
En plena revolución de 1936; en México aún bajo la amenaza de los asesinos de Stalin; en España otra vez desafiando la represión franquista; Benjamín Péret no cejó un solo instante el combate a nuestro lado.
G. Munis. Prefacio a Pro segundo Manifiesto comunista
En 1927 se une al Partido Comunista Francés y pasa a trabajar en su órgano oficial «L'Humanité» pero chocará pronto con la consagración de la contrarrevolución y el «socialismo en un solo país». En 1929 marcha a Brasil con su primera pareja, la cantante Elsie Houston, discípula de Villa-Lobos y pionera de lo que andando el tiempo se convertira en la bossa nova. En los tres años que pasará en Brasil chocará con el establishment artístico alternativo y escribirá entre otros trabajos «El Quilombo de Palmarés», la historia de las comunidades de esclavos huidos en el siglo XVII y estudiará las religiones afro-americanas y la música popular brasileira. Unido a la Oposición de Izquierdas que apoya a Trotski, es expulsado de Brasil por «agitador comunista»..
Los cuatro grandes de la vanguardia artística francesa de entreguerras: Breton, Eluard, Tzará y Peret.
De nuevo en París es detenido al comenzar la guerra por intentar reconstituir la oposición desde posiciones internacionalistas («convertir la guerra imperialista en guerra civil»), pero en el colapso del estado francés por la invasión alemana, huye hacia el Sur con Varo, quedando atascados en Marsella en espera de poder huir de Francia. Al final conseguirán marchar en el mismo y herrumbroso barco que sus amigos Victor Serge y André Breton.
En México visita a Trotski y se reencuentra con Munis. Ambos junto con Natalia Sedova, la viuda de Trotski, denunciarán la traición del trotskismo al apoyar el reclutamiento en los países aliados y en la «resistencia antifascista» que rompía con la consigna internacionalista básica: convertir la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria. A diferencia de lo que defenderán secciones y grupos de la «IV Internacional» en Francia y EEUU, el avance de los ejércitos soviéticos no suponía ningún avance de «las conquistas de Octubre», sino de la misma contrarrevolución triunfante en Rusia y en España. La ruptura se hace evidente cuando escribe con Sedova y Munis la famosa carta abierta, pero su acto final vendría al año siguiente, cuando el II Congreso de la IV Internacional se niegue a condenar a las secciones que han participado en el reclutamiento «antifascista» y apruebe una resolución presentando la rivalidad imperialista entre EEUU y la URSS como la principal contradicción del capitalismo, sustituyendo el principio de la lucha de clases por el de la confrontación nacionalista. Mientras tienen curso las batallas políticas, Peret no olvida la traición chovinista de el mundo literario francés. Publica entonces una de sus obras más reimpresas -«el deshonor de los poetas». Remedios se une a una expedición científica en la selva venezolana y deja a Benjamin, que marchará a Francia con Munis para constituir allí el «Grupo Comunista Internacionalista» -luego «Fomento Obrero Revolucionario», FOR- y retomar la lucha en España. La posibilidad de viajar como extranjero por España será fundamental para crear una estructura clandestina que les permitirá participar en la famosa huelga de tranvías del 51 y mantener la actividad propagandística hasta la caída del grupo casi al completo, incluido Munis, en el 53. Es en ese año cuando publica su última novela surrealista, «Mueran los cabrones y los campos del honor».Durante cinco años, mientras Munis y los demás compañeros españoles sufren prisión en el Dueso, Peret mantendrá la actividad del grupo en Francia. Iniciará entonces el debate que acabará convirtiénose en «Los sindicatos contra la Revolución». Luego, cuando por fin Munis consiga escapar de España, co-escribirá con él el texto más importante de la Izquierda Comunista Española: «Pro Segundo Manifiesto Comunista», que no se publicará en su forma definitiva hasta seis años después de su muerte en 1959.