China a 5 y 15 años
Entre el lunes y el jueves de esta semana se reunió la _quinta sesión plenaria del XIX Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh)_, una reunión de poco más de 400 altos burócratas cuyo objetivo era fijar los objetivos del capitalismo de estado chino para 2035 y los lineamientos fundamentales de su próximo plan quinquenal. Es decir, la estrategia a medio y largo plazo del capitalismo chino.
Obviamente, el análisis desde los imperialismos rivales varía sustancialmente. La prensa estadounidense subraya la apuesta por la soberanía tecnológica y el previsible auge militarista. La prensa japonesa, aunque aliviada porque se anuncie una mayor apertura del mercado interno teme que el pacto verde, en principio una oportunidad para vender tecnologías limpias, genere obstáculos para que las empresas japonesas expandan sus operaciones locales.
Lo que está claro es que las estrategias chinas condicionarán el desarrollo de la crisis mundial durante los próximos años y los lugares y formas del conflicto imperialista global. Parece que el listado de objetivos a 5 y 15 años refleja los consensos y demandas de prácticamente todas las capas y estratos de la clase dirigente china, delineando en realidad un haz relativamente coherente de estrategias.
El núcleo: un movimiento defensivo en tres tiempos
La guerra comercial y la creciente presión militar en el Mar de China y la salida hacia el Indico, han hecho consciente a la burocracia del PCCh de sus debilidades estratégicas. Esto ha fortalecido la perspectiva del sector militar, que venía haciendo bandera de la cuestión desde hace veinte años. No hay que olvidar que Huawei y otras empresas estratégicas son una excrecencia empresarial del Ejército Popular de Liberación (EPL), que es además el mayor constructor de infraestructuras del estado chino. Como comentaba un analista de la Academia de Ciencias de Pekín:
China tiene un profundo conocimiento de sus deficiencias en tecnología, economía y nivel de vida que podrían ser el objetivo de Estados Unidos... solo cuando se superen las deficiencias, China podrá ser impecable
El núcleo de la nueva estrategia china lleva por tanto el sello del EPL y se materializa en un movimiento en tres tiempos:
Se fortalece la distinción entre vanguardia (exportaciones) y retaguardia (mercado interno) económicas, con el concepto de circulación dual: dos circuitos mercantiles entre los que el estado mediaría para asegurar un crecimiento acompasado. Se trataría de maximizar exportaciones desarrollando una economía interna flexible capaz de suplir mediante políticas de crédito y demanda los parones y cambios abruptos que el conflicto imperialista produjera en la demanda exterior. El objetivo es evitar así que bloqueos comerciales o tecnológicos, interrupciones en las vías de suministro y conflictos armados desarticulen el tejido productivo interno y alimenten situaciones de inestabilidad.
La soberanía tecnológica y la suficiencia de recursos se convierten en claves para hacer al sector exportador más robusto frente a la guerra comercial y los bloqueos tecnológicos. Desarrollar una industria propia de semiconductores y chips, y entrar en el juego de bloqueos tecnológicos con EEUU pasan a ser objetivos prioritarios. El objetivo de liderazgo global en nuevas tecnologías como la IA pasa a segundo plano. El cambio apunta a una perspectiva no solo de autosuficiencia como destaca la prensa, sino de verdadera ruptura tecnológica y de estándares industriales.
El reforzamiento de la retaguardia del capital chino se materializa también geográfica y energéticamente. Los militares llevan tiempo pugnando por acelerar la conquista del Oeste. Aunque todavía no se han publicado detalles, se da ya por sentado que las nuevas zonas especiales se establecerán con prioridad en las regiones occidentales, en frontera con Rusia, Mongolia y las repúblicas centroasiáticas. Se trata de llevar la industria a regiones estratégicamente más seguras y fomentar los trazados logísticos continentales, pudiendo sacar la producción por tierra hacia Europa y Oriente Medio en caso de inestabilidad en el Indico y el Pacífico. Por otro lado, la puesta en marcha de un pacto verde bajo el epígrafe de objetivos para una bella China, no solo significará una forma de transferir recursos del trabajo al capital para reanimar la acumulación -como en Europa- sino que tendrá una dimensión estratégica, de soberanía energética que en sus rivales ocupa un lugar segundario.
Incertidumbre y poder
Uno de los elementos más inquietantes es que, por primera vez, un plan quinquenal no tiene objetivos cuantitativos. Esta aceptación de la incertidumbre por la callada, va acompañada además de una reafirmación críptica del objetivo de Xi de construir el mayor ejército mundial para 2049... ya con una cierta urgencia, pues como comenta la prensa de Hong Kong:
Básicamente, el objetivo es desarrollar la capacidad del EPL para igualar al ejército de EEUU en 2027, de modo que pueda disuadir de manera efectiva la interferencia del ejército de EEUU en el estrecho de Taiwán
La nueva perspectiva implica por tanto una reordenación de la economía y el estado para la guerra. El capitalismo de estado chino se defiende haciéndose más concentrado y más militarista, es decir, aumentando sus contradicciones internas para enfrentar desde una posición de mayor fuerza las contradicciones con sus rivales y domeñar las contradicciones sociales crecientes: campo-ciudad, políticas expansivas-desempleo, bajada de salarios mediante migraciones-caída de la demanda interna, etc.
Por eso las declaraciones rimbombantes sobre la superioridad del sistema político de China, supuestamente demostrada por su respuesta a la pandemia, van acompañadas de otras, hacia dentro, con un sentido muy diferente. Jiang Jinquan, el director de la Oficina Central de Investigación de Políticas del PCCh, aseguró en la rueda de prensa que siguió a la reunión que el principio fundamental de las decisiones sobre el decimocuarto plan quinquenal es fortalecer el poder concentrado del partido. Vienen más represión y control ideológico orientados directamente a la propaganda de guerra y el nacionalismo militarista.
Por primera vez, China ha establecido un cronograma claro para construir una gran cultura socialista para 2035, uno de sus objetivos visionarios a largo plazo, según Wang Xiaohui, subdirector del Departamento Central de Propaganda. El poder blando cultural y la influencia integral de China se mejorarán aún más, dijo, con tres tareas clave para los próximos cinco años: mejorar el nivel de civilización social, mejorar el nivel de cultura pública y mejorar el sistema cultural.
Aunque los medios internacionales pongan todas sus incógnitas en cuánto permanecerá Xi al frente del gran aparato burocrático chino, realmente es lo de menos. Con Xi hasta 2035 -como insinúa la elección del horizonte de objetivos- o hasta 2022, lo importante es que la nueva orientación china es el militarismo dentro y fuera del PCCh, dentro y fuera de sus fronteras. El pacto verde de Xi, la Bella China, es solo una dimensión de un proceso integral que parece ya imparable. La China de los próximos 15 años será más verde, pero por los mismos motivos y objetivos por los que será, ante todo, verde oliva.