Dos Méxicos, dos alternativas universales Tlahuelilpan vs Matamoros
Dos noticias de México aparecen estos días en la prensa de todo el mundo: un nuevo récord histórico en el número de homicidios y la explosión de un ducto de PEMEX en Tlahuelilpan, que ha dejado casi un centenar de cadáveres ya. Todo en México nos remite a la desesperación. Pero hay algo importante en marcha que no están sacando los medios internacionales.
Las víctimas de Tlahuelilpan se han visto inmediatamente instrumentalizadas como ilustración de los costes humanos del «huachicoleo», el robo de gasolina para su reventa en gasolineras por mafias organizadas con connivencia de la dirección de Pemex. Por supuesto, AMLO que venía atacando de frente al huachicoleo está cambiado el guión de la reacción habitual de la burguesía mexicana («mueren por ladrones»). Pero no cabe hacerse ilusiones, no es que de repente AMLO represente «la presidencia del pueblo». Lo que pasa es que está en una lucha abierta por el control de Pemex sin la que no puede emprender con éxito el disciplinamiento del aparato estatal y la burguesía de estado que es la base de su proyecto.
Pero mientras se reportaban las primeras noticias del desastre en todos los medios de México, 70.000 trabajadores se ponían en huelga en más de la mitad de las maquilas de Matamoros, enfrentando no solo a los patrones sino, sobre todo, superando y doblegando el control sindical, venciendo la represión patronal y policial y extendiendo en el tiempo y el número de empresas una movilización masiva. Las últimas noticias que nos llegan hablan de llamamientos a la formación de comités de fábrica y huelga que tomen la lucha directamente y agrupen al conjunto de maquilas.
La «huelga salvaje» de Matamoros, liderada por los trabajadores más precarizados es la huelga de masas más potente que hemos visto en todas las Américas en décadas
Tlahuelilpan y Matamoros muestran los dos caminos que podemos seguir. En México, en las Américas y en el mundo. En uno, somos carne de cañón de las batallas internas de intereses burgueses. Carne de cañón fungible y prescindible. Por contra, Matamoros muestra a una clase trabajadora capaz de superar el control sindical-policial, de autoorganizarse y de imponer sus intereses, intereses que no son privilegios particulares ni demandas locales, sino afirmación universal de las necesidades humanas, semilla de una sociedad nueva.