¿Está dispuesto EEUU a iniciar una guerra en Taiwán?
La tensión entre EEUU, Gran Bretaña y China en el Estrecho de Taiwan está en su punto álgido desde los años cincuenta. Bastaría una declaración formal de independencia, que el partido gobernante en Formosa amenaza con hacer en cualquier momento para que una guerra en Taiwán enfrentara directamente a las dos grandes potencias imperialistas con consecuencias desastrosas. Parece una locura, pero sin embargo, hay razones de fondo que podrían empujar a EEUU a dar un paso sin marcha atrás.
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El Estrecho de Taiwán está en una espiral de maniobras y demostraciones de fuerza
Octubre arrancó con ejercicios militares de las armadas de EEUU y Gran Bretaña en aguas cercanas a Taiwán. La respuesta china fue enviar patrullas aéreas sobre el Estrecho que separa el continente de Formosa. En cuatro días el número de aviones de estas unidades pasó de 16 a 36 aviones de combate y hasta 12 bombarderos nucleares. Estaban claramente en «su lado» de la frontera -que ninguna de ambas partes reconoce- pero tanto EEUU como Taiwán percibieron la advertencia y reclamaron a Pekín un cese de la presión.
Al día siguiente se supo que un submarino nuclear estadounidense había sufrido una colisión en aguas del Mar de China Meridional mientras la vigilancia satelital desvelaba que China estaba construyendo a toda velocidad infraestructuras para concentrar sus capacidades aéreas frente a la costa de la isla. La perspectiva de una guerra en Taiwán se hizo universalmente presente.
Xi intervino públicamente para asegurar que «prefería» la «reunificación por métodos pacíficos» a la conquista armada de la isla. Y la primera ministra taiwanesa, lejos de intentar calmar aguas, aprovechó el foco internacional para lanzar mensajes independentistas y consignas de «resistencia a la anexión».
Bastaría una declaración formal de independencia para que estallara una guerra en Taiwán
El ejército chino (EPL) respondía ayer con nuevos simulacros de desembarco anfibio y la amenaza de «aplastar» cualquier paso adelante en la independencia. Y hoy mismo se aseguraba desde Pekín que el ejército hará lo necesario para «prevenir la acciones conducentes a la independencia de Taiwán y la interferencia de fuerzas externas».
Hoy por hoy, la situación es la de una espiral de confrontación en la que, dada la posición china, bastaría con un gesto declarativo del gobierno taiwanés para dar paso a un conflicto armado.
Con la solicitud de entrada al Tratado TransPacífico, que ignora que sus miembros no reconocen a Taiwán como un estado soberano, la Presidenta taiwanesa ha demostrado su voluntad de hacerlo y llevar la situación al límite. Pero el gobierno de Taipei no tiene capacidad real de decisión. Necesita el visto bueno de Washington. Así que la cuestión es si EEUU está dispuesto a ir a una guerra en Taiwán...
¿Está dispuesto EEUU a ir a la guerra en Taiwán de aquí a cinco años?
Si algo se puede descartar ya es una guerra en Taiwán «mediante proxy», es decir, alimentada por EEUU y China pero batallada por otros. Para China se trata de su territorio. Y el mero hecho de que EEUU esté enviando asesores militares a Formosa, inmediatamente después de la constitución de AUKUS y la cumbre QUAD de hace un mes, manda una señal clara a Pekín: si Taiwán declara oficialmente su independencia -en vez de mantener su estatus de «gobierno rebelde» de China-, toda respuesta militar china será respondida directamente por EEUU, Australia y Gran Bretaña.
Biden hasta ahora se ha mostrado partidario de mantener una «presión extrema», pero no de dar paso inmediatamente a una guerra. Mandar una cantidad minimamente relevante de tropas a Formosa sería ya «casus belli» para China, por ejemplo. Sin embargo, la «presión extrema» significa mantener abierta indefinidamente la posibilidad de conflicto armado como algo inmediato. Y ahí, en el terreno de una «guerra fría», otro tipo de consideraciones pueden producir un paso adelante hacia el desastre.
1 China tendrá capacidad para cerrar el Estrecho de Taiwan en 2025 según el ministro de Defensa taiwanés. Es decir, 2025 marcaría un punto de inflexión en las capacidades militares chinas que harían posible el bloqueo económico de la isla sin necesidad de ir a una guerra. La estrategia estadounidense de presionar sin pasar al enfrentamiento directo, tendría en ese caso fecha de caducidad.
2 Aunque en un marco en el que ninguna información es fiable, hay que coger con pinzas, las «filtraciones» sobre la derrota de EEUU en la carrera de la IA, aseveradas por el propio Google, son muy preocupantes. Al final el enfrentamiento imperialista entre EEUU y China no es una lucha de posiciones como entre Rusia y EEUU, sino una lucha directa por mercados y aplicaciones de capital. Es decir, la carrera tecnológica es su expresión más clara. Si EEUU realmente cree que puede quedar atrás tecnológicamente a corto plazo, el impulso hacia la guerra se haría presente como una urgencia inmediata.
Por otro lado, los últimos avances de Huawei serán inmediatamente incorporados al ejército chino, que ya desarrolla toda una flota de submarinos no tripulados y robots navales y aéreos. Si EEUU piensa realmente que puede perder su superioridad naval a consecuencia de un naciente gap tecnológico, una nueva cuenta atrás se incorporaría a las consideraciones militares.
3 No es ningún secreto que el actual gobierno de EEUU tiene como principal objetivo superar la fractura en el seno de la burguesía estadounidense que se materializó en el trumpismo. Pero el partido Republicano no tiene capacidad hoy para hacer otra cosa que no sea reproducirla e incluso aumentarla.
Pero lo que dicen las encuestas es que el partido demócrata corre un riesgo demasiado alto en las elecciones de medio término de 2022 y que a partir de 2026 es difícil que haya algo diferente a una mayoría republicana en ambas cámaras. Según sus propios analistas sería necesaria una «gran causa nacional» dirigida desde la presidencia para poder dar la vuelta a esta expectativa demoscópica. Y la confrontación con China, prácticamente el único tema de consenso entre los dos grandes partidos, tiene todas las papeletas.
4 En Washington mientras, incluso en el partido republicano, está emergiendo una nueva concepción estratégica del enfrentamiento imperialista con China. Los «nuevos halcones» ven la guerra en Taiwán como la primera de una serie de guerras locales que marcarán el cerco estadounidense a China condicionando su desarrollo económico y tecnológico.
Esta perspectiva limita el posible curso de una guerra en Taiwán al guion de la guerra de Malvinas. Da por hecho que no afectaría ni a los estados de la región, ni al territorio continental de EEUU. Los burócratas chinos lo ven como una «locura». EEUU no puede ir a una guerra en Formosa sin involucrar sus bases en Japón y Corea, Formosa no son las casi desiertas Malvinas y el ejército chino de hoy no es el ejército argentino de 1981. Pero ambas partes intentan convecerse a sí mismas de tener las de ganar. Mal síntoma.
¿Una guerra en Taiwan antes de cinco años?
Como decía anteayer el director de internacional del Financial Times ambas potencias imperialistas están «en un juego de póquer potencialmente mortal sobre Taiwán, mientras intentan engañarse mutuamente pensando que el otro dará marcha atrás». El analista augura un pronto «momento de la verdad» en que el estallido de la guerra en Taiwán se decida «azarosamente» al estilo de la crisis de los misiles de Cuba del 62. El Wall Street Journal venía a secundar ayer la misma idea.
La realidad es que las amenazas de órdagos nucleares, la urgencia de los tiempos y los triunfalismos forman parte del juego de propaganda y «operaciones psicológicas» del momento de «guerra fría» que vivimos. Por eso, en cierto modo, la guerra en Taiwán ya ha comenzado, aunque antes de convertirse en guerra abierta seguramente pase por una fase de bloqueo naval chino a las exportaciones taiwanesas... que, de paso, multiplicaría la crisis de suministros y la crisis industrial en EEUU, Japón, y Europa.
Dar fechas es prácticamente imposible. Pero la perspectiva está clara. Ambas potencias imperialistas llevan rumbo de colisión hacia una guerra en Taiwán que difícilmente quedaría constreñida a la isla e incluso al continente asiático.
La única alternativa a este continuo deslizamiento hacia la guerra en Taiwán está en la capacidad de los trabajadores, dentro de cada país involucrado, para resistir a la propaganda bélica nacionalista cada vez más agobiante y convertir la perspectiva de una nueva guerra imperialista en lucha contra sus clases dirigentes.