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8.000 millones

15/11/2022 | Crítica de la ideología
8.000 millones

¿Qué significa el «día de los 8.000 millones»?

Según la ONU alrededor del día de hoy la población mundial habrá superado, por primera vez, los 8.000 millones de personas.

¿Es una buena noticia?

Curva de población mundial desde el siglo XVII

Según la ONU se trata de «todo un hito en el desarrollo humano». Sostiene que el principal motor del crecimiento espectacular de la población humana ha sido «el incremento de la esperanza de vida, gracias a los avances en la salud pública, la nutrición, la higiene personal y la medicina».

Es cierto. Pero es una noticia en realidad de otra época. Algo así como si celebráramos el auge de la navegación a grandes distancias. Como vemos en la gráfica de arriba, desde su arranque en la segunda mitad del siglo XVIII, el ascenso del capitalismo acrecentó de forma nunca vista antes las fuerzas productivas. La principal de ellas, los trabajadores, se multiplicó en número iniciando un ascenso acelerado. En la llamada era del progreso el crecimiento capitalista producía verdadero desarrollo humano.

Pero a partir del cierre del mercado mundial y la entrada en la fase imperialista y decadente del capitalismo, esa relación entre crecimiento y desarrollo se vuelve cada vez más contradictoria. Al punto que nuestra cotidianidad en todo los ámbitos hoy es una antagonismo creciente entre una cosa y la otra. Y eso también se ve en la evolución demográfica... y sus resultados.

¿Se está acabando el boom poblacional capitalista?

Tasas de crecimiento de la población durante los últimos 70 años

Tasas de crecimiento de la población durante los últimos 70 años y previsión de ONU hasta 2100

No podemos hacer equivaler mecánicamente desarrollo humano y desarrollo poblacional, pero el hecho es que las cifras de crecimiento poblacional anual ha caído desde un máximo del 2,1% entre 1962 y 1965 a menos del 1% en 2020. Según ONU podría reducirse hasta el 0,5% en 2050 debido a una disminución continua en las tasas de fertilidad. El modelo demográfico de la organización proyecta una población total de 8.500 millones en 2030 y 9.700 millones en 2050 para finalmente llegar a un techo de 10.400 millones en algún momento de la década de 2080.

Lo significativo en realidad no es la mera reducción del crecimiento, sino que esta va acompañada de síntomas evidentes de que no se debe al incremento del desarrollo humano sino a su negación. Según la propia ONU, 2022 ha sido el año de mayor hambruna desde su fundación. Y según el jefe del Programa Mundial de Alimentos no es un hecho puntual que vaya a corregirse:

Hace un año te hubiera dicho Cuerno de África y Sahel. Pero el hambre es como un cáncer que se propaga por todo el cuerpo. América Central afectada, Oriente Medio, Afganistán, Pakistán , Sudán , Sudán del Sur . No hay un solo factor que lleve a esta catástrofe, hay muchos y se suman. [...] Mientras haya guerra, no podemos conquistar el hambre.

¿Entonces, estamos ante una «superpoblación»? ¿Sobramos humanos en el planeta y la población se está ajustando a los recursos a base de puro hambre?

Ecoaldea de Aardehuizen en Holanda

Ecoaldea de Aardehuizen en Holanda

No son pocos los medios que hoy hablan de «superpoblación». The Guardian lo dice abiertamente. Según la TV pública alemana, «el verdadero problema es el consumo excesivo». Para el Irish Times «ya sea comida o agua, baterías o gasolina, habrá menos para todos». Y podríamos seguir. Es el viejo discurso malthusiano modulado hoy por el decrecimientismo.

Pero se trata de un discurso mentiroso.

Como en Malthus, el argumentario del ecologismo comienza siempre con la perspectiva de una catástrofe inapelable producida por el crecimiento del consumo. Consumo que habría crecido desaforadamente supuestamente en respuesta a la insatisfacción permanente de las grandes mayorías sociales. Es una técnica de shock y culpabilización sectaria aplicada a la comunicación social.

En realidad, el consumo es la forma que en una sociedad mercantil toma la satisfacción de las necesidades de los trabajadores. Al atacar su consumismo el malthusianismo de hoy pone el foco en el mismo lugar que sus antecesores: la voracidad y el crecimiento de las clases trabajadoras es el principal enemigo del orden social.

Y si Malthus se proponía encauzar -liberalismo mediante- ese impulso al crecimiento hacia la proletarización en las condiciones más duras, los ecologistas neo-malthusianos nos proponen simplemente autocontención y restricción aún mayor del consumo para salvar a unos pocos en una utopía preindustrial a lo Morris... que habría que empezar a construir ya.

Lo que es característico en el ecologismo y en el malthusianismo original es la absurdez de sus premisas. Malthus, después de todo un párroco, se oponía tajantemente a la contracepción y para él la fecundidad de la especie no era, sino que debía ser, una constante sin cambios históricos.

Para el ecologismo también. El hecho es que lo que se conoce como transición demográfica, una bajada marcada de la fecundidad con el desarrollo económico de los territorios, no cuadra con ninguna de las premisas del ecologismo. La humanidad no se reproduce como conejos en temporada de celo. Gran parte del boom poblacional en los países semicoloniales es debido a una bajada de la mortalidad infantil gracias a una mejora médica básica que aún no está acoplada a una bajada de la natalidad... debido a que las familias aún viven en la pobreza y necesitan el máximo de manos posibles para trabajar (así como las restricciones al acceso a los anticonceptivos).

Los humanos no maximizamos la cantidad de hijos independientemente del estado de nuestra sociedad. El supuesto problema de la superpoblación es el problema de que una buena parte de la Humanidad se encuentra en la pobreza y escasez más mísera debido al capitalismo, no a unas supuestas tendencias naturales a llenar el planeta de niños.

Para Malthus esto era un resultado inevitable de su razonamiento, puesto que su modelo económico preveía que los salarios no iban a aumentar con la acumulación (error por el cual se acabó disculpando al final de su vida), por lo que según él, los trabajadores siempre sufrirían gran escasez e intentarían reproducirse lo máximo posible. Hoy en día la posición según la cual hay que restringir el consumo de los trabajadores -causa ella misma de todos los males- es simplemente indefendible.

En realidad el discurso del ecologismo se reduce en tres movimientos: amenaza de catástrofe (peak del petróleo, cambio climático, extinción, etc.), culpabilización de los trabajadores por hacer insostenible el uso de recursos por consumir demasiado y exaltación de la pauperización, que habría que abrazar cuanto antes y voluntariamente. Pocos argumentos podrían representar mejor lo que significa la decadencia de un modo de producción.

Culpabilización de los trabajadores y milenarismo en la entrada «Ecologismo» del Diccionario Marxista

Hoy sólo tendríamos que añadir a la cita anterior un elemento más. Ya no nos piden o exigen la autocontención, nos la imponen a través del Pacto Verde en nombre de la «unión sagrada climática» cuya sustancia real no es enfrentar el desastre climático creado por el propio capitalismo con un cambio a tecnologías limpias, sino organizar una gigantesca coreografía para transferir rentas del trabajo al capital.

Por eso nunca como ahora ha sido tan importante para los ideólogos del sistema culpabilizar el supuesto exceso de consumo de aquellos a los que el sistema niega cada vez más el acceso a los consumos básicos.

¿Sufre la Humanidad de un problema poblacional?

  • Ni el abandono de los combustibles fósiles hará que el capitalismo deje de ser cada vez más peligroso para la vida humana y la Naturaleza de la que forma parte -véase si no el desarrollo de las tendencias hacia la guerra- ni la causa de las hambrunas es una sobre-explotación de recursos naturales debida al supuesto «consumo excesivo»... de los explotados.
  • El propietario agrícola que abandona la producción o el industrial que cierra la fábrica, piensan que los salarios que los trabajadores exigen para subsistir «son excesivos» y que la expresión misma de sus necesidades básicas es «egoista». Pero nada, salvo el juego de reglas sociales que llamamos capitalismo, impediría producir para satisfacer directamente las necesidades de todos.
  • El problema al que se enfrenta la Humanidad no es ni tecnológico ni mucho menos, de superpoblación. Es el modo en que se organiza la producción social, el capitalismo, que se ha convertido en un freno para las capacidades que un día desarrolló y un lastre para nuestra especie y su entorno.
  • Hay recursos y energía renovable de sobra para establecer una sociedad abundante y conscientemente autorregulada en su metabolismo común con la Naturaleza con una población global por encima de 10.000 millones de habitantes.
  • Ese es el mundo que venimos explorando cuando nos preguntamos cómo será la sociedad que el movimiento de clase de los trabajadores esboza en su propia naturaleza y reivindicaciones en todo el mundo: si habrá grandes plantas químicas y gigantescas industrias pesadas; quién hará los trabajos que nadie quiere hacer, si existirán restaurantes o cómo serán la ciudad y la vivienda. En este blog nos hemos planteado incluso si desaparecerá la división sexual del trabajo, si existirán la familia y la crianza como las conocemos o si a diferencia de la fantasía decrecimientista, tendremos piñas, naranjas o café y si el Arte, la artesanía y las producciones tradicionales podrán florecer en una sociedad así.
  • A través de toda esa exploración lo que hemos descubierto es que una sociedad desmercantilizada, liberada de la explotación del trabajo y orientada a la satisfacción directa de las necesidades humanas universales desarrollaría de nuevo las capacidades productivas de la Humanidad exponencialmente, socializándolas y haciendo consciente su metabolismo común con la Naturaleza.
  • Hay sitio de sobra en el mundo para 8.000 o 10.000 millones de humanos sin que la satisfacción de sus necesidades «ponga en cuestión» la sostenibilidad del medio natural y su transformación. Lo que no hay es un futuro para todos bajo un capitalismo que sólo puede ofrecer ya una perspectiva de guerra permanente y hambrunas masivas.