¿Adaptar el estatuto de los trabajadores a Glovo y Deliveroo?
Una de las «promesas» de Sánchez en la última investidura fallida era adaptar al «modelo de plataforma» el Estatuto de los Trabajadores... ahora que los juzgados dan la razón a los trabajadores que las demandaron por no reconocerlos como tales.
Sectores enteros de nuestra economía se reestructuran y se adaptan a modelos de plataformas digitales. Pese a ello, seguimos respondiendo con reglas de siglos pasados a problemas del siglo XXI. En ausencia de nuevas reglas, se abren paso nuevas formas de trabajo precario como son los riders.
Pedro Sánchez, Discurso de investidura, 22 de julio 2019
El destajo vía app
El Juzgado de lo Social de Madrid reconocía que los trabajadores de Deliveroo y Glovo no son autónomos sino asalariados. Es solo uno de los muchos procesos que se han abierto entre los trabajadores, Glovo y Deliveroo, las empresas mayoritarias entre las dedicadas al reparto a domicilio y la «ciclologística». Bajo el debate, cientos y cientos de trabajadoresa destajo y con salarios de miseria, seguridad social de autónomo y represión «automatizada» por la propia app: si flojeas en el número y rapidez con el que sirves pedidos... te da menos trabajo. En los procesos judiciales se ha puesto en evidencia cómo las empresas acusadas controlaban a los trabajadores, les imponían horarios de trabajo inhumanos debido a las numerosas entregas diarias e incluso les gestionaban las propinas que ganaban.
¿Un efecto indeseado?
El desarrollo social global no es posible bajo la égida del capital, el sistema capitalista es obsoleto, decadente; crecimiento y desarrollo, hasta entonces concomitantes, se desvinculan e incluso se oponen entre sí.
G. Munis. «Viejas naciones, nuevas luchas, viejas cantinelas», 1990
Lo más perverso del «modelo» es que precariza las condiciones de trabajo hasta la médula. Del «mensaka» de los 90 con contrato temporal, horario «flexible» y moto, hemos pasado al «rider» en bicicleta convertido en falso autónomo que cobra por pedido. Es decir, hemos pasado de la precarización a la pauperización directa.
Sánchez lo presentaba como si fuera un efecto indeseado de la falta de regulación ante un cambio tecnológico inapelable, al margen de toda discusión: las «plataformas digitales». ¿La verdad? Las «plataformas» que reparten trabajos no son ninguna innovación tecnológica, nada que no hubiera podido hacerse hace veinte años. La «novedad» es que para encontrar nichos de ganancia el capital «normalice» la vuelta -completamente innecesaria- a la tracción humana y el destajo. La «innovación» no consiste más que en diseñar un conjunto de reglas que llevan a que los propios trabajadores acepten pasar de la moto al pedaleo y de la temporalidad al destajo. No es un «efecto indeseado» ni el producto de la avaricia de unos empresarios concretos: es un fenómeno global producto de un capitalismo que solo puede crecer a costa de invertir el ciclo de desarrollo, desde Alemania a Colombia y Argentina. La prueba: Amazon, que ha desarrollado la tecnología para automatizar las entregas con robots y drones... prefiere, al final, apostar por la tracción humana y colocar su capital en Deliveroo que seguir adelante con la robotización. Es más rentable aumentar la explotación en términos absolutos. Capital manda.
¿Tribunales?
La Justicia y los Tribunales pueden dar un reconocimiento público pero no una solución del problema. Aunque los procesos judiciales reconozcan la situación irregular de los trabajadores, como se ha hecho con la sentencia mencionada sobre Glovo, la precariedad y los salarios a la baja van a seguir ahí. Además, las sentencias judiciales se han demostrados dispares sobre este asunto y descoordinadas, debido a que las denuncias a las empresas de reparto se han visto regionalizadas ante la propia estructura jurisdiccional, la cual conlleva alargar y crear contradicción en los procedimientos judiciales. De hecho, por el momento hay un mayor número de sentencias judiciales dándole la razón a las empresas denunciadas. La respuesta del sistema judicial conlleva al papeleo infinito, que finalmente lleva a postergar los procesos, y a las sentencias contradictorias que finalmente sentarán una jurisprudencia abstracta y abierta para que los patrones del sector puedan mantener sus beneficios a base de trabajo insultantemente precario, ya sea realizado mediando contratos o siguiendo con el sistema de falsos autónomos. Las últimas sentencias que señalan la culpabilidad de las empresas, principalmente Glovo, son un paso. Pero no debemos olvidar a quien favorece realmente la ley.
¿Regulación y «reforma» del Estatuto de Trabajadores?
De hecho ni Sánchez ni el capital para el que trabaja lo olvidan. Por eso nos proponen «regular» y «adaptar» el Estatuto del trabajador a tan terrible novedad. Una vez más, Sánchez sigue los pasos de Salvini alentado por las empresas que «quieren ser reguladas» y crear la figura del «autónomo dependiente». Saben muy bien que toda regulación que homogeneice la competencia beneficia a las empresas ya establecidas y reduce la posibilidad de competencia, aumentando su atractivo para capitales en busca de destino. Por eso Deliveroo pide ser «regulada» con un «marco jurídico».
El discurso socialdemócrata, siempre bien atento a favorecer nuevos monopolios en los que el capital pueda encontrar destino, nos dice que «la regulación es la solución» para los trabajadores. Trata en realidad de vender la extensión de peores condiciones de explotación como un ejercicio de solidaridad que beneficiaría a los propios trabajadores. Todos recordamos a Sánchez como adalid de la generalización del cronometraje que nos vendió como «registro de jornada» prometiéndonos que reduciría las horas impagas. ¡Sorpresa! Las aumenta. ¿Y Podemos? Pero si ¡los «ayuntamientos del cambio» han sido los primeros promotores de la «ciclo-logística»!.
¿Dónde está la salida?
Todo esto hubiera seguido creciendo en silencio si la lucha de los propios riders en todo el mundo no los hubiera evidenciado como parte de una clase trabajadora cuya existencia misma nos niegan todos los días. Las empresas son conscientes que todo lo que institucionalice «el modelo» les beneficia, por eso crean sindicatos a medida y hablan del «autónomo dependiente» con Sánchez...
...Y si Sánchez escucha, hasta el punto de incluir el tema en su discurso de investidura y darlo de ejemplo de la necesidad de reformar el Estatuto del Trabajador es porque la tendencia al cronometraje, el destajo y la ultraprecarización no se limita a los riders. Por eso a los riders les toca luchar y hacerlo con asambleas abiertas... porque los demás, si no queremos acabar como ellos, debemos unirnos a la lucha.