En Bruselas se representa la farsa, pero se prepara la tragedia
Ayer todos lo telediarios, periódicos y servicios de noticias miraban a Bruselas donde el ex-Presidente Puigdemont intentaba justificar su «exilio». Sus argumentos indignaron a unos, alimentaron el victimismo de otros y buscaron un último asidero subastando lo que queda de «la República catalana» en el rifirafe inter-imperialista. La farsa se convertía en autoparodia cuando la convocatoria de una «botifarrada solidaria» de la ANC, ariete de la «resistencia» al 155, descarrilaba en el ridículo animalista.
Pero mientras, en Bruselas también, se recibía el plan presupuestario preparado por el gobierno español bajo la tutela de la Comisión Europea: una nueva ración de «recortes» hacía del presupuesto para 2018 el mínimo histórico en sanidad y educación. Una vez más el independentismo sirvió para que estuviésemos mirando a otro lado mientras avanzaba la jugada de fondo. Y vienen muchas como esa y aun más graves.