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12 de octubre dos paquetes complementarios de imposturas y nacionalismo

12/10/2021 | Crítica de la ideología

Otra vez 12 de octubre. Y vuelta otra vez con las barbaridades y salidas de tono de la derecha española, el cinismo de López Obrador y los delirios moralizantes y «descolonizadores» de la izquierda universitaria identitarista. Cada uno con su propia agenda, por ruidoso que sea, su enfrentamiento es solo aparente. Todos nos venden en realidad el mismo producto caducado: nacionalismo terminal tan anti-histórico como el sistema que lo alimenta.

¿Sobre qué se discute realmente el 12 de octubre?

Todas las posiciones que se escuchan en el «debate» sobre el 12 de octubre parten de una serie de sobreentendidos comunes. El primero de ellos, dar por hecho que el debate mismo trata sobre un juicio moral: ¿Fue «bueno» o «malo» el descubrimiento y conquista de América?

Responder a preguntas absurdas es siempre estéril. Hay que preguntarse más bien por qué nos cuestionan en esos términos.

Pista significativa: en este juicio histórico sobre el 12 de octubre, todos hablan desde la nación, lo que es chocante porque no existía nación alguna, en ninguna parte del globo en 1492. El mismo concepto tardaría todavía tres siglos más en esbozarse.

En realidad, a poco que les escuchemos queda claro que, bajo la forma de un debate moral, discuten sobre el relato histórico más satisfactorio para articular el discurso nacionalista sobre los orígenes de la nacionalidad de acuerdo a los intereses de las clases y proyectos que representan.

La derecha española e hispanoamericana reivindica el 12 de octubre porque ve en la Conquista el origen de las actuales burguesías hispanoamericanas, o mejor dicho, las bases para el advenimiento de esas clases como directoras de la nación trescientos años después. Dicho de otro modo: se celebran a sí mismos y sus orígenes.

La izquierda, en cambio, denuncia el 12 de octubre como punto de partida de un «genocidio indígena» y pisa el acelerador moralizante como parte de una estrategia para cambiar los fundamentos del discurso nacional.

La idea de fondo que pretenden transmitir es que la causa de que los países iberoamericanos sigan siendo países semicoloniales no es que la decadencia del capitalismo como sistema global lo haga imposible, sino unas clases dirigentes corruptas nacidas en el molde de la Conquista. Nos dicen: denle la oportunidad a «los pueblos», o lo que es lo mismo, a la pequeña burguesía, y un desarrollo independiente del capital nacional se hará posible sobre la base de un capitalismo de estado reforzado. Inversiones, tecnología y acceso a mercados solventes aparecerán mágicamente por «voluntad popular».

No es ninguna novedad, es el origen del indigenismo como ideología política a partir de los años 10 del siglo XX.

Las primeras expresiones indigenistas sudamericanas no nacen de la experiencia de los movimientos campesinos andinos y menos aún en su seno. Muy por el contrario, son el resultado de una parte de la pequeña burguesía intelectual que está descubriendo en el capitalismo de estado la vía para la modernización y en la oligarquía latifundista el enemigo.

Un enemigo sobre el que desearían echar, en una revolución interclasista y «anti-imperialista», por un lado a la movilización campesina; y por otro a las clases urbanas vinculadas al mercado local y el estado. Por eso no será el PCP de Mariátegui, sino el fascismo semicolonial del MNR quien haga realidad la creación de un sujeto político indígena por primera vez en los prolegómenos de la Revolución Nacional boliviana.

Bolivia y el indigenismo, preguntas de los lectores, 15/11/2020

¿Debería el gobierno español «pedir disculpas»?

AMLO con retratos de Madero y Lázaro Cárdenas tras de sí.

Durante estos últimos años, el caballo de batalla de ambas posiciones ha sido la reivindicación a España por parte de López Obrador, presidente de México, de disculpas por la Conquista de México.

El gobierno español se ha intentado escabullir y ha dejado pasar la pelota, consciente de que en realidad lo que pide López Obrador es el apoyo del imperialismo español en una disputa retórica que no se da tanto frente al estado o el capital español como en el seno de la propia clase dirigente mexicana. El intento de mantenerse al margen del gobierno Sánchez, le ha costado al imperialismo español una aún mayor pérdida de influencia en México. Pérdida de influencia que ha sido inmediatamente aprovechada por sus rivales europeos.

Por si había dudas de que todo este «debate» no es más que una disputa en el seno de las clases dirigentes de un lado y otro del Atlántico en el que los paralelismos entre facciones priman sobre diferencias nacionales, en España las reacciones inmediatas vinieron, en términos que bien hubieran podido compartir los dirigentes del PAN, Piñera o Duque, de una derecha echada al monte del nacionalismo y el anticomunismo más burdo que ha pasado a reivindicar la Conquista poco menos que como modelo de acción humanitaria.

Por otro lado, en España han ido surgiendo en los ambientes de la pequeña burguesía universitaria y sus expresiones políticas discursos confluyentes con el nacionalismo de izquierda hispanoamericano. Lo más significativo en ellos es que intentan nadar en las aguas del indigenismo y al mismo tiempo salvar la ropa del nacionalismo español. Son los partidarios más genuinos de las «disculpas».

Lo que tienen en común con los llamados «revisionistas» que reivindican la Conquista como «gloria nacional» y denuncian la «leyenda negra», es que ambos «olvidan» un hecho fundamental: el 12 de Octubre de 1492 no existía ninguna nación... ni se la esperaba.

Por difícil que resulte de aceptar para los nacionalistas, el sujeto del 12 de octubre, de la Conquista y de la colonia no fueron unas naciones y estados nacionales que no existían. La Conquista no es otra cosa que la expansión feudal europea. La misma que poco antes y simultáneamente se afirmaba en el sur de la península ibérica, el Norte de África y la Macaronesia, el Brasil y Goa.

Si el nacionalismo español -de derechas o de izquierdas- se siente concernido y puesto en cuestión por los nacionalismos americanos es porque comparten dos falsificaciones históricas de base: la existencia de la nación antes del nacimiento del capitalismo y la idea de nación como sujeto histórico homogéneo y perdurable.

¿El 12 de octubre fue históricamente progresivo o reaccionario?

El 12 de octubre abrió la puerta a un periodo en el que se esboza el primer esqueleto del mercado mundial.

El 12 de octubre, como momento que abre la Conquista de América y Filipinas, causa terremotos económicos y reorganizaciones políticas desde Europa hasta China y sienta las bases del mercado mundial capitalista que vendrá después.

Solo por ésto su sentido histórico es necesariamente progresivo. Sin mercado mundial jamás hubiera podido aparecer una clase universal y con ella la perspectiva histórica de una comunidad humana universal. Esto no solo aplica a la Conquista americana, sino a la dominación británica de la India y a toda la llamada «expansión europea» hasta los dos primeros tercios del siglo XIX.

¿Que fueron acompañadas de genocidios y crímenes sin número ni nombre? Sí. Ninguna otra cosa se puede esperar de la expansión de un sistema basado en la explotación de una clase por otra. Pero eso no altera en absoluto su significado y sentido histórico.

¿El 12 de octubre es digno de celebración o de reprobación?

Nombre oficial de la fiesta del 12 de octubre en los distintos países de las Américas.

Por mucho que entendamos el carácter históricamente progresista del 12 de octubre de 1492, los trabajadores no pintamos nada en la celebración de glorias feudales, del origen de las clases dirigentes hispanoamericanas actuales o de los delirios históricos de la clase dirigente española.

Le llamen «día de la Hispanidad», de la «resistencia indígena», del «encuentro de dos mundos» o de la «diversidad», unos y otros pretenden invitarnos a vernos como parte de la nación o del pueblo. Es decir, nos invitan a representarnos orgullosos como parte del sistema que nos explota. Su objetivo es que nos identifiquemos con él.

Al final todo el poder de unas clases dominantes que ya acabaron su ciclo histórico, se construye sobre la debilidad de la clase trabajadora para imaginarse de forma independiente, como un sujeto político capaz de marchar por sí solo. La táctica nacionalista utiliza políticamente esa debilidad propia de toda clase explotada: la dificultad para imaginarse sin explotador.

AMLO y las reparaciones, 27/3/2019

No pintamos nada ni con con los defensores ni con los detractores del 12 de octubre porque ni el nacionalismo de unos ni el de otros puede ofrecernos otra cosa que nuestra propia explotación y sacrificio.

No tenemos ninguna fiesta nacional que celebrar porque simplemente no tenemos nación ni nacionalidad que defender.