Dos sesiones 2021 China cambia de estrategia
Hoy ha sido la clausura de las dos sesiones 2021, el evento/ceremonial político más importante del año. En su centro la crisis global del capitalismo. En su perspectiva, militarismo, guerra y pacto verde. La buena noticia: los estrategas chinos no esperan un enfrentamiento armado con EEUU antes de 2027. La mala: la carga sobre la clase trabajadora china ya ha comenzado.
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Dos sesiones 2021: Un ataque directo a la clase trabajadora en China
La prensa europea ironizó sobre la declaración oficial del gobierno en las dos sesiones 2021 que tilda de modesto el objetivo de crecimiento del 6%. Pero es que ese objetivo lleva asociado crear apenas 11 millones de puestos de trabajo en las ciudades, una cantidad insuficiente incluso para absorber a los 136 millones de migrantes rurales que se buscan la vida en la costa del Pacífico y que no figuran siquiera en las estadísticas de desempleo. Respecto a los trabajadores formales residentes legalmente en las ciudades, la aspiración significa contener el paro en el 5,5 % y la inflación en el 3%.
Traducido: no menos de 220 millones de trabajadores urbanos seguirán o pasarán de los límites de la subsistencia para entrar en la pobreza extrema. Y por si fuera poco, aumentará la edad de jubilación y previsiblemente bajará la dotación de los servicios públicos esenciales al bajar los impuestos.
Eso sí, para reducir la presión de las migraciones rurales las dos sesiones 2021 instituyen un programa de formación y ayudas directas al campesinado pobre financiado con nuevas trasferencias a las regiones. Nada sustancial, el equivalente interno a los programas de la UE en Senegal y los países de origen de las migraciones africanas.
La crisis capitalista: falta de impulso de crecimiento y restricción del comercio internacional
No hay nada de lo que extrañarse. Las dos sesiones 2021 fueron, como siempre, un verdadero consejo de administración de la burguesía china. Y como todo órgano de la burguesía cuando la acumulación entra en crisis la primera reacción es reducir costes laborales.
Pero como todas las burguesías del mundo, su principal angustia es que la crisis global del capitalismo y la competencia y la presión creciente de Europa y EEUU les lleve a perder aun más mercados. No pueden escapar a la etapa actual del capitalismo: el imperialismo.
Por eso su primer objetivo es compensar los mercados perdidos aumentando las ventas en nuevos mercados y con nuevos productos. Y en ésto el cómo es inseparable del dónde. La estrategia de las dos sesiones 2021 lo pretende lograr adelantando la puesta en marcha del RCEP para exprimir un poco más los mercados asiáticos y pisando el acelerador Iberoamérica y África. En una rueda de prensa paralela a las dos sesiones 2021 que ya se ha hecho tradicional, el canciller Wang apuntó:
Veremos nuevos campos entrar en escena [además de] acuerdos de infraestructura, puertos, ferrocarriles. Las nuevas áreas en las que China está tratando de ser más influyente también serán importantes y la tecnología digital definitivamente es una de ellas
Los nuevos sectores prioritarios con los que cuenta la burguesía china para acelerar su comercio internacional son telecomunicaciones, aplicaciones de Inteligencia Artificial para estados, coches eléctricos, tierras raras y materiales especiales, robótica, motores de aeronaves, equipos médicos de alta gama, vacunas, maquinaria agrícola, equipos importantes utilizados en la construcción naval, aviación, ferrocarriles de alta velocidad y aplicaciones industriales del sistema de navegación por satélite global Beidou , la alternativa china al GPS.
El motor del conflicto imperialista está en marcha y acelerándose. A fin de cuentas no es sino una lucha por acceder a mercados para colocar producción y capitales excedentarios. Pero en la práctica concreta puede derivar en mil roces, batallas e incluso guerras por objetivos aparentemente distantes como, simplemente, crear un problema a un rival o ganar una posición supuestamente estratégica.
Esos roces llevan mucho tiempo escalando entre China y sus competidores. En las dos sesiones 2021 el primer ministro Li Keqiang dejó claro que nos protegeremos resueltamente contra la interferencia de fuerzas externas en los asuntos de Hong Kong y Macao. Y como broche el Parlamento votó casi por unanimidad aprobar una resolución que garantizaba que solo los patriotas podrán gobernar Hong Kong. Además, la clase dirigente china mandó una señal clara a EEUU sobre Taiwan y las aspiraciones de Pekín en el Mar de China. Y aquí es donde entra la cara B del imperialismo: el militarismo.
Militarismo
La buena noticia que nos comunica el enésimo incremento del gasto militar chino es que los estrategas que dieron marco a las decisiones de las dos sesiones 2021 no creen probable una guerra contra EEUU en el Pacífico antes de 2027. La mala, que la consideran inevitable. Así que ahora todo se centra en garantizar un ejército fuerte para 2027. Dicho en tres palabras: carrera de armamentos.
Las dos sesiones 2021 han declarado un presupuesto de 209.000 millones de dólares lo que representa un aumento del gasto militar del 6,6%, el más bajo en dos décadas. Pero las cifras están maquilladas para omitir gran parte del gasto militar. No quieren asustar a nadie antes de tiempo... pero desde luego no se han planteado ni por un momento dejar pasar. La prensa japonesa citaba a un experto chino que aseguraba que:
Xi se da cuenta de que hay una gran brecha entre el EPL y el ejército de Estados Unidos, y que la brecha podría ampliarse aún más si Washington refuerza sus prohibiciones científicas y tecnológicas sobre la industria de defensa. [...] La forma más eficaz es utilizar el sistema político de arriba hacia abajo de China para movilizar todos los recursos en todos los sectores para acelerar la modernización militar.
Esa forma más eficaz coincide letra por letra con la definición de militarismo. La realidad es que todo, desde la exploración de la Luna a las neurotecnologías, va a estar supeditado al desarrollo armamentístico y la consolidación del ejército como una maquinaria total: tecnológica, productiva, guerrera... y nuclear, porque se trata de equilibrar fuerzas con EEUU quien por otro lado, no deja de crear nuevas armas atómicas pensando en China.
Pacto Verde
En las dos sesiones 2021 el esfuerzo nuclear chino se ha presentado como un desarrollo proactivo y ordenado de la red de centrales nucleares. China ya produce centrales exclusivamente con sus propias tecnologías, es decir, seguras para su doble uso.
De paso el aumento de la nuclear sirve al capital chino para evitar nuevas exclusiones de sus productos a cuenta del CO2 emitido en su producción. La UE aprobó ayer los fundamentos de un arancel -ajuste de CO2 en la frontera, le llaman- pensado precisamente contra la industria china del aluminio y el acero. Desarrollar su propio Pacto Verde le permitirá además participar en mayor o menor medida del juego internacional del capital verde y tener una nueva herramienta para transferir rentas del trabajo al capital.
Resultado, en las dos sesiones 2021 se consagró el objetivo de reducir las emisiones de CO2 por punto de PIB en un 18% durante los próximos cinco años y llegar a la neutralidad de emisiones en 2060. El punto álgido de las emisiones sin embargo está todavía por llegar. El carbón sigue siendo el 60% de la cesta energética china y no es tan rápido cambiarla. Hasta 2030 las emisiones netas seguirán creciendo. En los siguientes diez años bajarán hasta hacerse cero. Diez años es el tiempo que se tardan en construir y poner en marcha las nuevas centrales nucleares chinas.
Dos sesiones 2021: un balance
Un ataque directo a las condiciones de la clase trabajadora en China y una escalada de las necesidades imperialistas acompañadas ambas de un desarrollo acelerado del militarismo. Es imposible definir de otra manera las dos sesiones 2021.
La China que se dibuja tras el ceremonial político es un resumen concentrado del capitalismo global: El primer objetivo son los salarios y pensiones de los trabajadores, el paso lo marca una lucha cada vez más descarnada y violenta por los mercados globales y a perspectiva a diez años, quizá antes, está puesta en la guerra.