Ejército europeo, guerra global
Se confirma la ofensiva hacia la creación de un bloque europeo liderado por Alemania y Francia. La intervención de Macron en el Parlamento Alemán hizo oficial la ambición imperialista franco-alemana vestida de «obligación de no dejar que el mundo caiga en el caos y acompañarlo en el camino hacia la paz». Las consignas: [«unidad»](http://obligación de no dejar que el mundo caiga en el caos y acompañarlo en el camino hacia la paz) y «herramientas de soberanía».
Dicho de otro modo: disciplina política y desarrollo institucional para hacerla efectiva. La fecha de arranque: ya, antes de las elecciones europeas. La apuesta que ha de darle credibilidad: un ejército europeo.
La idea de un ejército europeo es especialmente valorada en Alemania, donde forma parte del debate público y «los Verdes», herederos del pacifismo de los ochenta y ahora partidarios de la intervención militar europea en Siria lo ven como una forma de huir de la mala imagen del militarismo alemán. Francia, única potencia nuclear que queda en la UE tras el Brexit, lo toma como bandera precisamente porque es su valor diferencial. Así que al primer gesto de Merkel en Bruselas empiezan a multiplicar los proyectos tendentes a coordinar de forma independiente a los ejércitos europeos. El primer empujón viene por el lado de la «defensa civil», es decir por la militarización de la población civil. El ejemplo, estos mismos días, el ensayo de la respuesta a un corte del gas ruso en Alemania. La estructura de la UE empieza a mostrar la tendencia hacia el militarismo que vimos aflorar en Asia y amenaza en América del Sur.
Antes de este mandato, el presupuesto europeo destinaba cero euros al gasto en Defensa. Ahora vamos por los 500 millones de euros y para el próximo marco presupuestario (2021-2027) proponemos 13.000 millones de euros a través del nuevo fondo de defensa
Merkel ha aceptado con Macron, que la militarización de la guerra comercial, anunciada abiertamente por el plan de Seguridad Nacional de EEUU no tiene marcha atrás y no va a amainar. Sabe que la perspectiva que eso abre convierte a Europa, de nuevo, en un escenario bélico potencial y que sin hacer valer sus intereses imperialistas fuera de la Unión difícilmente tendrá bazas, incluso, para salir del paso en las negociaciones comerciales actuales. Así, las decisiones «racionales», «sensatas» y «responsables» de los gobiernos, impulsados por la competencia entre imperialismos rivales, grandes y pequeños, van sentando las bases para una generalización de la guerra que más temprano que tarde tocará las puertas de Europa, el Mercosur y las regiones que desde hace décadas presumían de haber quedado al margen de la máxima expresión de la barbarie.