Brexit Season Finale
El estancamiento entre facciones contrarias de la burguesía británica llegó hasta el final. El acuerdo con la UE presentado por May fue contundentemente derrotado en Westminster. Los laboristas presentaron una moción de censura por salvar las apariencias y cubrir púdicamente el caos con formas democráticas. No llegará a ningún sitio. El juego ahora está en las «concesiones» extra que May consiga de los imperialismos europeos rivales. Pero... ¿bastarían para desatascar una correlación de fuerzas tan clara como la que vimos ayer? ¿Están siquiera por la labor? La «Season Finale» del Brexit promete ser no menos dramática y violenta que la de «Juego de Tronos».
Todos esperaban un resultado mucho más ajustado y, a pesar de los desmentidos, se había negociado y acordado ya posponer la fecha final del 29 de marzo a julio para permitir a May un acuerdo interno in extremis con «extras» que no tocara lo sustancial de lo ya pactado. El problema es que la magnitud de su derrota de ayer hace ver que, en realidad, tal posibilidad es claramente improbable.
Y así, las primeras reacciones en la UE mostraron un encarnizamiento disfrazado de «solidaridad comunitaria» y apego a lo negociado. El primer ejemplo, Kurtz el primer ministro austriaco reafirmando que Europa no se moverá de lo ya acordado.
https://twitter.com/sebastiankurz/status/1085261674389663744
Juncker presionaba aun más a los británicos exigiendo movimientos concretos.
https://twitter.com/JunckerEU/status/1085263377411145728
Y Tusk conminaba directamente a la burguesía británica a rendirse, reconocer el error y retirar su invocación del artículo 50-
https://twitter.com/eucopresident/status/1085260488903090176
Conforme pasaban las horas y los dirigentes europeos hacían declaraciones y activaban o publicitaban planes de contingencia nacionales, la prioridad parecía ser dejar claro que toda la responsabilidad de una ausencia de acuerdo era exclusivamente británica. La realidad es más interesante.
Un cambio de fondo en Europa
La burguesía británica ha confiado a lo largo del proceso demasiado en el valor estratégico de su mercado para Alemania. Es cierto que para el capital alemán cualquier cosa que ponga en cuestión el 25,7% de sus exportaciones de automóviles es un drama. Pero a día de hoy, ni siquiera una Merkel reforzada en sus horas finales gobierno, puede jugarse los objetivos europeos del imperialismo alemán a una sola carta, menos en un momento en el que está enfriándose la relación consu principal socio, Francia, precisamente en la negociación del alcance común de tales objetivos.
En el propio aparato del capitalismo de estado alemán, pero sobre todo en Bruselas y, con absoluta claridad en los estados socios más renuentes al imperialismo franco-alemán, se está produciendo una versión local del mismo fenómeno que hemos visto en la burguesía británica: las situaciones «ultimatum» dejan de funcionar porque la erosión del rival se acepta a precios cada vez más altos. Eso, que en la interna británica puede interpretarse como un «sálvese quién pueda» o como un reconocimiento de impotencia, se convierte en el juego europeo en prueba de que las instituciones del capitalismo de estado, incluso la burocracia UE, piensan ya en términos de conflicto abierto a medio plazo. La respuesta pasivo-agresiva de Bruselas hoy, su tendencia a ver el órdago británico y marchar hacia un «no deal Brexit», un Brexit a la brava, es una señal de que el corazón del aparato burocrático de la UE pero también el de algunos de los principales estados europeos, no está priorizando ya los intereses inmediatos del capital exportador sino los intereses estratégicos a medio plazo de un conflicto latente. Si esto se confirma -lo veremos en los próximos meses- sería el primer cambio de fondo propiciado por la guerra comercial y el aumento de las tensiones inter-imperialistas en la composición y correlación de fuerzas en el interior de las burguesías europeas.
Hacia un acuerdo sobre el «no acuerdo»
Así las cosas lo más probable a día de hoy es que Bruselas, Berlín y Paris dejen a May consumirse en su misión imposible mientras hacen ostentación de su «generosidad» y «paciencia». Para infligir un daño sustancial al rival isleño solo tendrían que dejar que la situación llevara por si sola a un acuerdo de mínimos a partir del «no deal Brexit». Es decir, someterían a Gran Bretaña a un bloqueo temporal de facto, con la tormenta económica consiguiente, en un marco donde el gobierno ha sido ya privado de los poderes extraordinarios que reclamaba para una situación así.
Actualización
Conforme se van produciendo declaraciones se confirma la tesis de este artículo. El discurso de esta mañana de Sánchez en Estrasburgo dio por hecho el «no deal Brexit» y pasó rápidamente a otro tema.
Reinhard Bütikofer (Verdes europeos) fue aun más claro:
Las alternativas son difíciles pero inevitables: o se retira el artículo 50, con o sin un nuevo referéndum, o vendrá un Brexit duro del peor tipo. [...] Cualquiera que todavía esté de acuerdo con la renegociación es un charlatán.
Andando el día, «die Welt» el periódico conservador que había pintado durante meses el Brexit sin acuerdo como el infierno sobre la tierra, entrevistaba a un economista de cabecera del gobierno y la patronal alemana:
Los problemas en la liquidación del comercio con Gran Bretaña, es decir, con un solo socio comercial, serían solo temporales y tendrían relativamente poca importancia. No espero un costo demasiado alto para la economía alemana. Gran Bretaña y sobre todo Irlanda pagarán el precio más alto.