UE. Bruselas [ha declarado a China «rival sistémico»](http://La UE ve a China como un «rival sistémico» https://elpais.com/internacional/2019/03/11/actualidad/1552320055_134208.html) para horror del capitalismo de estado chino que ve debajo la larga mano de EEUU.

Paradójicamente China se presenta como aliado de Bruselas en su denuncia de EEUU. Teme la ruptura del continente y la primacía de los acuerdos nacionales sobre las decisiones de conjunto que impulsa EEUU. No es por ningún «europeísmo». China carece de la profunda red de complicidades y viejos negocios que mantiene EEUU en cada país de Europa central y occidental desde hace décadas, sus aliados dentro de cada país tienden a ser representantes de la pequeña burguesía en rebelión. Por eso prefiere un mal resultado pactado en bloque que apostar a quedarse con un trozo mayor negociando país por país.

Por ejemplo, si la guerra por la tecnología del 5G se decidiera a golpe de directiva comunitaria, Huawei tendría las de ganar porque las tecnológicas no quieren prescindir de ella. Sin embargo país a país la cosa es diferente. EEUU no ha cesado de dar ultimatums a Alemania, amenazándole con no compartir información de inteligencia. Ha conseguido así enfrentar a la industria alemana con el aparato de seguridad alemán, generando un ambiente en la clase dominante en Berlín partidario, cuanto menos, de poner en cuarentena a las tecnológicas asiáticas.

En Italia, donde se debate la incorporación del país a la «nueva ruta de la seda» se ven claras las debilidades de la diplomacia china. Di Maio y el M5S, ejemplo arquetípico de la institucionalización de la revuelta pequeñoburguesa y cada vez más frágiles, son el principal aliado del gigante asiático. Pero tras las «advertencias» de EEUU, faltó tiempo para que Salvini asegurara que China no tenía nada que ofrecer que mereciera poner en riesgo las «alianzas atlánticas» y se dedicara a advertir sobre los peligros para la PYME de una «colonización» china. La última esperanza de Pekín es, cómo no, [Conte, pintado por la prensa asiática de campeón anti-imperialista](http://EEUU https://www.scmp.com/news/china/diplomacy/article/3001150/italian-pm-giuseppe-conte-ignores-us-warnings-and-pushes), pero la mano está repartida y la verdad es que China solo puede jugar a chica.

¿Dónde consigue China echar raíces? De momento en las «esquinas» del tablero. En Grecia, donde el capital nacional tiene que jugar en sus aspiraciones imperialistas regionales con contrapesar a prácticamente todos los gigantes. Y en Portugal, que amenaza con hacer encallar las defensas comunitarias frente China. En realidad, la alianza chino portuguesa es una respuesta al Brexit. Portugal necesita un aliado fuerte con el que contrapesar a España y ya no puede ser una Gran Bretaña en retirada y fuera de la UE. Lo paradójico es que en cuestiones como el 5G, en la que Portugal ha hecho piña con Huawei, amenaza con arrastrar a España, que bajo Sánchez ha comenzado a hacer equilibrios, seguramente con la vista puesta en sus propios intereses en Lisboa y Porto.

Portugal, mientras tanto, ha descubierto como sus intentos por exprimir al capital chino no solo tropezaban con EEUU, París y Berlín directamente cuando tenían repercusiones militares obvias. La OPA del principal fondo de inversión exterior del estado chino sobre EDP, suministradora del 80% de la electricidad portuguesa, fue vista con preocupación en Bruselas, pero el propio Juncker la dio por perdida. Lo que seguramente no imaginaban es que EEUU bloqueara directa y abiertamente la operación desde su propio suelo, donde cotizan también las acciones portuguesas.

Es decir, buscando equilibrar al vecino expansivo, Portugal ha acabado viendo los dientes de la guerra económica con EEUU. Para los pequeños capitales nacionales europeos es cada vez más difícil navegar entre los gigantes en guerra comercial y salir intactos. La imposibilidad de un desarrollo independiente del capital nacional no es una desgracia reservada a los países periféricos, sino una norma general del ‎ capitalismo de nuestra época‎.