El Brexit de nunca acabar
La prensa europea ve la sesión de ayer en el Parlamento británico como un nuevo día de la marmota incluida la «amenaza de una vuelta» del IRA. Lo más llamativo es que la prensa británica da por hecho que la UE va a seguir cediendo y concederá una extensión de plazo. Pero no está tan claro.
Dieter Kempf, el presidente de la patronal industrial alemana ha dejado bien claro a Merkel que sus asociados no están por conceder un retraso extra de dos meses en el Brexit: «es peor la incertidumbre» que generaría que el coste inmediato de un Brexit a la brava.
La prensa conservadora alemana ha cambiado ya de tono e insinúa el «no deal Brexit» casi como irremediable. Spiegel no solo cita políticos de la izquierda diciendo que sería una burla dejarles participar en el Parlamento Europeo otra vez -lo que es irremediable si se amplían plazos- sino que ven «más de un 50% de probabilidades» para la salida sin acuerdo.
En Francia se subraya que «el Brexit está fuera de control» tomando la palabra a la prensa británica y citando los tuits de Barnier que recordaban que el rechazo del acuerdo eliminaba la perspectiva de un «periodo de transición» e insinuando la salida inmediata.
Tusk dejaba claro ayer mismo que para concederse una extensión -que requeriría la unanimidad de todos los demás estados UE- es necesaria una «razón creible». ¿Qué significa «creíble» para la UE? Garantías de que el parlamento británico llegará en dos meses a aceptar un acuerdo al que no se ha podido llegar en dos años. Parece difícil. Para rematar, animados por Blair que les asegura que la firmeza doblegará al Parlamento de Wenstmister, los dirigentes del aparato de la Unión en Bruselas se reafirman en que la única alternativa es entre el acuerdo rechazado ayer y la salida a la brava.
Así las cosas la burguesía de estado británica parece decidida a seguir mirándose el ombligo para pánico de sus industriales exportadores, sin acabar de tomarse en serio sus propios planes de contigencia para el caso de una salida abrupta. Su principal baza, de hecho, parece ser la imprevisión ajena. No es «el día de la marmota», es incompetencia catastrófica para dirigir como clase a esa sociedad.