Biden redibuja el mapa del conflicto mundial sale Afganistán pero regresan Ucrania... y Malvinas
El mapa del conflicto mundial da un vuelco. EEUU sale de Afganistán para enfrentar «nuevos retos». El primero: Rusia... pero también las aspiraciones de «soberanía estratégica» de la UE. Mientras, el cerco militar estadounidense sobre China genera miedos de guerra en Taiwan y configura Malvinas, el paso de Magallanes y el mar de Hoces como un nuevo punto caliente en medio de un despliegue naval sin precedentes desde la guerra del 82 y con un sorprendente anuncio oficial: Pekín y la Casa Rosada estarían preparando las primeras maniobras en América de Sur del ejército chino.
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EEUU sale de Afganistán...
EEUU retirará todas sus tropas de Afganistán antes del 11 de septiembre. EEUU está lejos de poder cantar victoria. Los talibanes se dan con razón por ganadores de una guerra de veinte años y ya preparan con Irán, Pakistán y Rusia el entramado de compromisos e intercambios con el que esperan tener manos libres para rematar la guerra arrasando los restos de milicias y ejército regular y eternizar su dictadura.
El argumento esgrimido por Biden ha sido que sacrificar la posición en el país de Asia Central era necesario para enfrentar nuevos retos en el mapa del conflicto global. Y es que, como apuntábamos hace solo dos semanas si EEUU quiere ganar la carrera estratégica a China tiene que concentrar fuerzas en nuevas regiones sensibles a esta y por tanto salir de lo que sus estrategas llaman Oriente Medio, una región imaginaria que iría desde el Indostán y Asia Central hasta Egipto.
De hecho la salida de Afganistán de EEUU no puede sino incomodar a China, que teme por un lado que unos talibanes reforzados por un triunfo sobre EEUU apoyen a grupos armados en XinJiang y sus provincias musulmanas y por otro que EEUU aumente la presión en zonas que le son económicamente sensibles.
...y se convierte en protagonista en Europa
Lo relativamente sorprendente es que la retirada afgana haya sido acompañada inmediatamente de un refuerzo en Europa en lo que parece a todas luces una dispersión de fuerzas en un mapa del conflicto demasiado extenso para ser económicamente sostenible a largo plazo. Pero solo son apariencias. En primer lugar EEUU piensa desde hace tiempo a Rusia y China como un todo en el terreno militar. Sus ejercicios y juegos de guerra se basan en la hipótesis de que ambos países conforman de facto un bloque militar.
Por otro, el juego de la tensión con Rusia permite a EEUU imponer su liderazgo y ejercer presión sobre los países de la UE y en particular sobre Alemania y Francia con el apoyo de los países de la frontera este. Desde la mirada de EEUU, acabar con el proyecto germano-ruso Nord Stream 2 doblando el brazo de Merkel y evitar que Francia y Alemania utilicen el Pacto Verde para ganarle ventajas comerciales es urgente y estratégico a la vez. Y la amenaza rusa le da una oportunidad de oro para lograrlo.
Además, reforzar sus contingentes en Alemania y enviar una pequeña armada al Mar Negro en respuesta a la movilización de tropas rusas en la frontera con Ucrania reanima y devuelve protagonismo a la OTAN debilitando las ansias franco-alemanas de ganar soberanía estratégica para la UE. Es decir, es mucho más importante para asegurar las propias líneas en el mapa del conflicto imperialista mundial que para mover la de los contrarios.
No parece un coste demasiado alto por disciplinar a los melifluos socios europeos. La contra-respuesta rusa en el Mar Negro ha sido vistosa pero no peligrosa, permitiendo a EEUU ocupar la primera línea y el protagonismo del conflicto. E incluso ofrecerle a Putin un encuentro cara a cara en país neutral que acabaría de rematar la idea de que las fronteras de la UE con Rusia pueden ser defendidas en solitario o al menos con liderazgo de los europeos.
Resumiendo, en el momento actual el aumento de la tensión entre EEUU y Rusia en Ucrania favorece a China -que puede tomar aire momentáneamente frente a la presión norteamericana-, a EEUU -que lo utiliza para marcar el terreno y disciplinar a sus aliados europeos- y a la propia Rusia, que necesita del conflicto para llegar al reconocimiento de la anexión de Crimea. Todos ganan con el redibujo del mapa del conflicto por Biden, todos... menos a la UE.
Pero no olvida sus objetivos principales
Mientras tanto Biden, envió hoy al exsenador Chris Dodd y los ex subsecretarios de Estado Richard Armitage y James Steinberg a Taiwán como una señal personal de su compromiso con la isla. China respondió movilizando la mayor flota aérea colocada hasta el momento en situación de combate por Pekín. Una parte del entorno de Biden pidió una respuesta más contundente. Son muchos ya en los países vecinos los que creen que una guerra por Taiwan entre las dos potencias sería inminente.
La tensión parece insostenible por momentos, pero no creemos que la expectativa bélica sea inminente. El mapa del conflicto que EEUU está construyendo con China no se limita a un par de puntos calientes. EEUU está trazando una serie de círculos de contención alrededor de China. Taiwan es una pieza importantísima del más estrecho de ellos, pero solo una pieza que nadie quiere hacer saltar demasiado pronto.
De hecho es mucho más probable que ambas potencias se midan antes en localizaciones estratégicas más alejadas de sus intereses directos. Una forma de mantener controlada una escalada antes de tiempo y contener daños potenciales.
Malvinas vuelve al mapa del conflicto imperialista global
La reafirmación militar de Gran Bretaña en Malvinas en su nuevo plan estratégico y la aparición de submarinos nucleares y buques de guerra de EEUU en aguas argentinas -sin contar con el gobierno de Buenos Aires- durante los últimos meses no son casualidad ni una mera respuesta desproporcionada a la llegada al Atlántico Sur de la flota pesquera china. El anuncio de maniobras británicas con despliegue y uso de misiles en el archipiélago austral -una verdadera provocación para Argentina- es significativo de la importancia que le están otorgando británicos y estadounidenses.
El riesgo de que acaben echando a Argentina a los brazos de China es grande. Ayer se supo que Argentina y China están en conversaciones desde enero para realizar maniobras militares conjuntas en la zona. Es un momento de quiebre: nunca hasta ahora China ha realizado maniobras ni juegos de guerra en América del Sur. De confirmarse significaría dos cosas de importancia histórica: en primer lugar que Pekín categoriza las aguas argentinas como un escenario de guerra potencial; y en segundo lugar que Argentina considera a China un aliado potencial en su aspiración a anexionarse las Malvinas. Es decir, cambiaría completamente el mapa del conflicto actual entre China y EEUU.
El paso de Magallanes, el mar de Hoces y Malvinas se están convirtiendo en un punto caliente del cerco militar de EEUU a China
De momento Buenos Aires ha recibido en estas semanas dos patrulleros oceánicos -dos corbetas en realidad- que ha incorporado inmediatamente mientras reorganizaba su vieja flota de submarinos, licitaba helicópteros para la armada y reforzaba la capacidad de fuego de los buques ya en servicio.
En principio para calmar aguas el jefe del Comando Sur de los EEUU visitó Buenos Aires. Su petición al gobierno Fernández no fue nada sutil: una base militar estadounidense en Tierra del Fuego... en respuesta a una posible base china en Ushuaia rumoreada durante las últimas semanas. La respuesta -en persona- de Alberto Fernández al enviado de Biden fue que _no habrá bases militares extranjeras en Argentina_... lo que en realidad no es cierto: hay una ya -telecomunicaciones- desde hace dos años en Neuquén que no hace ninguna gracia a EEUU.
Pero evidentemente se refieren a bases con capacidades logísticas, que es lo que les preocupa e importa para definir los límites de capacidad de proyección de armadas y ejércitos en el nuevo mapa del conflicto. No parece probable a corto plazo, entre otras cosas porque escalaría la tensión con Washington en un momento en el que Argentina prioriza las negociaciones con el FMI y propiciaría una ruptura total con Brasil, que desde hace un par de años considera como hipótesis de conflicto la posible apertura de una base china en Argentina.
Pero, una vez más, la situación es volatil y todo parece indicar que si EEUU y Gran Bretaña siguen aumentando la presión contra China en aguas que Argentina considera de su soberanía sin contar con la Casa Rosada, el asunto puede desestabilizar en la interna del poder argentino a Fernández... abriendo el paso a las posiciones, mucho más beligerantes, del ala kirchnerista del gobierno.
En cualquier caso, y no es menor, el paso de Magallanes, el mar de Hoces y Malvinas se están convirtiendo en un punto caliente del cerco militar de EEUU a China.