Cerrar
Emancipación;

Communia

Internacionalistas

Blog de Emancipación

También mantenemos el
Diccionario de Marxismo,
la Escuela de Marxismo y los canales @Communia (noticias internacionales) y @Huelga (huelgas en el mundo) en Telegram.

Comunicados de Emancipación

Buscar

  • También puede serte útil nuestro Mapa de navegación: todos nuestros artículos organizados en secciones y ordenados cronológicamente

Entender el ahora

Su moral y la nuestra

En el comunismo...

Decadencia: El antagonismo entre el crecimiento capitalista y el desarrollo humano

Los límites del conocimiento bajo el capitalismo

Historia de clase

Crítica de la ideología

Los orígenes de la ideología y la moral burguesa

¿Estará en Sudamérica el nuevo Muro de Berlín?

03/12/2019 | Brasil

Diciembre arranca con un cambio drástico en los mapas energéticos del mundo y una nueva ofensiva arancelaria de EEUU contra Argentina y Brasil. Cada vez son más los analistas que presentan estos movimientos como las conmociones previas a la aparición de una nueva dinámica de bloques.

El analista de moda en Europa, el politólogo búlgaro Ivan Krastev, aseguraba ayer en una entrevista:

He pasado bastante tiempo durante el último año en EEUU y he visto un cambio similar al acontecido respecto de la Unión Soviética en el periodo 1947-1948. Hasta esa fecha, había distintas opiniones respecto de cómo actuar con ellos, y de repente todo cambió: se convirtieron en el enemigo. Ocurre lo mismo con China, también porque ha cambiado el punto de vista de las empresas americanas, sobre todo las de Silicon Valley. China ha perdido todos sus partidarios en EEUU. [...] En el mundo en el que Europa sigue existiendo, percibe la mayor parte de las cuestiones como comerciales, pero tanto para EEUU como para China el comercio se ha convertido en una cuestión geopolítica. Y esto no sólo provoca una división entre países, sino que señala la división entre las élites.

Y de hecho la interpretación que están haciendo toda la prensa económica desde EEUU hasta Argentina es que el objetivo de la ofensiva -que costará miles de millones a ambos países- no es el declarado -compensar las devaluaciones supuestamente «artificiales» de sus divisas- sino mandar un aviso a ambos países de que EEUU no va a permitir que jueguen a dos barajas.

En realidad, ha sido el juego de EEUU el que, desde la primavera y el fracaso Guaidó, ha reforzado a Mourao a Itamaraty y en general al sector de la burguesía brasileña partidario de «compensar» riesgos equilibrando a EEUU con China; tres cuartos en Argentina, donde Macri llegado el momento de la verdad en el G20 solo pudo encontrar inversiones de cierto volumen en China y Alberto Fernández no cuenta con otro posible argumento para renegociar con el FMI y atraer capitales.

[info]

Cronología de los bandazos en la orientación imperialista de Brasil con Bolsonaro

[/info]

¿Por qué ahora?

La clave ha sido la 11ª Cumbre de los BRICs (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Brasilia, que ha señalado el aterrizaje a lo grande de China en Brasil, la aceleración del tratado de libre comercio entre los dos y el comienzo de una alianza comercial que no solo beneficia al capital brasileño como un todo, sino que refuerza especialmente al sector latifundista, ganadero y agro-exportador que conforma el principal apoyo de Bolsonaro.

Que eso suponía un debilitamiento de las posiciones de EEUU era obvio desde el momento en que China daba vía libre a la importación de carne de Brasil a cambio de colocar a Huawei como proveedor de infraestructura 5G. Y tanto dio via libre, que la llegada de golpe de la demanda china de carne dislocó los precios en todo el país. Morir de amor que se llama.

No ha sido algo casual ni puntual. China fue el primer país en defender vigorosamente la «soberanía amazónica» de Brasil contra Macron en su torpedeo del Mercosur. No solo reforzaba así a Bolsonaro frente al «eco-imperialismo» europeo, sino que específicamente elevaba internacionalmente los intereses de los ganaderos a la defensa de la soberanía.

¿Se distanciará Brasil de EEUU?

El proyecto original del bolsonarismo, convertir a Brasil en un imperio delegado de EEUU en el continente, parece definitivamente enterrado. Estaba tocado ya por la renuencia de Itamaraty a optar por una posición que, al final, es de dependencia respecto a un único padrino imperialista, y condenado por la torpe jugada de EEUU en Venezuela. Recordemos como los servicios de inteligencia y los estrategas de EEUU se permitieron quitar el protagonismo y la coordinación internacional a Brasil del golpe contra Maduro, para acto seguido exigirle una intervención militar... a la que los militares con el vicepresidente Mourao a la cabeza se negaron en redondo. Ahí Brasil cambió su juego y no pasó desapercibido. EEUU quedó cada vez más resentido y se lo hizo saber a Bolsonaro impidiendo a su hijo presentar credenciales como embajador, dejándole fuera de la OCDE y la OTAN después de haber prometido lo contrario y ahora atacando directamente a la industria del acero y el aluminio... y enardeciendo al capital financiero paulista que hace ya -y no pocas veces abiertamente- votos por la vuelta de Lula. Bolsonaro intenta quitarle hierro a los nuevos aranceles diciendo que son electoralistas... pero la prensa china se mofa de la estrategia fallida recordándole que «la amistad de Trump no es real».

¿Quiere esto decir que Brasil va a tener una posición regional menos agresiva? En absoluto. Probablemente se vea abocado a serlo más cuanto más difícil le sea mantener el equilibrio entre EEUU y China. Que Bolsonaro invite a Bolivia a la cumbre del Mercosur mientras amenaza con abandonar la organización si el próximo gobierno peronista se lo pone difícil, es su forma de decir que tanto le da reformar a su medida las instituciones regionales como construir unas nuevas, pero que en cualquier caso no va a tolerar disenso ni excesivos peros.

Brasil es, como todos los estados y capitales nacionales en el mundo, ‎ imperialista‎. Su capital y por tanto su burguesía no se ven «arrastradas» hacia el imperialismo por las relaciones de «algunos» capitales con EEUU o China. El capital nacional brasileño -como todos los demás capitales nacionales- tiene necesidades imperialistas propias. Evidentemente no es el mayor ni el más poderoso imperialismo mundial, pero sí regional. Y sus intereses pasan por reordenar la estructura económica y comercial de Sudamérica en favor de sus necesidades e intereses. Lo que ha cambiado es su relación y sus intentos de mantener el equilibrio con hienas mayores, no su determinación a la hora de someter a las más débiles.