¿Cómo será la Gran Bretaña post-Brexit?
El Brexit sigue siendo el articulador de las batallas internas de la burguesía británica. No hay día que no haya presiones de los negociadores, o que los sectores anti y pro Brexit de la burguesía británica no jueguen al tira y afloja poniendo en duda la legitimidad del resultado del referendum o achacando sus propios desastres a un todavía inexistente Brexit.
Y sin embargo, bajo los mordiscos entre unos y otros, las negociaciones internas y externas y el muchísimo ruido mediático, empieza a dibujarse la Gran Bretaña post-Brexit, que marcará sin duda la UE post-Brexit. Veamos:
Todo apunta a que Gran Bretaña quiere posicionarse como un gigantesco duty-free industrial y de servicios (80%) frente a las cosas europeas una vez asegure la libertad de movimientos para sus mercancías y capitales. La respuesta europea ha sido modificar la regulación anti-dumping, pensada casi exclusivamente contra China y Asia, para adaptarla a una eventual competencia agresiva británica.
Gran Bretaña necesitará con aun más urgencia que ahora nuevos mercados. Sus objetivo primario: América Latina. Y eso significa inevitablemente entrar en conflicto de cierto con España, en menor medida con Italia tal vez EEUU y de forma creciente con China y Rusia.
Para empezar a jugar un papel determinante en regiones donde hasta ahora no ejercía una influencia directa, Gran Bretaña va a tener que competir de modo efectivo como «guardián del orden», es decir como generador de aun más caos, no solo con potencias regionales sino con la Europa de la Defensa de la que ha quedado excluida. Y eso significa multiplicar el gasto militar para poder tener un ejército subalterno al de EEUU de suficiente valor en la balanza imperialista.
Este «estirón» del imperialismo británico es impensable sin dos elementos: el primero una centralización aun mayor y más fina de la gestión económica; el segundo un ataque directo a las condiciones de los trabajadores que vaya más allá del listón actual... que no está bajo precisamente y que no hay día que no innove en precarización sea con los contratos «cero horas» o la progresiva uberización del sistema nacional de salud (NHS).
¿Puede ganar la apuesta la burguesía británica?
Para sacar adelante este programa, la burguesía británica necesita dos cosas:
Encajar en la perspectiva imperial de EEUU... lo que no parece tan fácil ni inmediato bajo el nuevo enfoque de Trump como hubieran deseado algunos. Lo que lleva a su vez a reacciones como filtrar intoxicaciones de tal enormidad, como insinuar desde el MI6 que Trump pudo ser un «Manchurian candidate», es decir, un agente del FSB ruso- que ya no se sabe si son rebotes de puñaladas internas salidas de tono o tienen algún objetivo estratégico en la guerra subterránea continua en la que se han embarcado, contra todo y contra todos, los servicios europeos.
Pero sobre todo, doblar y someter a la clase obrera británica, en los hechos y también simbólicamente, haciéndole aceptar un nacionalismo redoblado y una degradación brutal de sus condiciones de vida básicas.
¿Y a mi cómo me afecta?
De dos maneras, ninguna de ellas buena: la primera una muy previsible presión redoblada en toda Europa hacia la precarización y los bajos salarios en nombre de la «competitividad». La segundad es un aumento del militarismo y las tensiones imperialistas que azuzarán los desastres actuales y causarán otros nuevos en una carrera por desestabilizar a los competidores. Vendrán más maidanes, se reconocerán independencias, etc.
¿Qué hacer? Plantar cara en vez de apoyar a la «propia» burguesía, es decir, dejarse arrastrar por el nacionalismo en cualquiera de sus formas, especialmente la «participación» democrática. En la batalla, nos encontraremos con los trabajadores británicos, pero también con los del resto del mundo.