Cerrar
Emancipación;

Communia

Internacionalistas

Blog de Emancipación

También mantenemos el
Diccionario de Marxismo,
la Escuela de Marxismo y los canales @Communia (noticias internacionales) y @Huelga (huelgas en el mundo) en Telegram.

Comunicados de Emancipación

Buscar

  • También puede serte útil nuestro Mapa de navegación: todos nuestros artículos organizados en secciones y ordenados cronológicamente

Entender el ahora

Su moral y la nuestra

En el comunismo...

Decadencia: El antagonismo entre el crecimiento capitalista y el desarrollo humano

Los límites del conocimiento bajo el capitalismo

Historia de clase

Crítica de la ideología

Los orígenes de la ideología y la moral burguesa

¿Qué hacer frente a la crisis industrial?

9/11/2022 | Comunicados
¿Qué hacer frente a la crisis industrial?

¿Estamos ante una nueva crisis industrial global?

Todo lo diría. Miles de coches inacabados a los que solo les faltan algunos chips se acumulan en las plantas automovilísticas, mientras los tiempos de espera promedio para obtener nuevos chips siguen en niveles altísimos de 25 semanas.

Las acerías, afectadas por el triple choque de la bajada de demanda de las automovilísticas, de la construcción y por la subida de los precios del gas, detienen altos hornos y frenan producción en toda Europa.

Las refinerías siguen detenidas en gran parte del mundo y las plantas de semiconductores no dan más de sí. Y mientras, el caos sigue en la gran industria capitalizada, Stellantis anuncia el posible cierre de 11 plantas e Intel anuncia el despido de miles de trabajadores.

¿Se trata de una nueva crisis de rentabilidad?

No, éstas empresas no se encuentran ante una crisis de rentabilidad existencial. No es eso lo que hay bajo cierres y despidos masivos. ¿Pero cómo puede ser?

Las automovilísticas registran beneficios récord, las petroquímicas registran también ganancias récord en plena escasez de combustible, mientras que Intel nunca ha estado mejor y con más apoyo y subvenciones estatales.

De hecho, la industria se encuentra en plena reorganización apoyada en los estados para aumentar su capacidad de acumular y atraer capital. La situación en plantas particulares, así como el output físico de los procesos no dirigen directamente los beneficios industriales ni sus estrategias. Esto lleva a planes que pueden parecer contraproducentes o paradójicos a primera vista y que mejoran la acumulación a costa de empeorar la situación general del aparato productivo y la capacidad del sistema para satisfacer las necesidades humanas más básicas.

¿Por qué la acumulación, el sistema que organiza la producción, destruye capacidades productivas del sistema?

No todos los sectores y empresas industriales son iguales desde el punto de vista del capital. Hay sectores donde la producción mundial está controlada por un puñado de grandes empresas a golpe de propiedad intelectual y dominio técnico que son muy difíciles de imitar a tiempo por la competencia, donde los márgenes son elevados, los dividendos estables y no se compite bajando los precios.

Luego hay sectores maduros donde la principal barrera de entrada es el volumen de inversión inicial y donde cualquier capital nacional mediano que haya acumulado lo suficiente puede jugar contra el resto. En estos sectores, los capitales se dedican a producir el máximo volumen al precio más bajo contras sus contrincantes, empujando los precios hacia abajo y llevando muchas veces al estallido de burbujas industriales.

Todos los capitales nacionales luchan por mantener o introducir a sus campeones nacionales en la primera categoría, ya sea a golpe de tratados, guerra comercial, espionaje o guerra literal entre ellos. El hecho es que todos los sectores avanzados acaban convirtiéndose en maduros con el tiempo, y el proceso de acumulación se convierte en una carrera para asegurar que los capitales nacionales individuales se queden con una mayor proporción del reparto de los resultados de la explotación global, lo que a su vez se refleja en cambios y peleas comerciales sector a sector.

¿Pero con el coche eléctrico no tendremos nuevos puestos de trabajo?

Fábrica del Porsche Tycan, eléctrico, en Alemania

Fábrica del Porsche Tycan, eléctrico, en Alemania

A principios y mediados del siglo XX, la fabricación de coches era una gran aspiradora de capitales y el monopolio de unos pocos grandes capitales nacionales. Ahora cualquier capital nacional grande y mediano puede movilizar la tecnología y capital para fabricar más y más barato que las viejas glorias europeas y estadounidenses. Hoy a los mercados europeos llegan desde coches convencionales coreanos a eléctricos vietnamitas y chinos.

Esto son obviamente malas noticias para los viejos capitales industriales, que necesitan asegurarse un mercado o reinventarse forzadamente para recuperar su posición diferencial.

Con el apoyo de los estados europeos y EEUU, toda la industria recibe leyes y ayudas inmensas que fuerzan la adopción de vehículos eléctricos, es decir el recambio forzado de todo el parque. Todo esto no solo proporciona un mercado en el que realizar todo el capital invertido en tecnología de baterías y coches, también ofrece una oportunidad de adelantarse a la competencia y monopolizar toda la propiedad intelectual y las técnicas antes que ellos. No a costa del capital nacional, obviamente. Sino a costa de los trabajadores y la población en general, que proporcionan los márgenes necesarios al capital para rentabilizarse.

Una parte de los grandes conglomerados como Stellantis lo tienen claro y así lo anuncian. El coche eléctrico será más caro y de compra obligatoria a partir de 2030. Aunque ya pasarán medidas antes para volver inutilizables a los motores de combustión en la mayor parte de casos antes de esa fecha.

Que nadie se preocupe por la salud del capital. No solo es más caro nominalmente, sino que requiere muchas menos piezas, plantas e industria auxiliar que el coche de combustión, lo que anuncia cierres de plantas y despidos en masa de trabajadores.

Significativamente, el hecho de que sea más sencillo de fabricar no se traduce en mayor volumen de producción a precios más bajos con un mayor número de plantas sino en todo lo contrario. Naturalmente, esto último lleva al segundo movimiento que es intentar echar a la competencia del mercado interno, como no ha tardado en pedir el mismo CEO de Stellantis.

Stellantis argumenta que la fuerte subida de precios de unos coches que son en teoría más sencillos de fabricar viene dada por los grandes costes de obtención y procesado de las baterías y sus materiales. Esto resulta un poco desconcertante, por dos razones:

  1. Sus rivales asiáticos parecen capaces de fabricar coches igual de eléctricos mucho más baratos y
  2. El principal problema con los materiales para baterías no es su escasez en los yacimientos, es que no existe proceso de reciclaje de las enormes cantidades de baterías que son, efectiva pero no necesariamente, no reciclables.

¿No tendremos un medioambiente más limpio?

Los metales de las baterías no son como el carbón, no se queman, no hay que volver a extraerlos cuando se estropea la batería. El reciclaje de baterías ha sido anunciado como el gran reto del coche eléctrico pero no hay prisa alguna en tomar este reto en serio, de hecho sigue sin establecerse un estándar para las baterías que permita el reciclaje a gran escala. Todo apunta a que el negocio no va a ser rentable durante muchos años, entre otras cosas gracias a la misma estrategia de encarecer los coches:

Hans Eric Melin, fundador de la consultora especializada Circular Energy Storage, declaró a BusinessGreen que «no hay ninguna posibilidad» de que un reciclador del Reino Unido dependa únicamente de las baterías de los vehículos eléctricos antes de 2030, y predijo que el suministro de baterías usadas de vehículos eléctricos no llegaría a más de 100.000 toneladas antes del final de la década.

«Creo que pasarán al menos 10 años hasta que tengamos un volumen considerable de baterías de vehículos eléctricos», dijo. «Pero lo que sí se puede hacer, y lo que se debería hacer, es que haya más empresas que se centren en el lado de la reutilización, porque eso es lo que realmente ocurre: ahí es donde está el valor». Una gran parte de los coches usados en el Reino Unido se envían a terceros países, lo que limita el número de baterías que acaban su vida útil en el Reino Unido, añadió.

La crisis del coste de la vida podría agravar aún más la escasez de materiales para las baterías de los vehículos eléctricos de desecho, y predijo que la ralentización de la venta de coches, debido a la reducción de los presupuestos familiares, acabaría repercutiendo en el sector del reciclaje, al igual que los esfuerzos actuales de las empresas automovilísticas por dar prioridad a la venta de menos coches, pero más caros, en respuesta a la escasez mundial de semiconductores y al aumento de los costes de las materias primas.

Cada millón de vehículos eléctricos que no se vendan supondrán unas 16.000 toneladas de células que no estarán disponibles para su reutilización o reciclaje durante un periodo de 10 años, señaló en Twitter.

Efectivamente, minar desenfrenadamente mientras se venden coches eléctricos usados y baterías gastadas (se cambian cuando bajan al 80% de capacidad, pero aún queda margen aceptable) a los países más pobres, es un negocio más rentable -y mucho más dañino- que reciclar las baterías.

Si los estados deciden incentivar el reciclaje, será a costa de más transferencia de rentas y ayudas estatales, no a costa de las ganancias del capital. Pero por ahora no parece un asunto de máxima prioridad para la clase dirigente, porque el hecho de que China controle entre el 60% y el 80% de la producción de litio mundial significa que, una vez los productos chinos sean golpeados con aranceles y sanciones, el jugoso negocio de la minería de litio estará abierto a los grandes capitales del bloque estadounidense. Canadá ya abrió la contienda hace un par de días al impedir la explotación de litio en su territorio por parte de 3 empresas chinas.

Sin embargo, Stellantis -el conglomerado franco-estadounidense- no es el único que pesa dentro de Europa. Los conglomerados alemanes y Renault-Nissan tienen prioridades distintas y contradictorias con las suyas.

Allí donde Stellantis cierra plantas en casa e intenta levantar nuevas barreras arancelarias, BMW, Volkswagen y Mercedes mueven producción a China. Son estrategias difícilmente compatibles, los unos intentan adelantarse cabalgando la guerra comercial, mientras que los otros reciben el golpe directamente -como Renault-Nissan vendiendo apresuradamente sus plantas en Rusia a pérdida- o se ponen directamente en peligro de recibir un golpe mortal de la guerra comercial entre EEUU y China. Las cosas no pintan demasiado bien para los capitales europeos.

Lee también: La desindustrialización de Europa, 28/20/2022

¿No será un problema sectorial de la automoción?

El duopolio casi absoluto de la aeronáutica civil entre Airbus y Boeing parecía un puerto seguro para los capitales europeo y estadounidense. El primer Airbus cumple 50 años este mes pero la empresa no puede con la avalancha de pedidos de este año, cuando además sufre como nadie la falta de chips. Y es que la guerra de Ucrania ha empeorado mucho su situación. Al contrario de lo que pedían Airbus y otras empresas del ramo, la UE impuso sanciones contra el titanio ruso.

Pero los quebraderos de cabeza para Airbus y especialmente para Boeing no acaban aquí. Su competidora china, Comac, gana peso en el mercado de los aviones de pasajeros para media distancia. Países africanos y asiáticos ya han hecho grandes pedidos de aviones C919 para detrimento del duopolio atlántico. Aunque hoy en día no haga realmente sombra a ambas, para dar una idea, Comac ha recibido más de 800 pedidos este año, mientras que Airbus -teniendo un atasco de 7.000 pedidos- ha entregado 437 este año.

Aun así Comac sigue en alza mientras que el gobierno chino ha retrasado accidentalmente el permiso a las aerolíneas chinas para emplear aviones Boeing 737 MAX por los problemas técnicos superados hace ya años, empujándolas convenientemente a comprar aviones Airbus y Comac.

¿Entonces, es lo mismo que pasa con los semiconductores?

Fábrica de chips en China

Fábrica de chips de SK Hynix en China

El sector que ocupa el centro mediático de la guerra comercial es el de los semiconductores, y de todos los sectores enormemente capitalizados es uno de los que causan el mayor número de problemas al resto de la cadena industrial. También es el sector en el que más exagerada es la diferencia entre procesos avanzados y procesos maduros.

Que nadie se deje engañar, la escasez de chips es una excusa conveniente para empujar el CHIPS act en EEUU y las grandes inversiones en industria de semiconductores en otras regiones. El capital tiene muy poco interés en colocarse en la industria que fabrica los chips que escasean en coches y aeronáutica, cuyo desarrollo ha sido dejado una y otra vez a empresas y capitales menores. En realidad los capitales nacionales están en pugna por tomar el control de la producción de los microprocesadores y nodos ultra-avanzados que fabrican TSMC, SMIC e Intel.

Y no es para menos. Por ejemplo, los análisis económicos indican que la causa principal de la recuperación económica de EEUU en los años noventa fue el boom de enormes inversiones de capital para la producción a gran escala de ordenadores y semiconductores. Estas inversiones pesaron mucho más que las supuestas mejoras en la productividad de los sectores que se informatizaron durante la misma época:

Los últimos años de la década de los noventa fueron excepcionales en comparación con la experiencia de crecimiento de la economía estadounidense en el conjunto del último cuarto de siglo. Aunque las tasas de crecimiento aún no han vuelto a ser las de la edad dorada de la economía estadounidense en los años 60, los datos revelan sin embargo una notable transformación.

Tras veinte años de caída desde principios de los años 70, la productividad media del trabajo (ALP) creció un 2,4% anual durante 1995-98, más de un porcentaje más rápido que durante 1990-95. El crecimiento de la productividad total de los factores (TFP) había sido de un anémico 0,34% anual entre 1973 y 1995, pero se aceleró hasta el 0,99% entre 1995 y 1998. [...]Podría decirse que esto representa un nuevo paradigma. Según este punto de vista, la difusión de las tecnologías de la información mejora las prácticas empresariales, engendra ventajas indirectas y aumenta la productividad en toda la economía.

Sin embargo, un examen más detallado de los datos muestra que las ganancias en el crecimiento de la TFP pueden rastrearse en gran parte en las industrias de TI, que producen ordenadores, semiconductores y otros equipos de alta tecnología. Los datos son igualmente claros en cuanto a que las industrias que utilizan ordenadores, como las finanzas, los seguros y los servicios inmobiliarios y de otro tipo, han seguido estando a la cola del crecimiento de la productividad.

En este sentido, la experiencia reciente da pie a la cautela, ya que mucho depende del aumento de la productividad en las industrias de alta tecnología. Los continuos avances tecnológicos en estas industrias han sido una fuente directa de mejora del crecimiento de la TFP, así como una fuente indirecta de una profundización más rápida del capital. Por lo tanto, la sostenibilidad de este crecimiento depende en gran medida del ritmo futuro del progreso tecnológico en estas industrias.

¿Qué hace tan atractiva para el capital la fabricación de chips de última generación?

Es en esta parte de la industria de semiconductores sobre la que se centran la guerra comercial y las ayudas estatales. De todas las ramas del sector, la fabricación a gran escala (miles de millones de unidades) de procesadores para smartphones, tarjetas gráficas y chips SoC (system on a chip) con unos anchos de pista y detalles progresivamente más miniaturizados es donde se coloca de modo seguro el máximo de capital y donde es más fácil que un puñado de empresas puedan mantener la delantera.

Por ejemplo, los aparatos de litografía de rayos ultravioleta necesarios para conseguir fabricar eficientemente chips con nodos minúsculos son tan complejos y se tardan tanto en desarrollar que la competencia lo tiene prácticamente imposible para poder pasar a primera línea.

Da igual cuánto dinero pongan sobre la mesa, las grandes empresas ya estarán desarrollando el siguiente nodo cuando los nuevos aspirantes consigan llegar al nivel del nodo anterior. Estas máquinas usan máscaras superdetalladas con el diseño del chip para proyectar rayos UV sobre la superficie del disco de silicio a imprimir. El hecho de que unas partes de la superficie hayan sido iluminadas y otras no determina los detalles minúsculos de la construcción capa a capa del chip, por lo tanto, cuanto más pueda enfocarse el rayo de luz a escalas pequeñas, más pequeños serán los detalles posibles... Y más exagerados se volverán los problemas técnicos.

Entre otras cosas hay que emitir eficientemente luz con longitudes de onda más pequeñas, lo que requiere sistemas de láseres que golpeen dianas minúsculas de estaño a 10.000 ciclos por segundo, las conviertan en plasma y consigan no dañar los espejos generando luz lo suficiente estable y fuerte. Esto no es algo que se consiga diseñar eficientemente en 6 meses, no digamos ya fabricar.

¿Qué tiene todo esto que ver con la guerra tecnológica y las tensiones imperialistas en Asia?

Máquina ASML

Máquina ASML de fotolitografía ultravioleta extrema (UVE)

Todo. EEUU está siendo tan agresivo para impedir que estas máquinas puedan ser utilizadas sobre suelo chino. Este detalle es muy importante, no sólo para las empresas chinas, sino para cualquier empresa en suelo chino.

Pero EEUU no fabrica los aparatos, se dedican principalmente empresas holandesas y japonesas. Los holandeses de ASML son los que tienen la delantera tecnológica, lo que complica la jugada.

El modo estadounidense de hacer presión sobre los holandeses ha sido prohibiendo a estos vender máquinas que tengan por encima de un cierto porcentaje de componentes estadounidenses. Pero Holanda se ha resistido a prohibir exportaciones y ASML ha intentado evitar sanciones rediseñando parcialmente sus aparatos de litografía y jugando con las definiciones (qué porcentaje de piezas convierten a un componente determinado en estadounidense).

Con la primera ronda de restricciones, EEUU consiguió bloquear las máquinas más avanzadas, y hace unos escasos días ha enviado una segunda vuelta de sanciones para bloquear las máquinas mas antiguas de ASML, lo que sus aliados holandeses no aprecian demasiado.

Pero los chinos no son ni mucho menos los únicos afectados por la segunda ronda de bloqueos, las plantas de memorias RAM y flash de las coreanas Samsung y SK Hynix están en peligro. Los conglomerados coreanos tienen más de la mitad de su producción en plantas en suelo chino. SK Hynix tiene el 50% de la producción en una sola planta de Wuxi.

EEUU les ha otorgado un año sin sanciones, pero empresas y analistas están de acuerdo en que este golpe estadounidense va a obligarlas a mover la producción fuera de China y quedarse atrasados en la competencia mundial.

Sin embargo, las cosas no están tan acabadas para los chinos como podría parecer. La china SMIC ha anunciado que puede fabricar nodos a 7 nanómetros, usando tecnología sospechosamente parecida a la de la taiwanesa TSMC (que ha denunciado espionaje industrial).

Este es un nodo muy avanzado (salió en 2018) que permite fabricar procesadores rápidos y potentes. La jugada estadounidense presupone que el interés chino es idéntico al suyo, es decir, fabricar a gran volumen para el mercado mundial, pero este no parece ser necesariamente el objetivo chino con los nodos avanzados.

Es cierto que el nodo a 7 nanómetros puede funcionar sin las máquinas de ASML, pero no puede hacerlo eficientemente. Muchas obleas saldrán con defectos, lo que es la verdadera pesadilla de los grandes fabricantes. Al empujar hacia nodos cada vez más pequeños siempre se produce un número francamente elevado de chips que no funcionan, lo que obliga a redundancias en el diseño y a tirar o reclasificar los productos (un 9 cores pasa a venderse como un 7 al fallarle uno o dos, por ejemplo).

Esto lleva a sobrecostes o precios que no son competitivos en el mercado mundial para el capital invertido. Pero estos productos son más que suficientemente buenos para venderse bien en el enorme y protegido mercado interno chino y el de sus aliados. Y también más que suficiente para usos militares chinos. En estos aspectos, el ataque estadounidense no es muy efectivo y de hecho favorece el desarrollo de tecnologías avanzadas locales... Y de hecho los chinos están ampliando enormemente su capacidad de producción de semiconductores, pero no en los nodos avanzados, sino también en los maduros. Lo que nos lleva al siguiente punto.

¿Y el resto de la industria de semiconductores?

Curva de evolución de precios de chips

Evolución de los precios de chips

Fuera del mundo de los nodos avanzados, la industria de los semiconductores vive en el extremo opuesto. Se trata de un mundo de inversiones peligrosas, beneficios rápidos y burbujas que han tumbado algún que otro capital nacional. La producción depende de capitales menores que compiten para rentabilizar al máximo líneas de producción cuyos productos, por muy grande que sea el volumen en el que se producen, bajan de precio más del 30% por cada año que pasa contra una competencia que dispone de tecnología de producción similar.

Esta fue la estrategia del capital nacional japonés en los años ochenta, durante su edad dorada industrial. Los conglomerados industriales se unieron para formar un mega-grupo que fabricó en cantidades enormes memorias RAM mucho más baratas y en un volumen mucho mayor que sus rivales estadounidenses. El resto es historia. Una guerra comercial por parte de EEUU y una burbuja brutal en el precio de las memorias RAM destruyó completamente la industria japonesa.

A día de hoy ya no quedan empresas japonesas reseñables en el sector de punta de los semiconductores. Los europeos también cayeron en la misma época, y los coreanos son los que tomaron el relevo de la producción masiva de memorias RAM.

Samsung sabe que vive peligrosamente, después de todo el Hynix de su competidora SK Hynix significa Hyundai Electronics, empresa difunta después de que EEUU atacara la industria coreana con una acusación de fijación de precios de memorias RAM. La empresa fue eyectada del conglomerado Hyundai y pasó al conglomerado SK. Samsung está intentando virar hacia los chips lógicos de punta a toda velocidad, pero es poco probable que EEUU se lo permita si puede evitarlo.

¿Y todo esto que tiene que ver con que no haya chips para la fabricación de coches?

Chip mems

Un chip MEMS y un detalle al microscopio electrónico de sus partes mecánicas

Para las grandes empresas de semiconductores que tienen líneas de varios tipos como TSMC, las ventas de microprocesadores representan un 81% de sus ingresos, mientras que los chips para automóvil representan un magro 3-4%. La fabricación de componentes para vehículos y aparatos se deja a empresas menores, que tienen que intentar ser rentables mientras utilizan maquinaria atrasada y compiten con docenas de empresas al mismo nivel.

La distinción entre nodos avanzados y maduros (e incluso trailing edge) es mucho más que nominal, la maquinaria y procesos son completamente diferentes. Las operaciones coordinadas entre grandes empresas para subir el diámetro de las obleas y aumentar el número de chips por oblea solo se dan para los nodos avanzados. Son los fabricantes de microprocesadores avanzados y RAM los que usan las grandes obleas de 300mm, los fabricantes de chips para vehículos no se pueden permitir cambiar de diámetro y aún usan obleas de 200mm. El problema es que a nadie le interesa seguir invirtiendo en producir maquinaria y equipamiento para este diámetro:

No hay manera de aumentar el volumen de 200 milímetros. El equipo ya no está disponible y las instalaciones más antiguas, que se han quedado paradas, están obsoletas. Así que aumentar el volumen no es posible.

El trailing edge parece que será el más afectado por las subidas de precios, especialmente las obleas de 150 mm y 200 mm. Es probable que las subidas de precios continúen mientras haya productos de importancia crítica y especializados que probablemente no se sustituyan. Pensemos en los productos analógicos de automoción y otros. Mientras tanto, las obleas de 200 mm nunca verán incrementada su capacidad.

Estos chips son de varios tipos, desde electrónica de potencia (que sirve para regular motores eléctricos y voltaje/potencia en vez de circuitos lógicos) hasta chips microelectromecánicos (MEMS en inglés).

Los MEMS son pequeñas joyas de la ingeniería que miniaturizan la detección de efectos mecánicos y los acoplan a señales electrónicas, son los que hacen funcionar los airbags, el ABS y los sistemas de guía de los aviones.

El problema para el capital es que su producción no es escalable como lo es la de los microprocesadores. Poner más capital en fábricas mayores no genera ventajas competitivas. La causa es la fricción de los componentes por un lado y por otro la viscosidad de los fluidos, que no se comportan de un modo lineal y sencillo respecto al tamaño de los chips MEMS. Mientras que el consumo eléctrico de los transistores bajaba al meter más de estos en una superficie menor.

Esto, combinado al hecho de que los MEMS tienen partes mucho más complicadas de estandarizar, hace que sea mucho más complicado miniaturizar para aumentar el volumen producido. Dicho de otro modo, e independientemente de lo útiles que sean, el capital siempre prefiere la producción de circuitos lógicos a gran escala.

Los chips para automoción no son lo suficientemente rentables, a nadie le interesa invertir en ellos, lo que se refleja en los actos -que no en las palabras- de los grandes capitales nacionales.

Después de insistir en la gravedad de la escasez de componentes y hablar de la importancia de la independencia en cuestión de componentes, EEEUU y Europa no invierten casi nada en producir chips para vehículos. Es China la que invierte en su producción, mucho más que el resto juntos, entre otras cosas porque se hizo con buena parte de toda la maquinaria mundial a 200mm a partir de 2010:

La capacidad de las fábricas de semiconductores de potencia y de automoción crecerá a un ritmo del 58% entre 2021 y 2025, seguida de la de MEMS, con un 21%, la de fundición, con un 20%, y la de analógicos, con un 14%. Esto es muy diferente de las fábricas de obleas de 300 mm utilizadas para los chips CMOS de vanguardia.

China domina la producción con un aumento del 66% para 2025, seguida del Sudeste Asiático con un 35%, América con un 11%, Europa y Oriente Medio con un 8% y Corea con un 2%. En 2022, se espera que China tenga el 21% de la capacidad mundial de fabricación de 200 mm, seguida de Taiwán y Japón con el 11% y el 10%, respectivamente.

¿Y las otras grandes industrias en beneficios como la petroquímica?

Refinería

De un modo parecido a la industria automovilística, las petroquímicas, debían reconvertirse gracias a una combinación de transferencia de rentas del Pacto Verde y acaparamiento de tecnologías. Pero es especialmente complicado.

Un ejemplo: la refinería recientemente cerrada por el gobierno estadounidense en las Islas Vírgenes donde llovía petróleo y la planta amenazaba con estallar en cualquier momento, a causa de la necesidad de escalas enormes y de juntar grandes volúmenes de sustancias químicas con alta densidad energética en el mismo sitio.

Por ahora, la industria consigue atraer algunas inversiones bajo la excusa de crear plantas de captura de CO~2~, pero no bastan. No es que no se puedan cambiar los procesos extremadamente anticuados de las refinerías por otros procesos más eficientes y limpios. Después de todo, los procesos de separación por temperatura como la destilación consumen una cantidad enorme de energía a nivel industrial y son sustituibles por membranas avanzadas. Pero no son rentables a la enorme escala necesaria para rentabilizar el capital invertido. Incluso si se combinaran ambos procesos se reduciría el interés por parte del capital.

Por eso la industria química va a proteger sus enormes plantas tan brutalmente como pueda. Por ejemplo, cuando el Covid dejó sin oxígeno a buena parte de los hospitales en México, estos instalaron pequeñas plantas de separación de aire por intercambio de presión. Los grandes productores de oxígeno, que monopolizan la producción de aire licuado a partir de enormes torres de destilación, inmediatamente intimidaron legalmente a los hospitales por construir pequeñas plantas. El monopolio ha de mantenerse caiga quien caiga. Con la acumulación no se juega.

A falta de poder cambiar realmente los procesos, las petroquímicas de los capitales nacionales más fuertes han optado por otras estrategias para aumentar su atractivo. Mientras buena parte de las refinerías en los países de capitales más débiles han cerrado o están bajo mínimos por el caos energético causado por la guerra en Ucrania y las sanciones contra los hidrocarburos rusos, las petroleras estadounidenses y europeas consiguen beneficios astronómicos con los precios elevadísimos del combustible.

Estamos hablando de hasta 200.000 millones de beneficios caídos del cielo en EEUU, donde hubo paros de producción misteriosos en las refinerías en pleno pico de precios. O tal vez, no tan misteriosos, una vez quedó claro que reducir la oferta y cerrar plantas aumentaba los beneficios totales de las petroquímicas.

Estas mismas empresas están ahora enviando una parte enorme de sus beneficios a dividendos para atraer más capital en lugar de reinvertirlos en cambiar o mejorar procesos. Si reinvierten en algo es en más plantas de producción de plásticos para seguir llenando el mundo de plástico o en desarrollar enormes redes de oleoductos y gasoductos.

¿Pero no decían los sindicatos que cuando la empresa fuera bien habría más trabajo y mejores salarios?

Navantia, Cádiz

Sindicatos de los astilleros de Navantia en Cádiz pidiendo al estado que consiga clientes a la empresa

Desde los ochenta, los sindicatos vienen intentando hacernos colar despidos y contención salarial diciéndonos que «no podemos pedir a la empresa lo que no puede dar» y remachando la idea de que «el bienestar de los trabajadores depende de los resultados de la empresa».

Queda bien claro que si nunca fue verdad cuando las empresas entraban en pérdidas y despedían, lo es aún menos cuando las empresas incrementan beneficios y... despiden igual. El capitalismo no funciona como pretenden los sindicatos: ni las grandes empresas hacen la cuenta de la vieja para despedir y contratar, ni el capital nacional, coordinado y dirigido por el estado, se ciñe a las cuentas de explotación para decidir sus estrategias.

Pero los sindicatos en todos estos sectores, desde Corea a EEUU pasando por Argelia y Egipto, Francia y Gran Bretaña, fingen demencia y siguen intentando imponer la paz social, organizando marchas testimoniales sin sentido, saboteando abiertamente la capacidad de presión de las que ellos mismos convocan y haciendo lo posible por reventar las huelgas de verdad, es decir las auto-organizadas sin su tutela, a las que llaman salvajes.

Y es que el cuento de hadas sobre cómo funciona el sistema de la perspectiva sindical no era un error inocente. Antes y ahora tratan de evitar el tipo de lucha que realmente tiene posibilidades de obtener resultados y mantener las huelgas en el terreno que les da sentido como organizaciones mediadoras del salario en el capitalismo de estado.

Si en los cierres por pérdida de la rentabilidad sólo cabe esperar de los sindicatos que organicen procesiones fúnebres y que se comporten como un grupo inversor más, en los cierres en los sectores hipercapitalizados que vemos ahora -como el automóvil o las petroquímicas- sólo cabe esperar de ellos un teatro para conducirnos a la pasividad. Se deben al capital nacional y el estado del que son parte y es su futuro el que les preocupa.

Lee también: Fin de huelga en Cádiz, qué aprendemos, 26/11/2021.

No, los sindicatos no harán nada real para parar estos despidos, porque lo que hoy estamos viendo es cómo los sectores estratégicos del capital nacional se reorganizan para atraer más capitales y mejorar su situación en la acumulación global.

Lo importante a señalar es que lo hacen a costa de empeorar la situación general del aparato industrial, reducir las capacidades productivas y dejar en la calle a centenares de miles de trabajadores en todo el mundo.

Además, como hemos visto, el movimiento no se reduce a cierres y despidos en ciertos sectores también implica estrategias agresivas de guerra comercial y tecnológica. Movimientos que quedan a un paso del bloqueo y alimentan las tensiones bélicas. Un horizonte en el que al final los trabajadores no tienen otro papel posible que el de carne de cañón de una carnicería masiva. En Ucrania y Rusia podemos ver un adelanto.

No es algo menor. El crecimiento capitalista -la acumulación- no sólo es desde hace mucho contrario al desarrollo humano, es cada vez más incompatible con la vida humana misma. Esto se ve en todas sus expresiones: desde la salud y la alimentación al desarrollo tecnológico y el arte.

La consecuencia directa de todo esto es que no cabe ninguna esperanza de que la situación de los trabajadores mejore por el triunfo comercial de las empresas o las políticas sociales de los estados. Los pactos de rentas y la moderación salarial, la colaboración en restructuraciones y la pasividad ante la guerra y sus consecuencias sólo serán pagadas por el sistema y sus estados de una manera: más miseria y más guerra.

El capitalismo de hoy es uno de esos juegos en los que jugar es perder y la única estrategia viable es dejar de jugar cuanto antes. Sus reglas no van a cambiar, y sus resultados tampoco.

Resumiendo: ¿En qué se ha convertido ésto?

  • Buena parte de los cierres y despidos industriales masivos que estamos viendo no se deben a una crisis de rentabilidad. Las empresas están aumentando sus beneficios y sin embargo recortan producción, cierran plantas y despiden en masa trabajadores.
  • Los capitales nacionales están reestructurándose a toda velocidad para mantener la competitividad y atraer capitales a sus grandes industrias. Y para conseguirlo no les importa ni reducir las capacidades productivas globales ni mandar cientos de miles de trabajadores de empresas rentables a la calle. Como antes, ahora y después, no les importa hacer lo mismo con los de las empresas que quedan rezagadas.
  • Los sindicatos, por el papel que el estado les da, por lo que son y no sólo por quiénes los dirigen, no valen para oponer ninguna resistencia. Son otras las formas de lucha que necesitamos porque sólo con huelgas auto-organizadas podremos extender las huelgas en el territorio, coordinarlas y amenazar las condiciones de acumulación del capital como un todo, no de una empresa en particular, sea en principio más o menos «prescindible» para el gran capital nacional.
  • Toda competencia entre capitales nacionales en nuestra época tiene una naturaleza imperialista. La intensificación de esta competencia significa, y lo vemos cada día, un agravamiento de los conflictos imperialistas. De los rifirrafes multilaterales pasamos a la guerra comercial y tecnológica y la guerra armada está cada vez más cerca de los grandes centros industriales y tecnológicos y enfrenta más directamente a las grandes potencias. No es sólo que, en general, el capitalismo sea cada vez más antagónico al desarrollo humano y a la vida es que el horizonte que tiene para ofrecernos a medio plazo es ya una generalización de guerras arrasadoras.

¿Qué hacer?

  • Queda con compañeros de trabajo para discutir la situación, cómo os afecta colectivamente y cómo reaccionar frente a la empresa. Invitad compañeros de confianza de contratas y empresas cercanas y ampliad el círculo cuando esté lo suficientemente clara una visión compartida.
  • Busca formas de establecer redes con otros trabajadores en el barrio en el que vivas y llevar la discusión y sus conclusiones a vecinos que trabajan en otros lugares o son precarios que van de empresa a empresa o quedaron en paro. Identifica que sistemas de solidaridad podrían ser útiles en caso de despidos y cierres en empresas o establecimientos pequeños.
  • Contrasta y discute con nosotros las cuestiones que te generen inquietud y las alternativas prácticas y reivindicativas que se planteen. Estamos en la misma que tu.
  • No olvides que en todos los países el enemigo está dentro del propio país, llamando a sacrificios y a supeditar las necesidades humanas universales al beneficio de las empresas y las inversiones.