Biden y la liberación de patentes de las vacunas del Covid
La liberación de patentes de las vacunas del Covid se ha convertido en tema de debate global tras el anuncio anteayer de que EEUU impulsará una «renuncia a la protección de la patente» en la OMC. Aunque se haya vendido como una medida humanitaria guiada por la necesidad de poner un alto a la masacre en India y otros países, la realidad es muy diferente: es parte de una estrategia competitiva a la que se opone especialmente Alemania, decidida a utilizar el Covid para capitalizar su sector biotecnológico y convertirse en «farmacia del mundo».
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¿Qué tienen que ver la propiedad intelectual y la pandemia?
El impacto hasta ahora de las patentes de las vacunas sobre la pandemia no puede haber sido más negativo. La patentabilidad de la vacuna ha significado desarrollos más arriesgados y menos resilientes ante nuevas variantes, utilizar menos capacidad de producción que la disponible y hacer casi imposible la vacunación en las regiones de estados financieramente más débiles. En conjunto: centenares de miles de muertes evitables y el camino para que la enfermedad desarrolle variantes más agresivas.
Era el resultado predecible no ya solo de un marco legal, sino del marco general de un capitalismo hace tiempo anti-histórico cuyas necesidades solo pueden chocar con cada vez más virulencia contra las necesidades humanas universales más básicas. Todas las características del capitalismo contemporáneo concurren a agravar la pandemia y alargar su impacto a escala planetaria.
Los modos de producción decadentes tienen en común no pocas cosas. Es común que reaccionen a la lucha de clases y el desarrollo de las contradicciones internas haciendo crecer el estado; todos fuerzan un crecimiento agónico de sus propias fronteras productivas; todos exacerban las formas de propiedad que le son características en un intento de enroque final; todos sufren formas particulares de militarismo; y todos tienen una relación cada vez más predatoria tanto frente a las clases explotadas como frente a los territorios conquistados y sus recursos. Y, de una manera u otra, todas estas características comunes concurren a convertir brotes infecciosos en pandemias de escala sistémica.
¿En qué consiste la liberación de patentes propuesta por EEUU?
Anteayer miércoles, EEUU se presentó en la asamblea de la Organización Mundial del Comercio con la propuesta de realizar una renuncia temporal a la protección que las patentes aseguran a las empresas dueñas de la propiedad intelectual de las vacunas. Hasta ahora, EEUU, Alemania, Francia, Gran Bretaña y Japón habían bloqueado los intentos de India y Sudáfrica para que el organismo aceptara la fabricación de versiones genéricas de las vacunas.
La liberación de patentes forma parte de una estrategia abierta que la revista Nature definía usando las palabras de la dirigente de una ONG ligada al gobierno de EEUU:
Primero, debemos eliminar los obstáculos de las patentes, segundo, debemos transferir el conocimiento sobre cómo hacer [vacunas], y el tercer paso es una inversión masiva en capacidad de fabricación
Dicho en plata: EEUU ve en la liberación de las patentes, liberación que sería además temporal y limitada a ciertas regiones y países, la forma de generar oportunidades masivas de inversión en países de Africa, América del Sur y Asia.
¿Por qué se opone Alemania a la liberación de patentes y por qué la UE ofrece «diálogo»?
Uno de los grandes temas de la pre-camapaña electoral alemana es cómo convertir a Alemania en la farmacia del mundo. Merkel lleva hablando y batallando abiertamente por ello desde 2020, cuando vio la puerta abierta para la industria biotecnológica alemana con los primeros anuncios de BionTech y Curevac. Los aspirantes a sucederla, como el presidente bávaro Markus Söder, compiten por ofrecer ayudas públicas para la apertura de fábricas. Y los capitales vienen fluyendo con un caudal que solo puede competir con el Pacto Verde.
Nunca antes se había invertido tanto dinero en la industria biotecnológica alemana como el año pasado, principalmente debido a los dos desarrolladores de vacunas Biontech y Curevac. La industria biotecnológica recaudó más de tres mil millones de euros de inversores financieros a través de ampliaciones de capital durante el primer año de la crisis del Covid. Más de tres veces que en 2019 y más del doble que en 2018. Sin embargo, alrededor de la mitad de esta financiación se destinó el año pasado exclusivamente a Biontech y Curevac, que recaudaron alrededor de 1.500 millones de euros. De estos, 300 millones de euros provienen de las participaciones del gobierno federal en Curevac .
El momento en el que EEUU propone la liberación de patentes, coincide con la publicación de las primeras noticias sobre los resultados de Curevac. La vacuna de Curevac-Bayer dice ser efectiva contra variantes, resulta tener un bajo coste de producción y alta escalabilidad -se fabrica usando huevos de gallina- y además ni siquiera necesita una refrigeración especial. Es el producto ideal para los mismos países que aspiran a producir por sí mismos versiones genéricas.
Por eso Alemania se cerró en banda a cualquier propuesta de liberación de patentes. Si lleva Curevac a India, Sudamérica o Sudáfrica quiere que le sirva para amortizar las inversiones en fábricas en Europa o cuando menos para colocar sus propios capitales en fábricas o asociaciones basados en grandes contratos públicos en esos países.
Arrastró en un primer momento en su rechazo a la liberación de patentes a Bruselas y a Francia. La Comisión, que ha perdido mucha más credibilidad interna y externa con su desastrosa gestión de las vacunas que con sus malabarismos diplomáticos con Rusia y Turquía, se ha abierto al diálogo, sin variar su alineamiento con Berlín en los argumentos, adelantando seguramente una serie de condiciones limitantes a la propuesta estadounidense. Condiciones que no son más que la forma de regatear mercados entre EEUU y Alemania... mientras miles de personas siguen muriendo cada día.
Por contra, en Francia, el gobierno Macron se ha convertido en un súbito adalid de la liberación de patentes. En la prensa de algunos países se ha interpretado como un sometimiento a EEUU. En realidad, basta ver la estrategia de Roche durante la pandemia para entender por dónde van los tiros: Francia quiere inversiones estadounidenses en su sector biotecnológico -tanto humano como veterinario- para evitar el desplazamiento por una industria alemana que se sueña ya monopolio paneuropeo.
El debate sobre la liberación de patentes abierto por Biden no va de salvar vidas ni de asegurar incentivos, sino de quién capta y coloca capitales con rentabilidad
Ni que decir tiene que los argumentos de unos y otros son espurios. Los temores a que una liberación de patentes reduzcan los incentivos a la investigación no solo son falsos... sino que están refutados hasta por la literatura económica más ortodoxa, es decir, la consumida por las instituciones financieras.
No es que teman perder incentivos. De hecho, solo con las compras UE, las grandes farmacéuticas ya han amortizado varias veces el coste de I+D, es que temen perder las rentas monopolistas. Rentas de monopolio que hacen fluir cantidades ingentes de capital. El capital alemán no teme que nadie quiera desarrollar vacunas ante nuevas emergencias por miedo a una liberación de patentes. Teme que disminuya el flujo de capitales con el que pretende crear una nueva industria nacional rentable, ganar mercados exteriores y dirigir inversiones en terceros países.
¿Y la OMS? Según Tedros Adhanom, director general de la OMS, la decisión de EEUU es una muestra de liderazgo y tendrá un impacto monumental. Pero el impacto está por ver y dependerá de los términos a los que llegue la negociación. Nunca será desde luego equivalente a una liberación de patentes plena. El entusiasmo tiene más que ver con los intereses de la burocracia del propio organismo, que depende de recobrar financiación de EEUU, y con la de los intereses de sus principales financiadores y grupos internos, encabezados por China, India y Sudádrica... que esperan beneficiar a su propia industria y convertirse en los vendedores de vacunas genéricas en sus áreas de influencia.
Finalmente, tampoco tiene ninguna realidad el argumento de EEUU. No hace esto por salvar vidas ni por acabar con las variantes. Lo hace como forma de encontrar nuevas oportunidades para sus capitales y consolidar su hegemonía en la gran industria farmacéutica. De hecho, no van a proponer una liberación mundial de patentes, ni siquiera van a proponer que la liberación de patentes sea total y afecte a derivados y mejoras. Suavizarán el monopolio en algunos sitios, para algunos usos, durante algún tiempo... para ganar mercados y colocaciones de capital. Nada más. No hay nada humanitario, solo el viejo y asesino imperialismo de siempre sacando cuentas.